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Mostrando entradas de mayo, 2011

Ilumina las tinieblas de mi existencia.

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31 de mayo Jesús está siempre contigo, también cuando a ti te parece que no lo sientes. Y siempre está tan cerca de ti, como cuando lo está en las luchas espirituales. Él está siempre ahí, cerca de ti, animándote a mantenerte con valentía en las batallas, está ahí para detener los golpes del enemigo de modo que no quedes ultrajada. Por caridad, te suplico por lo que para ti es más sagrado, que no le agravies sospechando, aunque levemente, que has sido abandonado por él aunque por un solo instante. Esa es precisamente una de las tentaciones más satánicas, y tú aléjala de ti, tan pronto como te des cuenta de ella. Consuélate, pues, querida mía, sabiendo que las alegrías de la eternidad serán tanto más profundas y más íntimas, cuanto más días de humillación y años infelices contemos en nuestra vida presente. No es este un modo de ver y de pensar mío; es la sagrada escritura la que nos da su infalible testimonio. He aquí lo que el salmista dice a propósito: «Devuélvenos en gozo los dí

Mi paz les dejo, Mi paz les doy.

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28 de mayo Tú sabes, mi querida hija, que el remedio que propongo con agrado es la tranquilidad de espíritu; y que prohíbo siempre la inquietud orgullosa. Debes esforzarte por conseguir para tu espíritu, agitado por obra del maligno, este reposo y esta tranquilidad, pensando en el descanso espiritual que nuestros corazones deben encontrar siempre en la voluntad de Dios, nos lleve ésta a donde nos lleve. Vive, hija mía, en este valle de miserias hasta que Dios lo quiera, con una total sumisión a su santa voluntad. Esta es la deuda que tenemos con la bondad de Dios, que nos ha hecho desear con gran anhelo vivir y morir en su amor. Esperemos, hijita mía, en este gran Salvador, que nos da la voluntad de vivir y morir en su predilección, hasta que nos dé la gracia de realizarlo. (28 de mayo de 1917, a Anita Rodote – Ep. III, p. 108)

La Luz brilla en las tinieblas

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27 de mayo Desde hace días sufro fortísimos dolores de cabeza, que me incapacitan para toda actividad. Los horrores de la guerra casi me revuelven el cerebro; mi alma se halla en una desolación extrema. Aunque me había ido preparando, no he logrado impedir el terror y la desolación, de los que está muy cautiva mi alma. Esta bendita guerra, sí, será para nuestra Italia, para la Iglesia de Dios, una purga saludable: se renovará en el corazón italiano la fe, que estaba como escondida en un apartado rincón y como adormecida y sofocada por los malos deseos; hará florecer en la Iglesia de Dios, en un terreno casi árido y seco, bellísimas flores; pero, ¡Dios mío!, antes de que esto suceda, qué dura prueba nos está reservada. Es necesario atravesar toda una noche de tinieblas, tan oscuras que nuestra patria nunca ha visto otras semejantes hasta el día hoy. Pero, si es verdad que para muchos esta prueba extrema será como la piedra que les haga tropezar, para la mayoría será una medicina saludab

Cristo Alimento que da la vida eterna.

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25 de mayo Lo que más me lastima, padre mío, es el pensamiento de Jesús sacramentado. El corazón, antes de unirse a él por la mañana en el sacramento, se siente como atraído por una fuerza superior. Tengo tal hambre y tal sed antes de recibirlo que poco falta para que me muera de inquietud. Y precisamente porque no puedo menos de unirme a él, a veces, con fiebre, me siento obligado a ir a alimentarme de su cuerpo y de su sangre. Y esta hambre y esta sed, en vez de quedar apagados después de haberlo recibido en el sacramento, aumentan cada vez más. Y cuando ya tengo en mí este sumo bien, entonces sí que la plenitud de la dulzura es de verdad tan grande que poco falta para no decirle a Jesús: basta, que casi ya no puedo más. Casi me olvido de que estoy en el mundo; la mente y el corazón no desean nada más; y, con frecuencia y por mucho tiempo, también de forma voluntaria, no puedo desear otras cosas. Pero, a veces, al amor de dulzura viene a unirse también el de estar oprimido de tal

Confía sólo en Dios alma mía

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24 de mayo En estos días el diablo me las hace de todos los colores y clases, me las va haciendo todo lo que puede y más. Este desgraciado redoblará sus esfuerzos para hacerme daño. Pero a nada tengo miedo, sólo a ofender a Dios. Me parece que ese infeliz la tiene tomada más con usted que conmigo, porque querría privarme de su orientación. De hecho, quién sabe la violencia que debo hacerme para comunicarle a usted mis cosas. Dolores fortísimos de cabeza, hasta el punto de casi no poder ver dónde pongo la pluma. Todos los espantosos fantasmas que el demonio me va poniendo en la mente, desaparecen cuando con confianza me abandono en los brazos de Jesús. Y si estoy con Jesús crucificado, es decir, si medito en sus dolores, sufro inmensamente, pero es un dolor que me hace mucho bien. Gozo de una paz y de una tranquilidad que no se puede explicar. (29 de marzo de 1911, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 216)

No hay gloria sin cruz

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23 de mayo No te asuste la cruz. La prueba más cierta de amor consiste en sufrir por el amado, y, si Dios por tanto amor tanto dolor sufrió, el dolor que se sufre por él resulta tan amable como el amor. En las aflicciones que el Señor te regala, sé paciente y confórmate al Corazón divino con alegría, sabiendo que todo es una broma continua del Amante. Las tribulaciones, las cruces, han sido siempre la herencia y la porción de las almas elegidas. Cuanto más quiere Jesús elevar un alma a la perfección, tanto más le aumenta la cruz de la tribulación. Alégrate, te digo, al verte tan privilegiada sin ningún merecimiento por tu parte. Cuanto más atribulada estés, tanto más debes alegrarte porque el alma en el fuego de las tribulaciones se convertirá en oro fino, digno de ser colocado para brillar en el palacio del cielo.  (14 de julio de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 126)

Deja que el Espíritu te inunde de la gracia de Dios

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21 de mayo Da, pues, curso libre a las lágrimas, porque ésta es una obra de Dios; y no te amargues por lo que puedan imaginar los presentes. Los sobresaltos que sufres en el corazón son también queridos por Dios, y él los quiere para que su misericordia te haga más grata a él; y quiere que te asemejes a su amado Hijo en las angustias del desierto, del huerto y de la cruz. […]. El único consejo que puedo darte es que te atengas de forma estricta a cuanto te he dicho en el Señor, y que no hagas otra cosa que lo que el Espíritu Santo desea hacer en ti. Abandónate a sus actuaciones y no temas; él es tan discreto, sabio y suave como para no hacer más que el bien. Los gozos internos, sobre todo si van acompañados del dulce y profundo sentimiento de humildad, no deben despertar sospecha alguna en ti, y hay que ensanchar el corazón y recibirlos. (15 de abril de 1918, a Jerónima Longo – Ep. III, p. 1021)

Dios te ha elegido

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20 de mayo Yo no tengo palabras ni sentimientos apropiados para agradecer la bondad del Señor que tan amorosamente te trata y te protege. Veo con claridad, mi buena hijita, que él te ha elegido para que estés muy cerca de él, si bien es cierto que no tienes ningún mérito para ello. Ahora bien, puedes estar segura de que él quiere poseer totalmente tu corazón, y de que lo desea traspasado de dolor y de amor como el suyo. La enfermedad, los sobresaltos del corazón, las caricias, los arrobamientos, las tentaciones, las arideces y las desolaciones son pruebas de su inefable caridad; y, cuando el maligno te quiere convencer de que eres víctima de sus asaltos o del abandono de Dios, no le creas, porque lo que te dice es mentira y quiere engañarte. No es verdad que tú peques; no es verdad que disgustas al Señor; y por eso no es verdad que el Señor no haya perdonado tus culpas y tus desvíos del pasado. La gracia divina está contigo y tú eres muy querida por el Señor. Como consecuencia, las

Tu Palabra me da vida

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19 de mayo Sobre los medios adecuados para conseguir la perfección del cristiano, el apóstol [Pablo] propone dos poderosísimos: el estudio continuo de Dios y el hacer todo para su gloria. En cuanto al primer medio, escribe en Colosenses: « La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados ». La doctrina de este apóstol es clara; no tiene necesidad de comentarios. Si el cristiano se llena de la ley de Dios, que le advierte y le enseña a despreciar el mundo y sus lisonjas, las riquezas, los honores y todo lo que impide amar a Dios, no será derrotado nunca, suceda lo que suceda; todo lo soportará con perseverancia y con una santa constancia; y perdonará fácilmente todas las ofensas, y por todo dará gracias a Dios. Además, el apóstol quiere que la ley de Dios, la doctrina de Jesús, esté en nosotros, habite abundantemente en nosotros. Ahora bien, todo esto no se puede tener si no es ley

Caridad, Vínculo de perfección

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18 de mayo L o que este santo apóstol [Pablo] considera más importante es la caridad, y, por eso, la recomienda vivamente, más que cualquier otra virtud, y quiere que esté presente en todas las acciones, pues es la única y sola virtud que constituye la perfección cristiana: « Y por encima de todo esto – dice él –, conservad, tened la caridad, que es el vínculo de la perfección ». Mira: él no se contenta con recomendarnos la paciencia, el soportarnos mutuamente, también éstas virtudes nobles; pero no, él quiere la caridad y con mucha razón, porque puede darse muy bien que uno soporte pacientemente los defectos de los otros, perdone incluso las ofensas recibidas; y todo puede ser sin mérito, cuando se ha hecho sin caridad, que es la reina de las virtudes y que las incluye a todas. Por tanto, hermana mía, tengamos en gran aprecio esta virtud, si queremos encontrar misericordia en el Padre del cielo. Amemos la caridad y pongámosla en práctica, es la virtud que nos constituye en hijos d