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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Amistad con Dios

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30 de noviembre Recuerda que la paz del espíritu puede mantenerse también en medio de las muchas tempestades de la vida presente; sabes muy bien que consiste fundamentalmente en la concordia con nuestro prójimo, deseándole todo bien; que consiste también en la amistad con Dios, mediante la gracia santificante; y la prueba de estar unidos a Dios es la certeza moral que tenemos de no tener pecado mortal que pese sobre nuestra alma. En fin, la paz consiste en haber conseguido la victoria sobre el mundo, sobre el demonio y sobre las propias pasiones. Entonces, dime, ¿no es acaso verdad que esta paz traída por Jesús puede conservarse bien, no sólo cuando nuestro espíritu está en la abundancia de los consuelos, sino también cuando el corazón está inmerso en la amargura a causa de los gruñidos y alaridos del enemigo?   (10 de octubre de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 185)

La tribulación obra la paciencia, la paciencia genera la prueba y la prueba hace brotar la esperanza

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28 de noviembre En los asaltos del enemigo, en la prueba de la vida, levantémonos y supliquemos al Señor que quite y aleje siempre de nosotros el reino del enemigo y que nos conceda la gracia de ser acogidos en su reino cuando le plazca, y que le plazca que sea muy pronto. No nos desviemos, mi Raffaelina, en las horas de la prueba; por la constancia al obrar el bien, por la paciencia al combatir la buena batalla, venceremos la desfachatez de todos nuestros enemigos, y, como dijo el maestro divino, con la paciencia salvaremos nuestras almas, ya que la « tribulación obra la paciencia, la paciencia genera la prueba y la prueba hace brotar la esperanza ». Sigamos a Jesús por el camino del dolor: mantengamos siempre fija nuestra mirada en la Jerusalén celestial y superaremos felizmente todas las dificultades que obstaculizan nuestro viaje para llegar a ella.   (14 de octubre de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 514)

Dios quiere desposarse con el alma en fe

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25 de noviembre Dios quiere desposarse con el alma en fe; y el alma que debe celebrar este celestial matrimonio debe caminar en fe pura, la única que es medio adecuado y único para esta unión de amor. El alma, digo, para elevarse a la divina contemplación, debe estar purificada de todas las imperfecciones, no sólo actuales, lo que se alcanza con la purificación de los sentidos, sino también de todas las imperfecciones habituales, como son ciertos afectos, ciertas actitudes imperfectas que la purificación de los sentidos no ha conseguido extirpar y que quedan en el alma como raíces, y que se consigue con la purificación del espíritu, con la que Dios, con una luz altísima, invade el alma, la traspasa íntimamente y la renueva del todo. Esta luz altísima, que Dios infunde en dichas almas, coloca el espíritu de éstas en una situación de sufrimiento y de desolación, capaz de llevarlas a sufrimientos extremos y a penas interiores de muerte. En esa situación, no son capaces de comp

Este buen ángel ruega por ti

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23 de noviembre Has de saber, Raffaelina, que este buen ángel ruega por ti: ofrece a Dios todas las buenas obras que realizas, tus deseos santos y puros. En las horas en que te parece estar sola y abandonada, no te lamentes por no tener un alma amiga, a la que puedas abrirte y confiarle tus dolores. Por caridad, no olvides a este compañero invisible, siempre presente para escucharte, siempre dispuesto para consolarte. ¡Oh, deliciosa intimidad!, ¡oh, dichosa compañía! ¡Oh, si todos los hombres sin excepción supieran comprender y apreciar este gran don de Dios, quien, en el exceso de su amor por el hombre, nos asignó este espíritu celestial! Recuerda a menudo su presencia: es necesario contemplarlo con el ojo del alma, darle gracias, suplicarle. Él es tan delicado, tan sensible; respétalo. Teme constantemente ofender la pureza de su mirada.   (20 de abril de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 403)

Carta Sacerdotal

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Carta Sacerdotal Al Padre Pablo Jaramillo, hermano menor capuchino, para el Día de su Ordenación Sacerdotal Sauceda de la Borda , Zac., 22 de nov. De 2008, y, para todos los días de su sacerdocio, con la gracia de Dios y humildemente. Te escribe un sacerdote veterano, querido Pablo, ahora, ante tu Día, y muy sencilla y amistosamente quiero verter, ingenuo, el alma mía. El sacerdocio es algo muy divino: no…, dije mal: el “muy” lo quitaría, divino simplemente, todo santo, un don de Dios, que nadie merecía. Es la minoridad del Siervo muerto, cuando, al morir en cruz, nos redimía: Sacerdote de sangre vas a ser, jamás olvides, Pablo, esta consigna. Mirémosle: Hermano en alto alzado Sacerdote llagado y sin insignias: ya más no puede dar, que todo dio…, mas cuando todo dio…, nos dio a María. Por eso, para ser buen sacerdote, la Madre del Calvario ten por guía; lo que el Hijo en su carne iba sufriendo, en el alma l

O perdonas a este pueblo o bórrame del libro de la vida.

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21 de noviembre ¿Cómo es posible ver a Dios que se entristece ante el mal y no entristecerse del mismo modo? ¿Ver a Dios que está a punto de descargar sus rayos y que, para pararlos, no hay otro remedio que el de alzar una mano y detener su brazo y dirigir la otra, agitándola, al propio hermano, por un doble motivo: que abandonen el mal, y que se alejen, y de prisa, del lugar donde están, porque la mano del juez está para descargar sobre ellos? Pero créame también que, en ese momento, mi interior no está en absoluto oprimido o alterado. No siento otra cosa que la de tener y querer lo que Dios quiere. Y en él me encuentro siempre en paz; al menos en mi interior siempre; por fuera con frecuencia un poco incómodo. Y ¿por los hermanos? ¡Ay! Cuántas veces, por no decir siempre, me toca decir a Dios juez con Moisés: o perdonas a este pueblo o bórrame del libro de la vida. ¡Qué triste es vivir de afectos! Hay que morir en cada instante de una muerte que no hace morir sino vivi

Bebe en la fuente del amor divino

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19 de noviembre E n la caridad de Cristo yo te ruego que procures calmar tus ansias, bebiendo en la fuente del amor divino, y debes calmarlas con la fe, con la confianza, con la humildad y sumisión a los deseos divinos. Dice la venerable sor Teresa del Niño Jesús: « Yo soy un alma pequeña; yo no quiero elegir ni vivir ni morir, sino que haga Jesús de mí lo que él quiera ». ¡He aquí, hija, el prototipo de un alma plenamente vacía de sí y llena de Dios! Esto es exactamente lo que también tú debes tratar de conseguir con esfuerzo y con la ayuda divina. No desconfíes ante esto, porque Jesús está en tu alma y, si te muestras dócil a sus actuaciones, es seguro que lo alcanzarás. Comprendo también que las ansias de un alma plenamente enamorada del amante divino con frecuencia le resultan irrefrenables a la pobrecita. Pero no te asustes por esto; da curso libre a este anhelo por Jesús y déjate guiar por su amor.   (21 de octubre de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 522)

Deseemos apagar la sed en esta fuente de agua viva

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18 de noviembre Dime: ¿es posible que Jesús se quede lejos, mientras tú lo llamas, le ruegas, lo buscas y, digámoslo también, lo posees? ¿Es posible que un alma que está con él en la cruz, es acaso posible, digo, que en esta alma no esté Dios, cuando él ha empeñado su infalible palabra prometiendo estar con esa alma en la tribulación: « Estoy a su lado en la desgracia »? ¿Cómo es posible que la fuente de agua viva, que brota del Corazón divino, esté alejada de un alma que corre hacia ella como ciervo sediento? Es verdad que esta alma puede incluso no creernos, porque se siente devorada por una sed inextinguible, insaciable. Pero ¿qué significa eso? ¿Es acaso una prueba de que el alma no posee a Dios? Todo lo contrario. Esto sucede porque todavía no ha llegado al final de su viaje, aún no está totalmente inmersa en la fuente eterna de su amor divino, lo que tendrá lugar en el reino de la gloria. Por lo tanto, deseemos apagar la sed en esta fuente de agua viva y vayamos siempre

Obedece las indicaciones de quien ante Dios ama tu alma igual que ama la suya y basta!

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17 de noviembre Sé que no te convencerás, que no lo verás claro, que no experimentarás el consuelo de esta gran verdad, mientras dure esta prueba; pero obedece las indicaciones de quien ante Dios ama tu alma igual que ama la suya y basta. « Querría - repito las palabras que Dios dijo un día a la santa virgen Gertrudis - querría que mis elegidos se convencieran de esta verdad: que me agradan mucho sus oraciones y sus buenas obras cuando me sirven a costa del propio sufrimiento. Servirme a costa del propio sufrimiento quiere decir que, no sintiendo alegría alguna de sabrosa satisfacción, siguen realizando fielmente sus oraciones y sus ejercicios piadosos del mejor modo, y confían en que yo aceptaré todo de buen grado por mi bondad ». Después el Señor añadió estas significativas palabras: « Has de saber, Gertrudis, que la mayor parte de las personas piadosas lo son de forma que, si yo les diera satisfacciones y consuelos espirituales, éstos no les serviría para su salvación y, lejo

Deja actuar libremente a este médico divino

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16 de noviembre Ten por cierto que tu situación actual no es impuesta por Dios como castigo, sino para purificación de tu espíritu, para prepararlo a comunicaciones más elevadas. Créeme cuando te digo que tu situación no es en absoluto deplorable, sino digna de envidia. Deja actuar libremente a este médico divino, y estate segura de que todo servirá para gloria de Dios y para tu santificación. Y en cuanto a los temores de ofender a Dios y de no saber cómo actuar para agradarle, te ruego y te suplico que moderes tus ansiedades. Cree las aseveraciones de la autoridad, que te dice de parte de Dios que, de cualquier modo que actúes, siempre que no descubras con plena claridad que tus actos son contrarios a la ley de Dios y a los mandatos de la autoridad legítima, Jesús está siempre contento de ti, con tal de que esos actos vayan orientados a la gloria de Dios. Con esta segura norma de conducta debes actuar sin discutir, debes seguir actuando sin escuchar las voces de tus temores.

Esto es lo que significa servir a Dios y amarlo por amor a él mismo.

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14 de noviembre Lo que debes hacer ahora que Jesús por su bondad quiere poner a prueba tu fidelidad, es mostrarte siempre solícita en la observancia de tus deberes y en no descuidar nada de lo que sueles practicar en tiempos de consuelo y de prosperidad, sin detenerte a pensar en el gusto sensible que no sientes, ya que esto es algo accidental, que con frecuencia además puede ser muy dañino para el alma. Servir a Dios sin probar en la parte sensible algo de consuelo es lo que constituye la devoción sustancial y verdadera. Esto es lo que significa servir a Dios y amarlo por amor a él mismo. Hasta que el alma no llegue a adquirir esta devoción sustancial, su situación es bastante peligrosa y es necesario proceder con gran discreción y clarividencia.   (14 de julio de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 126)

Sin Cruz no hay Redención y sin muerte no hay vida eterna

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12 de noviembre Para llegar a alcanzar nuestro fin último es necesario seguir al jefe divino, que no suele conducir al alma elegida por camino distinto al que él recorrió; por el de, lo digo, la abnegación y la cruz: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» . ¿Y no debes llamarte afortunada al verte así tratada por Jesús? Necio quien no sabe penetrar en el secreto de la cruz. Para llegar al puerto de la salvación, nos dice el Espíritu Santo, las almas de los elegidos deben pasar y purificarse en el fuego de las dolorosas humillaciones, como el oro y la plata en el crisol, y de esa forma se ahorran las expiaciones de la otra vida: «En el sufrimiento mantente firme, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el oro y la plata; y los hombres aceptos a Dios, en el camino de la humillación» . Jesús quiere hacernos santos a toda costa, pero más que nada quiere santificarte a ti. Él te lo está manifestan

viva Dios en lo más alto de los cielos

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11 de noviembre Es una crisis terrible la que atravieso, e ignoro lo que me está reservado. La crisis que atravieso es más espiritual que corporal, pero no es menos cierto que todo el físico siente y participa de manera extraordinaria de todos los sufrimientos de aquél, y que tanto uno como otro se unen para hacer que me marchite en el dolor. ¡Ay de mí!, ¿quién me salvará de esta cárcel tenebrosa?, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Pero, ¡viva Dios en lo más alto de los cielos! Él es mi fortaleza, él es la salvación de mi alma, él es mi porción de eternidad. En él espero, en él confío y no temeré mal alguno.   (14 de julio de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 462)

Contigo está Jesús, que no te abandona nunca

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10 de noviembre No digas que te encuentras sola subiendo al Calvario y que te encuentras sola luchando y llorando, porque contigo está Jesús, que no te abandona nunca. Tú querrías verlo, lo querrías sentir; pero, créeme, esto sería lo peor para ti, y sufrirías demasiado, si Jesús se te revelase. Por amor del cielo te ruego que calmes tus ansias, tus aprensiones al respecto. Vive tranquila y avanza siempre, y que no te detenga en esa carrera la aseveración que te hago en el dulce Señor de que estás cerca de la mitad del camino hacia la cima del calvario. Estás en la más oscura noche, es cierto; pero el pensamiento de una aurora luminosa y de un mediodía radiante te sostenga, te anime y te estimule a seguir siempre hacia adelante. El que hasta ahora te ha sostenido, no dudes, continuará sosteniéndote, cada vez con más paciencia y con mayor complacencia divina, en lo que resta del áspero y duro viaje.   (14 de julio de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 462)

Confía en Dios

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11 de noviembre Confía en Dios y espera en su bondad paternal, que la luz llegará. Eleva con gran fe tu mente a la patria celestial y a ella estén dirigidos todos nuestros afectos y todas nuestras aspiraciones. Admira a los que ya han alcanzando el cielo, que no llegaron allí por otro camino sino recorriendo el camino del dolor. Aquélla es nuestra verdadera patria. ¡¿Qué importa que se llegue a ella sólo por los escabrosos caminos de la tribulación y del sacrificio?! Lo que Dios quiere de ti es siempre justo y bueno. Sea eternamente bendito. Pongamos manos a la obra; en el cielo no tendremos otra tarea que la de cumplir la voluntad de Dios. Esforcémonos en bendecir al Señor en las humillaciones y en las ofensas de las que hemos sido hechos signo. Bendigámoslo en las tribulaciones de nuestro espíritu y en los desgarros del corazón, porque todo está ordenado por Dios con acertada previsión; y esto es lo que se va cumpliendo en ti de modo especial y por una particular predilec

Tú me has hecho subir a la cruz de tu Hijo

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7 de noviembre Dios mío, ¡qué ha sido mi vida ante ti en estos días en que las más densas tinieblas me han envuelto completamente! ¿Y cuál será mi futuro? Yo ignoro todo, absolutamente todo. Mientras tanto, no cesaré de alzar de noche mis manos desde este lugar santo, y te bendeciré siempre, mientras me quede un soplo de vida. Te ruego, mi buen Dios, que seas tú mi vida, mi barca y mi puerto. Tú me has hecho subir a la cruz de tu Hijo y yo me esfuerzo por adaptarme del mejor modo posible: estoy convencido de que no descenderé nunca y de que jamás llegaré a ver despejado el horizonte. Sé que te debo hablar entre truenos y tormentas, y que he de verte en la zarza, entre el fuego de las espinas; pero, para realizar todo esto, es claro que hay que descalzarse y renunciar del todo a la propia voluntad y a las satisfacciones personales. Estoy dispuesto a todo, pero ¿te dejarás ver algún día en el Tabor, en el ocaso santo? ¿Tendré fuerza para, sin cansarme nunca, ascender a l

¿quién me garantiza que he hecho todo lo que tenía que hacer?

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5 de noviembre ¡Qué angustioso resulta pensar que uno deba dar cuenta a Dios de los pecados que otros han cometido por culpa de una dirección espiritual no atenta y también del bien que han dejado de practicar por mi ignorancia y - Dios no lo quiera - por mi negligencia!... Es cierto que siempre me he encomendado a Dios en este importantísimo ministerio; pero ¿quién me garantiza que he hecho todo lo que tenía que hacer? Dios mío, ¡ésta, hija mía, es una espina que, aún estando siempre clavada allí, en el fondo del alma, siento que me punza de continuo! ¡Ah!, hija, ruega mucho por el desempeño fructuoso de mi ministerio y, si el buen Dios te lo permite, dime alguna palabra que me lo garantice.   (9 de abril de 1918, a María Gargani – Ep. III, p. 312)

Caminad con sencillez por las sendas del Señor

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4 de noviembre Procurad, hijas, sin ansiedad orgullosa, el modo mejor de llevar a cabo con perfección lo que tenéis y queréis hacer; pero, una vez realizado, no penséis más en ello, sino preocupaos únicamente de lo que debéis o queréis hacer y de lo que estáis haciendo. Caminad con sencillez por las sendas del Señor y no atormentéis vuestro espíritu. Es necesario, sí, que odiéis vuestros defectos, pero con un odio tranquilo y no ya con un odio molesto e inquieto. Hay que tener paciencia ante los defectos y sacar provecho de ellos mediante una santa resignación. Sin esta paciencia, mis buenas hijas, vuestras imperfecciones, en vez de disminuir, crecerán cada vez más, ya que no hay nada que alimente tanto nuestros defectos como la inquietud y la preocupación por alejarlos. Recordad, hijas, que soy enemigo de los deseos inútiles, no menos de lo que lo soy de los deseos peligrosos y malos; porque, si es cierto que lo que se desea es bueno, sin embargo ese deseo es siempre defectu

Orando por la Paz en la Piedad Michoacán, donde se encuentra una Fraternidad Capuchina

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Orando por la Paz en la Piedad Michoacán, donde se encuentra una Fraternidad de Hermanos Menores Capuchinos. Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad. Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría. Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar. Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna. (Autoría atribuída a San Francisco de Asís)

haced todas vuestras acciones con rectitud de intención

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3 de noviembre Oh, mis queridísimas hijas, ¡qué pesada es esta vida mortal para los hijos de Dios!; y, por el contrario, la vida del más allá, la que la misericordia del Señor tendrá a bien otorgarnos, oh Dios, ¡cómo es mucho más deseable! Aunque somos tan miserables, nunca hemos de dudar de que un día poseeremos esa vida; y, si no somos tan miserables, es porque Dios es misericordioso con los que han puesto en él su confianza. Cuando el santo cardenal Borromeo estaba para terminar su vida terrena, pidió que le llevaran el crucifijo, para que su partida de este mundo le fuera más dulce a la vista de la de nuestro Señor. El mejor remedio cuando os encontréis en cualquier clase de prueba, física o moral, corporal o espiritual, es, pues, pensar en quien es nuestra vida, y no pensar nunca en la primera vida sin añadir el pensamiento de la segunda. Dios mío, mis queridísimas hijas, no os preguntéis, os ruego, si lo que hacéis y lo que queréis hacer fue, es y será mucho o poco, si