Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2012
Imagen
  29 de octubre Todos los males corporales y espirituales se ponen de acuerdo para atormentarme. Me siento turbado en el espíritu. Quisiera, no digo orar, que sería demasiado, pero sí tener un solo pensamiento sobre Dios; pero, en esta situación, todo me resulta imposible. Me veo lleno de imperfecciones; todo el coraje que sentía antes, me abandona absolutamente. Me veo debilísimo para practicar la virtud, para resistir los asaltos de los enemigos. Ahora, más que nunca, me convenzo de que en absoluto soy bueno. Me asalta una profunda tristeza, y un pensamiento terrible pasa por mi mente: el de poder ser un iluso sin darme cuenta de ello. ¡Sólo Dios sabe qué tormento es éste para mí! ¿Quizás el Señor, pienso yo, podrá permitir, como castigo de mis infidelidades, que yo, sin saberlo, me engañe a mí mismo y a mis directores espirituales? ¡¿Y qué hacer para superar esta duda, cuando, por una luz que llevo en el alma, conozco perfectamente mis muchas caídas, en las que voy involunt

¡Amo tanto la soledad!

Imagen
25 de octubre Las más de las veces me produce gran sufrimiento tratar con los demás, excepto con aquellas personas a las que se habla de Dios y de la preciosidad del alma. Precisamente por esto amo tanto la soledad. Con mucha frecuencia me supone gran trabajo satisfacer las necesidades de la vida; es decir, comer, beber, dormir; y me someto a ellas, como si fuera un condenado, sólo porque Dios lo quiere. Me parece que el tiempo pasa velozmente y que no tengo tiempo suficiente para orar. Me siento muy atraído por las buenas lecturas; pero leo bastante poco, porque estoy imposibilitado por la enfermedad y también porque, abierto el libro, después de una breve lectura, me encuentro profundamente recogido, de forma que la lectura se convierte en oración. Desde que el Señor me va concediendo estas cosas, me siento muy cambiado, como para no reconocerme en lo que yo era antes. (1 de noviembre de 1913, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 420)

Domingo Mundial de las Misiones 2012

Imagen
MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI CON MOTIVO DE LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES   “Llamados a hacer resplandecer la Palabra de verdad” Carta apostólica Porta Fidei, no. 6   La celebración de la Jornada Misionera Mundial de este año adquiere un significado especial. La celebración del 50 aniversario del comienzo del Concilio Vaticano II, la apertura del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, contribuyen a reafirmar la voluntad de la Iglesia de comprometerse con más valor y celo en la misión ad gentes, para que el Evangelio llegue hasta los confines de la tierra. El Concilio Ecuménico Vaticano II, con la participación de tantos obispos de todos los rincones de la tierra, fue un signo brillante de la universalidad de la Iglesia, reuniendo por primera vez a tantos Padres Conciliares procedentes de Asia, África, Latinoamérica y Oceanía. Obispos misioneros y obispos autóctonos, pastores de comunidades dispersas

El fuego de Cristo no es destructivo

Imagen
El fuego de Cristo no es destructivo, es una pequeña llama silenciosa de bondad y de verdad que transforma Benedicto XVI a los cuarenta mil participantes en la procesión de antorchas de Roma ROMA, viernes 12 octubre 2012 ( ZENIT.org ).- A las 19, 30 de ayer por la tarde tuvo lugar una procesión de antorchas, organizada por la Acción Católica italiana, que partió del castillo Sant’Angelo hasta llegar a la plaza de San Pedro. Tras intervenciones, testimonios y momentos de oración, a las 21 horas, Benedicto XVI, desde la ventana de su estudio privado, bendijo a los participantes, unas cuarenta mil personas. El papa les dijo unas palabras que parafraseaban, cincuenta años después, las pronunciadas por el “papa bueno”, el pontífice que osó convocar un concilio a mediados del siglo XX. “Hace 50 años yo también estaba en esta plaza con la mirada vuelta a esta ventana donde se asomó el beato papa Juan XXIII y nos habló con palabras inolvidables, palabras llenas de poesía, de bonda

Cultiva tu mente, tu corazón y tu espíritu en la lectura espiritual

Imagen
12 de octubre Me horroriza, hermana mía, el daño que causa a las almas la privación de la lectura de los libros santos. Mira cómo se expresan los santos padres cuando exhortan al alma a semejante lectura. San Bernardo, en su escalera claustral, indica que son cuatro los peldaños o los medios por los que se sube a Dios y a la perfección; y dice que son la lectura y la meditación, la oración y la contemplación. Y para probar lo que dice recurre a las palabras del Maestro divino: «Buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» ; y, aplicándolas a los cuatro medios o grados de la perfección, dice que con la lectura de la sagrada escritura y de los otros libros santos y devotos se busca a Dios, con la meditación se le encuentra; con la oración se llama a su corazón y con la contemplación se entra en el teatro de las bellezas divinas, abierto a la mirada de nuestra mente por la lectura, la meditación y la oración. La lectura, sigue diciendo en otro lugar el santo, es como e

Dios sea siempre el protector de tu torre

Imagen
  11 de octubre A vosotras, mis queridísimas hijas, os digo: vuestra buena voluntad es vuestra viña; la cisterna son las santas inspiraciones de perfección que Dios hace llover desde el cielo; la torre es la santa castidad, que, como se dice de la torre de David, debe ser de marfil; la prensa es la obediencia, que aporta muchos méritos a las acciones que ella exprime; la cerca son vuestros compromisos y vuestras aspiraciones. Dios, pues, hijas, conserve esta viña que él ha plantado con su propia mano. Dios haga que sean cada vez más abundantes las aguas saludables de su gracia en su cisterna. Dios sea siempre el protector de su torre. Dios sea siempre el que hace dar vueltas a la prensa para exprimir el buen vino, y el que tiene cerrada y vigilada esta bella cerca con la que él ha rodeado esta viña. Él haga que en ella los ángeles sean los viñadores inmortales. 1 de mayo de 1918, a las hermanas Ventrella – Ep. III, p. 585)

Mi Amado es para mi y, yo para mi Amado

Imagen
9 de octubre Alegrémonos, pues llegará el día en que cantaremos a nuestro dulcísimo amante, descanso dulcísimo de todos los corazones enamorados de sus bellezas, himnos más alegres. Alegrémonos, te digo, pues llegará el día, y yo lo espero, en el que nuestro corazón ya no sufrirá por el remordimiento cruel de no amar suficientemente al dulce Señor. Y mientras tanto, preparémonos a ese gran día y, si queremos bien a Jesús, sacudamos de una vez por todas y alejemos de nosotros todo lo que sabe a mundo y reflexionemos bien que todos los sufrimientos de esta vida no tienen, al decir de san Pablo, proporción alguna con la gran gloria que nos espera. Pensemos que el Esposo divino, no contento con la recompensa generosísima que reserva a nuestro amor en la otra vida, nos quiere dar a gustar un adelanto de la misma también en ésta. Haga el Señor que comprendamos qué gran suerte es para el alma abandonarse en sus brazos, y estrechar un pacto con él en estos términos: « Mi amado

Eleva tu espíritu a una cima más alta

Imagen
10 de octubre ¿Por qué no sabéis amoldaros perfectamente a la voluntad divina? ¿Por qué pensáis que casi estáis sin pastor, sólo porque él está lejos en el cuerpo pero muy cerca en espíritu? ¡Ah!, mis queridísimas hijas, es ya tiempo de salir de esta infancia espiritual y de elevar el espíritu a una cima más alta y respirar allí aire más puro. En cuanto a mí, yo me encuentro aquí, donde no veo todavía más que un ligero movimiento del alma hacia la sólida y verdadera devoción y piedad cristiana, de modo que, si no estuviera aplastado por esta bendita espina que ni mis esfuerzos ni la voz y las aseveraciones de mi guía han logrado removerla, me encontraría en una paz envidiable. Pero me resigno de buena gana, sabiendo que no sufro inútilmente. Bendigo de corazón a Dios, que me ha permitido conocer almas verdaderamente buenas; y también a ellas les he anunciado que sus almas son la viña del Señor: la cisterna es la fe, la torre es la esperanza, la prensa es la santa c

Mantente firme en tus decisiones

Imagen
    5 de octubre Mantente firme en tus decisiones; permanece en la barca en la que te ha puesto nuestro Señor, que, aunque llegue la tempestad, no perecerás. Te parece que Jesús duerme, y es posible que sea así; pero ¿no sabes que, si él duerme, su corazón cuida oportunamente de ti? Déjale incluso que duerma; pues en el momento oportuno despertará para ofrecerte la calma. El queridísimo san Pedro, dice la Escritura, se asustó y temblando exclamó: « Señor, sálvame ». Y nuestro Señor, tomándolo de la mano, le dijo: « Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado? ». Mira, hija, a este santo apóstol: él camina a pie enjuto sobre las aguas; las olas y los vientos no sabrían sumergirlo; pero el miedo al viento y a las olas lo desanima, lo abate. El miedo es un mal peor que el mismo mal. Hijita de poca fe, ¿qué puedes temer tú? ¿No cuida él de ti? Tú caminas sobre el mar, encuentras vientos y olas, pero ¿el estar con Jesús no te es suficiente? ¿A qué puedes tener miedo? Pero si el miedo

El espíritu de san Francisco, que es del todo el espíritu de Jesucristo

Imagen
4 de octubre Mi queridísima hija: ¡Jesús sea siempre todo tuyo, te mire siempre con benevolencia, te asista siempre y en todo con su gracia vigilante, te sea siempre y en todo escudo, apoyo y guía, y te haga santa! Con estos deseos muy sinceros, que con frecuencia le presento a Jesús, doy respuesta a la carta que me enviaste por medio de la señorita Serritelli. Estoy contento al saber que rebosas siempre buena voluntad, y doy vivísimas gracias a Dios por ello. Procura hacer fructificar cada vez más los talentos recibidos de Dios. Trabaja incansablemente por la salvación de nuestros hermanos, y lleva al conocimiento de todos el espíritu de san Francisco, que es del todo el espíritu de Jesucristo. La sociedad necesita reformarse; y yo no conozco otro medio más eficaz que el que todos sean terciarios de san Francisco y vivan su espiritualidad. Con esta finalidad y condición, te aceptaré en el número de mis queridísimos hijos. Encomendánd

Los motivos del lobo

Imagen
Los motivos del lobo por Rubén Darío El varón que tiene corazón de lis, alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de Asís, está con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de robo, las fauces de furia, los ojos de mal: el lobo de Gubbio, el terrible lobo. Rabioso, ha asolado los alrededores; cruel, ha deshecho todos los rebaños; devoró corderos, devoró pastores, y son incontables sus muertes y daños. Fuertes cazadores armados de hierros fueron destrozados. Los duros colmillos dieron cuenta de los más bravos perros, como de cabritos o de corderillos. Francisco salió: al lobo buscó en su madriguera. Cerca de la cueva encontró a la fiera enorme, que al verle se lanzó feroz contra él. Francisco, con su dulce voz, alzando la mano, al lobo furioso dijo: -- ¡Paz, hermano lobo! El animal contempló al varón de tosco sayal, dejó su aire arisco, cerró las abiertas fauces agresivas, y dijo: -- ¡Está bien, hermano Francisco! -- ¡Cómo!

¡No temas por encontrarte en la barca en la que él duerme y te deja!

Imagen
2 de octubre Camina siempre, mi buena hija, al mismo paso, y no te inquietes si éste te parece lento; si tu intención es buena y decidida, no cabe más que caminar bien. No, mi queridísima hija, para el ejercicio de las virtudes no es necesario estar siempre, y de forma expresa, atenta a todas; esto sin duda enredaría y complicaría demasiado tus pensamientos y tus afectos. En resumen, puedes y debes estar tranquila, porque el Señor está contigo y es él el que obra en ti. ¡No temas por encontrarte en la barca en la que él duerme y te deja! Abandónate totalmente en los brazos de la divina bondad de nuestro Padre del cielo y no temas, porque tu temor sería tan ridículo como el que pueda sentir un niño en el regazo materno.  (18 de mayo de 1918, a María Gargani – Ep. III, p. 315)

El Otoño ha llegado: Cosecha los frutos del Espíritu

Imagen
1 de octubre Veo, queridísima hija, que todas las estaciones del año se dan en tu alma, ya que a veces sientes el invierno de la esterilidad, las distracciones, las desganas y los tedios; otras, el rocío del mes de mayo con el perfume de santas florecillas; otras, los colores del deseo de agradar a Dios. No te falta más que el otoño, en el que, como sabes, no brotan muchos frutos; pero sucede con frecuencia que, al trillar las mieses y prensar las uvas, uno se encuentra con cosechas más abundantes de lo que prometían la siega y la vendimia. Tú, hija, querrías que todo se hallara en primavera o en verano; pero no, hija; es necesario que se den estas vicisitudes en el interior y en el exterior. Sólo en el cielo todo será primavera en cuanto belleza, todo otoño en cuanto gozo, todo verano en cuanto amor. No existirá invierno alguno; pero el invierno es necesario para ejercitarnos en la abnegación y en las mil pequeñas y bellas virtudes, que se practi