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Mostrando entradas de marzo, 2012

Queridísimo padre...

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31 de marzo Mi queridísimo padre, recordando las muchas atenciones que me ofrece, creo que es para mí un sagrado deber, ahora que se aproxima la santa Pascua, no dejarla pasar sin deseársela llena de todas aquellas gracias que le pueden hacer feliz aquí en la tierra y bienaventurado en el cielo. Éste, padre mío, es el augurio que sé hacerle; y creo que le será muy grato. Además, en esa solemnidad no dejaré, en mi indignidad, de rogar a Jesús resucitado por su hermosa alma, si bien es cierto que no me olvido ningún día de orar por usted. En estos días santos, más que de costumbre, soy duramente atormentado por ese barbablú . Le pido, pues, que ruegue vivamente al Señor para que no quede prisionero de este común enemigo. Pero Dios está conmigo y los consuelos, que me hace gustar de forma constante, son tan dulces que no podría describirlos. (31 de marzo de 1912, al P.Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 269)

Deseo Sincero!

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30 de marzo Hijo mío, convéncete de esto: Dios puede rechazar todo en una criatura concebida en pecado y que lleva en sí la impronta indeleble heredada de Adán; pero no puede rechazar de ningún modo el deseo sincero de amarle. Por tanto, si por otros motivos no puedes estar seguro de su celestial predilección, y si la acogida que prestas a quien te habla en nombre del mismo Dios no te alivia y conforta, lo debes creer al menos por este deseo sincero que tú tienes de amarle. Te ruego, pues, en nombre de Dios, que no te dejes vencer por ese temor que me manifiestas en tus cartas; es decir, el temor de no amar y no temer a Dios; porque me parece que el enemigo te quiere llevar a engaño. Sé, hijo mío, que nadie puede amar dignamente a su Dios. Pero cuando un alma pone todo lo que está de su parte, y lo hace todo con recta intención, y confía en la divina misericordia, ¿por qué la va a rechazar Jesús? ¿Acaso no es él el que nos ha mandado que amemos a Dios con nuestras fuerzas? P

Deseo Ardiente!

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29 de marzo Tú me pides un juicio sobre tu amor a Dios. Pero, queridísimo hijo, ¿cómo es posible que no sientas tú mismo este amor en tu espíritu? ¿Qué otra cosa es ese deseo ardiente que tú mismo me manifiestas en tu carta? ¿Quién ha puesto en el corazón ese deseo ardiente de amar al Señor? ¿Acaso los deseos santos no vienen de él? Si en un alma no hubiera más que el deseo ardiente de amar a su Dios, ahí ya está todo; ahí está el mismo Dios; porque Dios sólo no está donde no hay deseo de su amor. Por tanto, queda muy tranquilo en relación a la existencia del amor divino en tu corazón. Y si este anhelo tuyo no queda satisfecho, si te parece que deseas cada vez más, sin llegar a poseer el amor perfecto, no veas en ello una prueba de que te falta el amor de Dios; manifiesta más bien que tú no debes decir nunca ¡ya basta!; quiere decir que tú no puedes y no debes detenerte en el camino del amor divino y de la santa perfección. Tú sabes bien que el amor perfecto se alcanzará cua

Tengo Sed

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Paz y Bien Queridos lectores estamos en la recta final de la cuaresma, ya no tendremos otra semana para profundizar en ella, ya no tendremos otro domingo para reflexionar en los misterios de nuestra redención desde la perspectiva cuaresmal. Espero que hayamos pasado un tiempo con Jesús camino de Jerusalén y que hayamos sido capaces de encontrarnos en este camino con Él y con los hermanos y demás seguidores de Jesús. Hoy   reflexionemos sobre la frase que nuestro Señor dirige estando pendiente de la cruz. El evangelio nos narra siete palabras de Jesús estando en la cruz y la que ocupa el quinto lugar es la siguiente: "Tengo sed" (Jn 19, 28) Trae a tu memoria la imagen de Jesús crucificado, pendiente de la cruz y con el alma y el cuerpo deshidratados. Fija tu mente en la escena cruel en la cual Él con sus labios purísimos está saboreando la amargura y acidez del vinagre que para su sed le ofrecen sus verdugos. Éste es quizá uno de los gritos más espeluznantes de Cristo en l

Dos Lagrimas

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28 de marzo El viernes por la mañana, estaba todavía acostado cuando se me apareció Jesús. Estaba muy triste y desfigurado. Me mostró una gran multitud de sacerdotes, religiosos y seculares, entre los que había varios dignatarios eclesiásticos; unos estaban celebrando, otros revistiéndose y otros quitándose los ornamentos sagrados. Ver a Jesús angustiado me producía mucha pena; y, por eso, quise preguntarle por qué sufría tanto. No tuve respuesta. Pero su mirada se dirigió hacia aquellos sacerdotes; y poco después, casi aterrado y como si estuviera cansado de mirar, retiró su mirada y, cuando la levantó hacia mí, observé horrorizado dos lágrimas que le surcaban las mejillas. Se alejó de aquella turba de sacerdotes con una evidente expresión de disgusto en su rostro, gritando: «¡Matarifes!». Y dirigiéndose a mí, dijo: «Hijo mío, no creas que mi agonía fue de tres horas, no; yo estaré en agonía hasta el fin del mundo por culpa de las almas más beneficiadas por mí. Durante el t

Éxtasis

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27 de marzo Siento que los éxtasis han aumentado en intensidad y suelen venir con tal ímpetu que todos los esfuerzos por evitarlos no sirven de nada. El Señor ha llevado al alma a un desapego mayor de las cosas de este bajo mundo; y siento que la va fortaleciendo cada vez más en la santa libertad de espíritu. Me parece que, en el fondo de esta alma, Dios ha derramado muchas gracias que se orientan a la compasión de las miserias de los demás, especialmente de los pobres necesitados. La grandísima compasión que siente mi alma a la vista de un pobre, le provoca en su mismo centro un vehementísimo deseo de socorrerlo; y, si atendiera a mi voluntad, me llevaría a despojarme hasta de mis ropas interiores para vestirlo a él. Además, si sé que una persona está afligida, lo mismo en el alma que en el cuerpo, ¿qué no haría yo ante el Señor para verla libre de sus males? Con tal de verla libre, yo cargaría con gusto con todas sus aflicciones, cediendo en su favor el fruto de tales s

El alma!

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26 de marzo El alma a la que el Señor pone en tal estado, enriquecida con tantos conocimientos, debería ser más locuaz; y sin embargo no es así, ella queda casi muda. No sabría si éste es un fenómeno que se da sólo en mí. Con palabras demasiado genéricas, y casi siempre sin sentido, consigue el alma manifestar una partecita de aquello que en ella va realizando su esposo. Créalo también, padre mío, que todo esto no es tormento pequeño para el alma. Aquí le acontece al alma lo que le sucedería a un pobre pastorcito si fuera introducido en una estancia real, donde hay colocados un sin fin de objetos preciosos, que él nunca ha visto. El pastorcito, al salir de la estancia real, con seguridad que tendría en su mente todos aquellos objetos tan variados, preciosos y bellos; pero, con seguridad también, que no sabría ni concretar el número ni llamarlos por su propio nombre. Él desearía comunicar a los demás todo lo que ha visto; se serviría de todas sus posibilidades intelectuales y

Llama de amor vivo

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25 de marzo Tan pronto como me pongo a orar, enseguida siento el corazón como invadido por una llama de amor vivo; esta llama no tiene comparación con ninguna otra llama de este bajo mundo. Es una llama delicada y tan dulce que consume y no causa sufrimiento alguno. Es tan dulce y tan deliciosa que el espíritu siente tal complacencia y queda satisfecho, pero del tal modo que no deja de desearla; y, ¡oh Dios!, es algo tan maravilloso para mí que quizás no llegue nunca a comprenderlo, como no sea en el cielo. Este deseo, lejos de privar al alma de esta plenitud, la va reforzando cada vez más. El gozo que siente el alma allí, en su centro, lejos de disminuir como consecuencia del deseo, va creciendo más y más; dígase lo mismo del deseo de disfrutar permanentemente de esta vivísima llama, porque tal deseo no queda anulado por el gozo, sino que permanece muchísimo más vivo como consecuencia del mismo deseo. De esto deducirá que son cada vez más raras las ocasiones en las que m

Bautismo: Prenda de vida eterna

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23 de marzo Nosotros tenemos una doble vida: una, natural, que la obtenemos de Adán por generación carnal, y, como consecuencia, es una vida terrena, corruptible, amante de nosotros y llena de bajas pasiones; la otra, sobrenatural, que la obtenemos de Jesús a través del bautismo y, por lo mismo, es una vida espiritual, celestial, obradora de virtud. Por el bautismo se da en nosotros una verdadera transformación: morimos al pecado y nos injertamos en Cristo Jesús de tal manera que vivimos de su misma vida. Por el bautismo recibimos la gracia santificante que nos da vida, toda celestial; nos convertimos en hijos de Dios, hermanos de Jesús y herederos del cielo. Ahora bien, si por el bautismo el cristiano muere a su primera vida y resucita a la segunda, es deber de todo cristiano buscar las cosas del cielo, sin preocuparse para nada de las cosas de esta tierra. Esto mismo lo insinúa el apóstol san Pablo a los Colosenses: « Así pues – dice este gran santo –, ya que habéis resuc

Bautizados con Cristo

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22 de marzo ¿Cuál debe ser la divisa del cristiano? Dejemos que lo diga el apóstol de las gentes: « ¿Ignoráis acaso – dice el santo apóstol, escribiendo a los Romanos – que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? »; y ¿no recuerdas tú que todos nosotros, que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Por lo tanto, al decir de san Pablo, el bautismo, mediante el cual llegamos a ser hijos de Dios y herederos de su reino, es modelo, participación y copia de la muerte de Cristo. El bautismo es modelo de la muerte de Jesucristo, porque, así como Jesús por medio de la cruz ha padecido, del mismo modo a nosotros con el signo de la cruz se nos confiere el bautismo; así como Jesús fue sepultado en la tierra, de la misma forma nosotros somos sumergidos en las aguas del santo bautismo. El bautismo es también participación en la muerte de Jesús, porque el bautismo aplica los misterios que representa y, por tant

El amor que no es alimentado por la cruz, no es verdadero amor

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21 de marzo Sé muy bien que la cruz es la prueba del amor; que la cruz es garantía de perdón; y que el amor que no es alimentado y nutrido por la cruz, no es verdadero amor, se queda en fuego de artificio. Con todo, a pesar de tener este conocimiento, este falso discípulo del Nazareno siente en su corazón que la cruz le es enormemente pesada y que muchas veces (no se escandalice y no se enfade, padre, ante lo que le voy a decir) va en busca de un piadoso cireneo que le alivie y le conforte. ¿Qué mérito puede tener mi amor ante Dios? Temo mucho por esto, por si mi amor por Dios es amor verdadero. Y ésta es también una de las espadas que, junto a las muchas otras, me oprime en ciertos momentos y hace que me sienta aplastado. Y sin embargo, padre mío, tengo el grandísimo deseo de sufrir por amor a Jesús. ¿Y cómo explicar que después, ante la prueba, contra mi voluntad, se busque algún alivio? Cuánta fuerza y violencia debo hacerme en estas pruebas para hacer callar a la natu

El hombre obediente cantará victoria

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20 de marzo Vive tranquila y no te inquietes por nada. Jesús está contigo, y te ama; y tú correspondes a sus inspiraciones y a su gracia, que obra en ti. Sigue obedeciendo a pesar de las resistencias internas y sin el alivio que se da en la obediencia y en la vida espiritual; porque está escrito que quien obedece no debe dar cuenta de sus acciones, y sólo debe esperar el premio de Dios y no el castigo. « El hombre obediente – dice el Espíritu – cantará victoria ». Recuerda siempre la obediencia de Jesús en el huerto y en la Cruz; fue con inmensa resistencia y sin consuelo; pero obedeció hasta lamentarse con los apóstoles y con su Padre; y su obediencia fue excelente y tanto más bella cuanto más amarga. Nunca, pues, fue tu alma tan grata a Dios como ahora que obedeces y sirves a Dios en la aridez y oscuridad. ¿Me he explicado? Vive tranquila y alegre, y no quieras dudar por ningún motivo de las aseveraciones de quien hoy dirige tu alma. Del modo de actuar en ti la gracia

Pasó la melancolía

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19 de marzo El demonio, querido padre, continúa haciéndome la guerra; y, por desgracia, no parece que se quiera dar por vencido. En los primeros días en que fui probado, confieso mi debilidad; casi estaba desanimado; pero después, poco a poco, pasó la melancolía y comencé a sentirme un poco más animado. Después, al orar a los pies de Jesús, me parece que ya no siento ni el peso de la fatiga que me causo al vencerme cuando soy tentado, ni la amargura de las tentaciones. Las tentaciones que se refieren a mi vida en el siglo son las que más me llegan al corazón, me ofuscan la mente, me producen un sudor frío y - estoy por decirlo - me hacen temblar de pies a cabeza. En esos momentos los ojos no me sirven más que para llorar; y, para consolarme y animarme, debo pensar en lo que usted me va indicando en sus cartas. También al subir al altar, ¡Dios mío!, sufro los mismos asaltos del demonio; pero tengo conmigo a Jesús y ¿qué podré temer?   (19 de marzo de 1911, al P. Benedic

Sumisión total...

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17 de marzo Pide con confianza ilimitada a Jesús, con la esposa del Cantar de los Cantares, que te arrastre detrás de él y que te haga sentir la fragancia de los perfumes de sus ungüentos, para que puedas correr totalmente detrás de él, con todas las fuerzas del alma y las facultades del cuerpo, por dondequiera que él vaya. Te exhorto de nuevo a que tengas por seguro lo que hasta ahora te he declarado, que es esto: la tabla que debe conducirte al puerto de la salvación, el arma divina para llegar a cantar victoria, es la sumisión total y ciega de nuestro juicio al dictamen de quien está encargado de guiarnos entre las sombras, las perplejidades y las batallas de la vida. La misma sagrada escritura nos lo confirma con su infalible autoridad: « El hombre obediente cantará victoria ». Si Jesús se manifiesta, dale gracias; y si se te oculta, también dale gracias: todo es una broma del amor. Yo deseo que, al llegarte el momento de expirar con Jesús en la cruz, puedas con Jesús

Ecce Home

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Paz y Bien << Ecce Home>> <<He ahí al Hombre>> (Jn 19, 5) Después de nuestro encuentro la semana pasada hoy te invito mi muy querido lector y me invito a mí también, el mayo r de los pecadores a contemplar   a “El Hombre”. Sí, contemplar a Jesús después de que le hemos visto   en el Huerto de los Olivos, ahora le vemos vestido de púrpura andrajosa y espesa de sangre, sí de su sangre purísima. Le contemplo con la caña en la mano y coronado de espinas, con esas puntas atroces que le penetran sus sienes divinas. Le contemplo y traigo a mi mente el lugar donde acontece todo esto. Le veo mostrado desde un lugar alto por Pilato al pueblo judío para que se apiade de Él; y,   el pueblo no se apiada. ¡El pueblo le condena! ¡El pueblo le grita! ¿El pueblo le señala! El pueblo con voz infernal grita: “¡Crucifícale!” “¡Crucifícale!” “¡Crucifícale!” y como cordero llevado al matadero lo, lo mandan a padecer por el amor que me tiene. “Ecce Homo” Pilato en

En cada sufrimiento...

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16 de marzo ¡Qué sublime y suave es la dulce invitación del divino Maestro: « Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame »! Era esta invitación la que hacía decir a santa Teresa aquella oración al Esposo divino: « Sufrir o morir ». Era también esta invitación la que hacía exclamar a santa María Magdalena de Pazzi: « Sufrir siempre y no morir ». Era también a causa de esta invitación el que nuestro seráfico padre san Francisco, arrebatado en éxtasis, exclamara: « Es tanto el bien que yo espero – que en cada sufrimiento me deleito ». Lejos de nosotros lamentarnos de las aflicciones y enfermedades que Jesús quiera mandarnos. Sigamos al divino Maestro por la senda del Calvario cargados con nuestra cruz; y, cuando   y él quiera colocarnos en la cruz, es decir, tenernos en cama enfermos, démosle gracias y tengámonos por afortunados por el gran honor que se nos hace, sabiendo que estar en la cruz con Jesús es un acto muchísimo más perfecto que e

Amar y agradar a Dios

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15 de marzo Recordemos que la suerte de las almas elegidas es el sufrir; el sufrimiento soportado cristianamente es la condición que Dios, autor de todas las gracias y de todos los dones que llevan a la salvación, ha puesto para darnos la gloria. Alcemos, pues, los corazones, llenos de confianza en sólo Dios; humillémonos bajo su mano poderosa; aceptemos de buen grado las tribulaciones a las que la piedad del Padre celestial nos somete, para que nos ensalce en el tiempo de la visita. Que toda nuestra preocupación sea sólo ésta: « Amar y agradar a Dios », sin preocuparnos para nada de todo lo demás, sabiendo que Dios cuidará siempre de nosotros, más de lo que se pueda decir o imaginar.   (26 de noviembre de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 245)

Confianza y amor...

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14 de marzo Confianza y amor, hijita mía, confianza y amor en la bondad de nuestro Dios. Tú sufres, pero anímate, que tu sufrimiento es con Jesús y por Jesús; y no es un castigo sino una prueba para tu salvación. Convéncete, pues; yo te lo aseguro de parte del Señor: en tus dolores está Jesús, y además en el centro de tu corazón; tú no estás separada ni lejos del amor de este Dios tan bueno. Experimentas en ti la delicia del pensamiento de Dios; pero sufres aún al estar lejos de poseerlo plenamente y al verlo ofendido por las criaturas desagradecidas. Pero no puede ser de otro modo, hijita mía; quien ama, sufre; es la norma constante para el alma que peregrina en esta tierra; el amor no plenamente satisfecho es un tormento, pero tormento dulcísimo. Tú lo experimentas. Continúa sin temor, hijita mía, envolviéndote en este misterio de amor y de dolor al mismo tiempo, hasta que le plazca a Jesús. Este estado es siempre temporal; vendrá la divina consolación, completa, irre

Dejate guiar...

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13 de marzo Déjate guiar amorosamente por la divina providencia, lo mismo quiera hacerte caminar a ras de tierra y por desiertos, que por las aguas de los consuelos sensibles y espirituales. Ten en la mano tu perfume; pero, si se presenta algún otro aroma delicioso, no dejes de olerlo, dando gracias, porque el perfume se usa para no quedarse por mucho tiempo sin algún consuelo y gozo espiritual. Mantente firme en cualquier estado en que Jesús quiera ponerte para que tu corazón sea totalmente para él, pues no hay cosa mejor que ésa. Despójate, pues, a base de continuas renuncias, de tus afectos terrenos, de todas las cosas que te tienen prisionera; y ten por cierto que el rey del cielo te dará sus regalos para atraerte a su santo amor. Veo en tu corazón una profunda resolución de querer servir a Dios; y esto me garantiza que serás fiel en los ejercicios de piedad y en la práctica constante de lo que lleva a la adquisición de las virtudes. Pero te advierto una cosa, que tú

Queremos vivir espiritualmente

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12 de marzo El apóstol nos advierte: « Si vivimos según el Espíritu, caminemos según el Espíritu », casi como si quisiera decirnos para nuestra común edificación: ¿Queremos vivir espiritualmente, es decir, movidos y guiados por el Espíritu Santo? Preocupémonos por mortificar el espíritu propio, el cual nos infla, nos vuelve impetuosos, nos deseca; en otras palabras, entreguémonos a reprimir la vanagloria, la ira y la envidia: tres espíritus malignos que tienen esclavos a la mayor parte de los hombres. Estos tres espíritus malignos son absolutamente contrarios al Espíritu del Señor. (23 de octubre de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 197)

La Cruz que no te va bien ¡Es la tuya!

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Adorote Santa Cruz puesta en el Monte Calvario En ti murió mi amado Jesús, Para darme eterna luz Y librarme del contrario. Te adoramos oh Cristo Y te bendecimos Porque por tu Santa Cruz Redimiste al mundo y a mi pecador. Amén. Cruz Santa Cruz Digna Cruz Divina Por Jesús que murió en Ti Aleja todo mal de mi La Santa Cruz del Cielo baje Y sobre mí se extienda Y de todo mal y peligro La Santa Cruz me defienda. CUARESMA 2012. Fray pablo jaramillo escobar capuchino "Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mc 8,34). ¡SI NO TE VA BIEN LA CRUZ ES PRECISAMENTE LA TUYA!  La Cruz que no te va bien Es precisamente la tuya.  La Cruz no es ni un vestido, ni un par de zapatos, que te deban venir a la medida.  La Cruz jamás va a la medida de tu gusto, de tus apetencias, de tus exigencias particulares. La Cruz desgarra, magulla, araña, arranca la piel, aplasta, doblega, quebranta, hace sufrir…

Ten Calma absoluta...

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10 de marzo Es bueno aspirar a la más alta perfección cristiana, pero no hay que filosofar sobre ella sino sobre nuestra conversión y sobre nuestro progreso en la misma en los acontecimientos diarios, dejando el éxito de nuestro deseo a la providencia de Dios y abandonándonos en sus brazos de padre, como lo hace un chiquillo, que, para crecer, come cada día lo que le prepara su padre, confiando en que no le faltará el alimento en la medida de su apetito y de su necesidad. […]. Guárdate de los escrúpulos y de las inquietudes de conciencia; y ten calma absoluta en lo que te dije de palabra, porque te lo dije en nuestro Señor. Permanece en la presencia de Dios por los medios que te indiqué y que sabes. Guárdate de la tristeza y de las inquietudes, porque no hay cosa que impida tanto caminar hacia la perfección. Hijito mío, pon dulcemente tu corazón en las llagas de nuestro Señor, pero no a fuerza de brazos. Ten una gran confianza en su misericordia y bondad, que él no te aba

Despójate de...

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9 de marzo Anímate, mi queridísimo hijo; si tú no tienes suficiente oro ni incienso para ofrecer a Jesús, tendrás al menos la mirra del sufrimiento; y me conforta saber que él lo acepta con agrado, como si este fruto de vida lo quisiera unir a la mirra de su sufrimiento, tanto en su nacimiento como en su muerte. Jesús glorificado es bello, pero me parece que lo es mucho más crucificado. Por tanto, hijito mío, prefiere estar en la cruz a estar al pie de la misma; prefiere agonizar con Jesús en el huerto que compadecerlo, porque aquello te asemeja más al divino Prototipo. ¿En qué circunstancia puedes hacer actos de unión inquebrantable de tu corazón y de tu espíritu a la santa voluntad de Dios, de mortificación del yo y de amor en tu crucifixión, si no es en los asaltos desabridos y rigurosos que te vienen de nuestros enemigos? Pero, mi queridísimo hijito, ¿no te he inculcado muchas veces que te despojes de todo lo que no es Dios para revestirte de nuestro Señor crucificado

Condenado a muerte

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8 de marzo Dios, Dios, no quiero, no, desesperarme; no quiero, no, injuriar a tu infinita bondad; pero, no obstante todos los esfuerzos por confiar, siento en mí, vivo y claro, el oscuro cuadro de tu abandono y tu rechazo. Dios mío, yo confío, pero esta confianza está llena de temores; y es esto lo que hace más amarga mi aflicción. Oh Dios mío, si yo pudiera convencerme, aunque mínimamente, que este estado no es un rechazo de tu parte y que yo no te ofendo, estaría dispuesto a sufrir, y centuplicado, este martirio. Dios mío, Dios mío… ¡ten piedad de mí! Padre mío, ayúdeme con sus oraciones y con las de otros. ¡Cómo querría no sentir esta pena amarguísima! He dejado todo para agradar a Dios, y mil veces habría dado mi vida para sellar mi amor por él; y ahora, oh Dios, qué amargo me resulta experimentar en lo íntimo del corazón que él está irritado contra mí; y no puedo, no, encontrar paz en mi desventura. Mi corazón tiende irresistiblemente y con todo su ímpetu hacia