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Mostrando entradas de junio, 2012

¡Qué Caridad Ardiente!

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29 de junio « ¡Oh, qué miserable soy! - exclamaba el gran vaso de elección, el apóstol de los gentiles - ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? » . No se puede dudar de que este apóstol ha sido uno de los más grandes santos y casi una estrella de primera magnitud en el campo de la santa Iglesia. ¡Cuántas persecuciones, cuántos sufrimientos, cuántos trabajos sufridos por Jesucristo! ¡Qué caridad ardiente, qué llamas de amor, qué fervor ardiente por su honor! ¡Cuántas revelaciones, cuántas visiones, cuántos éxtasis y raptos hasta el tercer cielo! Y, sin embargo, el santo apóstol, rico de tan grandes virtudes y de dones tan excelsos, prorrumpe en el lamento antes citado. Confiesa el santo haber sido apedreado, flagelado muchas veces, haber estado en peligro de naufragio en el mar, llevado día y noche por las olas de una parte a otra: « Tres veces he sido azotado con varas, una vez apedreado, tres veces he naufragado, he pasado un día y una noche a la deriva en alta mar ». C

Invierte en la Gloria de Dios y la salvación de la humanidad

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28 de junio El tiempo dedicado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, no hay que lamentarlo nunca, nunca es un tiempo desperdiciado. No te preocupes, por tanto, por robarme el tiempo, porque el tiempo muy bien aprovechado, como acabo de decir, es el que se emplea procurando la salvación y la santificación de las almas de los demás. Y yo no sé cómo dar gracias a la piedad del Padre del cielo cuando me presenta almas, a las que yo puedo ayudar de algún modo. ¡Oh, sí!, ¡hubiera agradado al cielo que todo el tiempo de mi vida lo hubiese empleado en este santo ministerio, porque no me vería tan deforme a los ojos del Altísimo!   (31 de mayo de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 100)

Aprende a seguir a Dios con tus propias fuerzas.

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27 de junio ¡Qué feliz es el reino interno cuando ahí reina este santo amor! ¡Qué felices son las potencias de nuestra alma cuando obedecen a un rey tan sabio! No, mi queridísimo padre, bajo su obediencia y en su reino, él no permite que haya en nosotros ni pecados graves ni afecto desordenado alguno, ni siquiera leve. Es verdad que él les deja acercarse hasta la frontera, con la finalidad de ejercitar las virtudes internas en el combate para hacerlas más fuertes; es también verdad que él permite que los espías, que son los pecados veniales y las imperfecciones, corran de acá para allá en su reino; pero él permite esto para darnos a conocer que, sin su ayuda, seríamos presa de nuestros enemigos. Humillémonos mucho, mi buen padre, y confesemos también que, si Dios no fuera nuestra coraza y nuestro escudo, seríamos heridos enseguida por toda clase de pecados. Y es por esto por lo que debemos apoyarnos siempre en Dios, perseverando en nuestros ejercicios y aprendiendo a servir

Un lugar donde estarás siempre segur@

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26 de junio Las almas más afligidas son las predilectas del divino Corazón; y tú ten la certeza de que Jesús eligió tu alma para ser la benjamina de su Corazón adorable. En este Corazón tú debes esconderte; en este Corazón tú debes desahogar tus deseos; en este Corazón debes vivir también los días que la providencia te conceda; en este Corazón debes morir, cuando el Señor así lo quiera. En este Corazón yo te he vuelto a poner; en este Corazón, pues, tú debes vivir, ser y moverte. (31 de mayo de 1918, a las hermanas Campanile – Ep. III, p. 961)

Consolida la vocación a la que el Señor te está llamando...

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25 de junio El cristiano del gran mundo aprecia mucho los honores, las riquezas, las vanidades, las comodidades y todo lo que puede ofrecer este vilísimo mundo. Oh, necio, recapacita, recuerda que por el bautismo has renunciado al mundo, que estás muerto para él. El Espíritu Santo que habla por boca de san Pablo te lo dice: «... estáis muertos para el mundo, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios ». Acuérdate, oh, necio, que no siempre la vida de quien vive con el espíritu de Jesús permanecerá escondida y desconocida. Acuérdate de lo que está por venir en el día del Señor: « Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él ». « Queridos – escribía el apóstol predilecto san Juan confortando a los fieles – ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es ». La certeza de gloria tan desmesurada, oh, insensato, ¿no t

La prueba es dura!

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23 de junio No te desanimes si la intensidad de la prueba va en continuo aumento; tú crees y pones tu corazón en el cielo, y puedes estar segura de que no hay peligro de desfallecimiento. La prueba es dura, y ¿quién no lo ve? Pero ¿qué hay que deducir de esto? ¿No es Dios quien ordena todo y todo lo dispone para nuestro mayor bien? Entonces, anímate en el momento de la prueba y espera un poco; el buen Dios escuchará nuestros deseos. ¿No son muchos los que ha escuchado hasta ahora? Entonces, no podrá no acoger el último, corona de todos los demás deseos. ¡Todavía un poco más! Este poco ¿sabemos cuánto durará? ¡No nos importe, mi buena hijita! Llegará cuando quiera el divino Esposo y cuando todos nos hayamos transformados en él. Pero con toda certeza llegará aquel « Me veréis ». Tú aférrate a las aseveraciones de la autoridad y basta. Ahora no hay otra ancla, no hay otro piloto para conducir la navecilla del alma en el tempestuoso mar de este mundo. Jesús quiere tu estado p

Verás resplandecer una luz

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22 de junio Ten paciencia todavía un poco más al soportar el estado de desolación espiritual; ten paciencia al soportar las pruebas amorosas a las que Jesús, con admirable providencia, para asemejarte a él, te va sometiendo; y verás que el Señor un día atenderá del todo tus deseos, que son también los míos. No te impacientes si en ti la noche se va haciendo más obscura y más lúgubre; no te asustes si no ves con los ojos materiales el cielo sereno que envuelve tu alma; mira a lo alto, elevándote sobre ti misma, y verás resplandecer una luz que participa de la luz del sol eterno. La fe viva, la confianza ciega y la completa adhesión a la autoridad constituida por Dios para ti, ésta es la luz que iluminó los pasos del pueblo de Dios en el desierto; ésta es la luz que resplandece siempre en la parte más alta de los espíritus gratos al Padre; ésta es la luz que condujo a los magos a adorar al Mesías en su nacimiento; ésta es la estrella profetizada por Balaam; ésta es la antorcha

¿Dónde está mi Dios?

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21 de junio ¡Ay! padre mío, usted que sabe de él, dígame, se lo suplico, no me eche en cara mi dispersión, mi ansia, mi errar en busca de él; no me eche en cara la falta de abandono de este espíritu, que también desea con vehemencia su descanso más ciego y humilde en el divino beneplácito; dígame, por caridad, ¿dónde está mi Dios? ¿Dónde podré encontrarlo? ¿Qué puedo hacer para dedicarme a buscarlo? Dígame, ¿lo encontraré? Dígame, ¿dónde debo posar este corazón mío, que se va enfermando de muerte y que instintivamente lo siento en una afanosa y penosa búsqueda? Oh Dios, oh Dios, no puedo decir otra cosa: ¿por qué me has abandonado? Este espíritu, justamente golpeado por tu justicia divina, yace en una vehemente contradicción, sin ningún recurso ni conocimiento, fuera de los fugaces relámpagos, puestos para agudizar el sufrimiento y el martirio. Me siento morir, me abraso de ardor, desfallezco de hambre, oh padre; pero me parece que ahora el hambre se va reduciendo al solo de

Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo

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20 de junio Sí, padre mío, estoy privado de todo, incluso de la apariencia de virtud, hasta el punto de parecerme que es un estado de tibieza fatal, por el que Dios justamente me va rechazando de su corazón cada día más. Y presiento que mi ruina es irreparable, ya que no encuentro modo de salir de esto. ¡Ay de mí!, he perdido los caminos, los medios, los apoyos, las normas; y, si trato de despertar mi memoria apagada, se me hace presente una misteriosa dispersión; y me encuentro más perdido que antes, más incapaz de levantarme, y la misteriosa oscuridad se hace más densa. Dios mío, ¿y por qué agitas y remuerdes y vuelves a agitar de nuevo y desconciertas con tanta violencia a esta alma turbada, a esta alma destruida desde hace tiempo y cuya destrucción diría que está movida, causada y querida por tu mismo mandato y permisión? (19 de junio de 1918, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 1033)

Árido y seco para su Dios está este corazón

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19 de junio ¿Dónde debo encontrar a mi Dios? ¿Dónde apoyar este pobre corazón, que siento como desgajarse del pecho? Lo busco con constancia, pero no lo encuentro; llamo al corazón del divino prisionero y no me responde. ¿Qué es, pues, esto? ¿Mi infidelidad lo ha hecho así de inflexible? ¿Podré esperar misericordia y que él, al fin, escuche mis gritos, o debo renunciar a esta esperanza? Oh Dios, que la horridez de mi obstinación sea al fin vencida. ¡Bien mío!, que yo te ame al límite de ese amor que tú me pides; que yo te encuentre por fin en esta afanosa y lacerante búsqueda. Padre mío, desnudo y desvalido está mi espíritu; árido y seco para su Dios está este corazón; espíritu y corazón ya casi no se mueven por aquel que los creó por su bondad. Ya casi no tengo fe; soy incapaz de levantarme en las alas afortunadas de la esperanza, virtud tan necesaria para abandonarse en Dios, cuando el momento álgido de la tempestad   golpea y la desbordante medida de mi miseria me aplasta

Virtudes que perfeccionan

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18 de junio Las virtudes que perfeccionan a la persona devota en relación al régimen de los propios sentidos son tres: la modestia, la continencia y la castidad. Con la virtud de la modestia, el alma devota consigue regular todos sus movimientos exteriores. Con razón, pues, san Pablo recomienda a todos esta virtud y la declara necesaria; y, como si todo esto no bastara, quiere también que esta virtud sea patente a todos. Con la continencia, el alma consigue apartar todos los sentidos: vista, tacto, gusto, olfato y oído, de los excesivos deleites, si bien lícitos. Con la castidad, virtud que encumbra nuestra naturaleza a la de los ángeles, el alma reprime la sensualidad y la aparta de los deleites que están prohibidos. Éste es el nobilísimo cuadro de la perfección cristiana. Bendita el alma que posee todas estas hermosas virtudes, todas fruto del Espíritu Santo que habita en ella. Nada tiene que temer; brillará en el mundo como el sol en medio del firmamento. (23 de octubre

Es necesaria la paciencia

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15 de junio E l gozo es un vástago de la caridad; pero, para que este gozo sea perfecto y verdadero, se requiere que tenga como su compañera invisible a la paz, que se da en nosotros cuando el bien que poseemos es el bien sumo y seguro. Ahora bien, ¿no es acaso Dios el sumo bien que el alma ama y amándolo lo posee? Es necesario, pues, que este bien, además de ser sumo, sea también seguro. Pues bien, el divino Maestro nos asegura que «Vuestro gozo nadie os lo podrá quitar» . ¿Qué testimonio más seguro que éste? El alma, al pensar en esto, no puede no sentirse enteramente alegre. He aquí lo que hace afrontar con ánimo jubiloso las más amargas contradicciones. Sin embargo, hay que señalar que, así como el alma mientras esté en estado de peregrino no podrá alcanzar nunca la caridad perfecta, de igual modo su paz no podrá nunca ser perfecta. Las contradicciones, las tribulaciones son tantas, los contrastes con los que la pobre alma es maltratada son tan numerosos, como para hace

Caridad vínculo de perfección.

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14 de junio La primera virtud de la que tiene necesidad el alma que tiende a la perfección, es la caridad. En todas las cosas naturales, el primer movimiento de las mismas, su primera inclinación, su primer ímpetu, es el de tender, el de ir al centro: es ésta una ley física. Lo mismo sucede con las cosas sobrenaturales: el primer movimiento de nuestro corazón es el de ir a Dios, que no es otra cosa que amar su propio y verdadero bien. Con toda razón en la sagrada escritura se llama a la caridad vínculo de perfección. La caridad tiene como hermanas gemelas el gozo y la paz. El gozo nace del deseo de poseer aquello que se ama. Ahora bien, desde el momento en que el alma conoce a Dios, se ve naturalmente impulsada a amarlo; si el alma sigue este impulso natural, avivado a su vez por el Espíritu Santo, ya está amando al supremo Bien. En consecuencia, esta alma afortunada ya está en posesión de la hermosa virtud de la caridad. Ahora bien, amando a Dios, ya está segura de poseerlo, porque

Las madres tiernas echan a perder a sus hijos.

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13 de junio Hija mía, no seas condescendiente contigo misma: las madres tiernas echan a perder a sus hijos. No seas fácil para lamentarte y para llorar. No te maravilles de esas dificultades y violencias, que con tanto sufrimiento manifiestas; no, hijita, no te maravilles; Dios las permite para hacerte humilde con la verdadera humildad, abyecta y vil a tus ojos. En esto no se debe combatir de otro modo que no sea deseando a Dios, haciendo que el espíritu vaya pasando de las criaturas al Creador, y con continuos anhelos de la santísima humildad y simplicidad de corazón. c) Sé buena con el prójimo y no te dejes llevar por los impulsos de cólera; en esos momentos repite con mucha frecuencia estas palabras del Maestro: « Yo amo a estos prójimos, Padre eterno, porque Tú los amas » , y tú me los has dado por hermanos, y quieres que, como tú los amas, así los ame yo. Y ama más todavía a estas niñas, tus discípulas, con las cuales la mano misma de la providencia divina te ha acompaña

Conectate con Dios durante todo el día

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12 de junio Debes saber, hijita, que la caridad tiene tres elementos: el amor a Dios, el afecto a sí mismo y la caridad hacia el prójimo; y mis pobres enseñanzas te ponen en el camino de practicar todo esto. a) Durante el día, pon con frecuencia todo tu corazón, tu espíritu y tu pensamiento en Dios con una gran confianza; y dile con el profeta real: « Señor yo soy tuya, sálvame » . No te detengas mucho a considerar qué tipo de oración te da Dios, sino sigue sencilla y humildemente su gracia en el afecto que debes tenerte a ti misma. b) Aunque sin detenerte con soberbia, ten bien abiertos los ojos sobre tus malas inclinaciones para erradicarlas. No te asustes nunca al verte miserable y llena de malos estados de ánimo; céntrate en tu corazón con un gran deseo de perfeccionarlo. Procura enderezarlo dulce y caritativamente cuando tropiece. Sobre todo, esfuérzate con todas tus fuerzas por fortalecer la parte superior del alma, no entreteniéndote en sentimientos y consuelos, per

Yo no he sido tentado!

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11 de junio Hay algunas enfermedades físicas, cuya curación depende de un acertado modo de vivir. El amor propio, la estima de sí mismo, la falsa libertad de espíritu, son raíces que no se pueden erradicar fácilmente del corazón humano. Solamente se puede impedir la producción de sus frutos, que son los pecados; porque sus primeros retoños y sus ramas, esto es, sus primeras sacudidas y sus primeros movimientos, de hecho no se pueden impedir mientras se está en esta vida mortal, aunque sí se puede moderar y disminuir su calidad y su fuerza mediante la práctica de las virtudes contrarias, particularmente del amor de Dios. Es necesario, pues, tener paciencia al cortar los malos hábitos, domar las antipatías y superar las propias inclinaciones y cambios de humor; porque, mi buena hijita, esta vida es una lucha continua y no hay quien pueda decir: «Yo no he sido tentado». La quietud está reservada para el cielo, donde nos espera la palma de la victoria. Aquí, en la tierra, hay que comb

¡Qué espina siento clavada en el corazón!

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9 de junio Me veo puesto en la extrema desolación. Estoy solo para llevar el peso de todos; y el pensamiento de no poder aportar alivio de espíritu a aquellos que Jesús me manda, el pensamiento de ver a tantas almas que vertiginosamente se quieren justificar en el mal a despecho del sumo bien, me aflige, me tortura, me martiriza, me consume poco a poco el cerebro y me deshace a pedazos el corazón. ¡Oh Dios! ¡Qué espina siento clavada en el corazón! Las dos fuerzas que en apariencia parecen totalmente contrarias, la de querer vivir para ser de utilidad a los hermanos del exilio y la de querer morir para unirme al Esposo, en estos últimos tiempos, las siento agigantarse en grado superlativo en la punta más alta del espíritu. Me despedazan el alma y me quitan la paz, aunque no la más profunda. Aunque es cierto que la paz la tocan, digámoslo así, solamente por fuera, reconozco que me es muy necesaria para poder actuar con más dulzura y con más unción. ¡Ah!, padre mío, padre m

Estoy Perdido!

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8 de junio Estoy perdido, sí, perdido en lo desconocido. Estoy privado de todo. Pero estoy decidido, aunque no encuentro consuelo, a seguir sólo la voz de quien hace las veces de Dios. Tengo hambre, padre mío, del retorno de mi Dios a mi alma; démelo, satisfágame de él, mi vida y mi todo. Las condiciones actuales de mi espíritu no presentan otra realidad que una ruina completa, unas luces siniestras, que no sirven más que para descubrir la podredumbre y atormentar a la víctima, presa de su desconocido destino. ¡Dios mío!, es necesario, padre mío, este grito; sólo me queda esto en tanto penar. Ya no entiendo nada; mucho me temo estar abandonado para siempre a mí mismo; y, ante este temor, me aferro o me arriesgo a aferrarme a la obediencia, que, sin saber cómo, también me parece que se aleja de mí. Termino, porque la intensidad del dolor que me oprime, priva a mi mente de la necesaria lucidez. Bendígame siempre y yo, a cambio, no desistiré de inmolarme siempre por usted a ese Di

Hágase tu Voluntad!

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7 de mayo ¡Qué bueno es el Señor con todos; pero se muestra mucho más bondadoso con el que tiene verdaderos y sinceros sentimientos de agradarle en todo y de esperar que se cumplan en él los divinos deseos! Aprende, de modo muy especial tú, a descubrir y a adorar la divina voluntad en todos los acontecimientos humanos. Repite con frecuencia las divinas palabras de nuestro queridísimo Maestro: « Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo ». Sí , que esta bella exclamación esté siempre en tu corazón y en tus labios en todos los momentos de tu vida. Repítela en las aflicciones; repítela en las tentaciones y en las pruebas a las que Jesús quiera someterte; repítela también cuando te sientas sumergida en el océano del amor de Jesús. Ella será tu ancla y tu salvación. No temas al enemigo; él no intentará nada contra la navecita de tu espíritu, porque el timonel es Jesús y la estrella es María. (6 de febrero de 1915, a Anita Rodote – Ep. III, p. 54)

Es necesario buscarte e Ti!

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6 de junio Mi Bien, ¿dónde estás?; ya no te conozco ni te encuentro; pero es necesario buscarte a ti, que eres la vida del alma que muere. ¡Mi Dios! y ¡Dios mío!... Ya no sé decirte otra cosa: « ¿Por qué me has abandonado? » . Más allá de este abandono, yo ignoro, ignoro todo, hasta la vida que ignoro si la vivo. Mi queridísimo padre, no me abandone en esta agonía desgarradora; estoy a punto de perderme; estoy para ser triturado bajo la pesada mano de un Dios justamente indignado conmigo. Recuerde que el Señor me confió a su guía, consuelo y salvación. Recuerde que, desde el momento mismo en que el Señor me confió a usted, yo le he tenido por padre de mi alma, comprometiéndome ante el cielo a manifestarle toda mi ternura de hijo, que la siento y la cultivo todavía; y siempre he seguido con avidez sus mandatos y enseñanzas. Oh padre mío, ¡auxílieme! Quisiera, si me fuera posible, derramar en esta carta mi alma, que se va consumiendo; pero usted comprende bien que no me es p

Confía y espera!

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4 de mayo Sí, mantente en vida unida siempre a Jesucristo que agoniza y sufre en el huerto de los olivos, y, participando de este modo de la unción de su gracia y del alivio de su fuerza, te encontrarás en ese mismo huerto de los olivos el día de tu muerte, para participar del gozo de su ascensión y de la gloria. […]. Aprende, pues, a sufrir todo cristianamente y no temas, porque ningún sufrimiento, por muy bajo que sea el motivo del mismo, resultará sin mérito para la vida eterna. Confía y espera en los méritos de Jesús, y de este modo la humilde arcilla se transformará en oro finísimo, que resplandecerá en el reinado del monarca celestial. (4 de agosto de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 470)

Reza a Jesús y pon toda tu confianza en Él

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1 de junio ¡Qué dulce es vivir siempre a la sombra del Señor, allá en el sagrado claustro! Quizás yo me he vuelto demasiado indigno para descansar en aquel sacro recinto, a donde con tanto amor me llamó; y he ahí por qué el Señor, casi forzado y a causa mi ingratitud, me quiere alejar de él. ¡Que se haga su voluntad, porque todo lo que él ordena es justo! Quiere someter a prueba extrema la fidelidad de su siervo. El Señor, en perjuicio mío, quiere escuchar las oraciones de todo este pueblo devoto que absolutamente, por lo que demuestra, quiere retenerme a la fuerza en medio de él, elevando oraciones y casi haciendo violencia ante el corazón de Dios para conseguir este su intenso deseo. […]. ¡Me conmovieron hasta las lágrimas! Pero yo me horrorizo y tiemblo ante este pensamiento, querida mía, porque temo que el Señor quiera pagarme en esta vida alguna cosa que he hecho por su amor. Reza a Jesús, reza para que el premio me lo reserve para la otra vida. (15 de junio de 1914, a Raffa