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Mostrando entradas de febrero, 2013

Sé fiel en la práctica de las virtudes

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27 de febrero Las virtudes son como quien tiene un tesoro, que, si no lo tiene escondido a los ojos de los envidiosos, se lo robarán. El demonio está siempre vigilando; y él, el peor de todos los envidiosos, busca arrebatar este tesoro, que son las virtudes, tan pronto como lo descubre; y lo hace asaltándonos con ese enemigo tan poderoso que es la vanagloria. Nuestro Señor, siempre atento a nuestro bien, para preservarnos de este gran enemigo, nos lo advierte en varios lugares del evangelio. ¿Acaso no nos dice que, si queremos hacer oración, nos retiremos a nuestro cuarto, cerremos la puerta y oremos de tú a tú con Dios, para que nuestra oración no sea conocida por los demás?; ¿que, al ayunar, nos lavemos la cara para que no descubramos nuestro ayuno a los demás en la suciedad y la palidez del rostro?; ¿que, al dar limosna, no sepa la mano derecha lo que hace la izquierda? (2 de agosto de 1913, al P. Agustín de San Marcos in Lamis – Ep. I, p. 396

La última soledad del ser.

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21 de febrero Medita el fiat de Jesús en el huerto; ¡cuánto le habría pesado para hacerle sudar y sudar sangre! Pronuncia tú también este fiat, tanto en las cosas prósperas como en las adversas; y no te inquietes ni te rompas la cabeza pensando en cómo lo pronuncias. Se sabe que en las cuestiones difíciles la naturaleza huye de la cruz, pero no por eso se puede decir que el alma no se ha sometido a la voluntad de Dios, cuando la vemos, a pesar de la fuerza que siente en contra, ponerla en práctica. ¿Quieres tener una prueba concreta de cómo la voluntad pronuncia su fiat ? La virtud se conoce por su contrario. Puesta por el Señor en una prueba, sea ésta difícil o sencilla, dime: ¿te sientes movida a rebelarte contra Dios? O, mejor, pongamos como ejemplo lo imposible: intentas rebelarte. O, dime, ¿no te horrorizas ante el simple hecho de oír estas frases blasfemas? Pues bien, entre el sí y el no, no existe, no puede darse, nada intermedio. Si tu voluntad huye de la

No tamas nada Dios está Contigo.

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18 de febrero Hijita mía, no temas nada en relación a tu espíritu. Todo es obra del Señor; y, por tanto, ¿de qué puedes tener miedo? Como consecuencia, déjale actuar, incluso cuando no sientas que debes dejarle actuar; es decir, acepta con resignación la voluntad de Dios, también cuando él no te permita una dulce resignación. Hijita mía, tú sufres y tienes motivos para quejarte. Laméntate, pues, y a gritos; pero no temas. La víctima de amor que busca la voluntad de Dios, debe gritar que no puede más y que le es imposible resistir los caprichos del amado, que la quiere y la deja, y la deja mientras la quiere. Pide al Señor que me conceda lo que desde hace tiempo le estoy pidiendo con insistencia; pídele que me haga comprender con luz íntima y con claridad lo que la autoridad me dice; y, en premio, tú obtendrás la misma gracia. De tus sufrimientos deduce los míos, que son muy superiores a los tuyos; y aprende a ayudarme. Tú dices que me basta con que me lo aseguren; y a

"Sí, yo amo la cruz, la cruz sola"

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15 de febrero Jesús me dice que, en el amor, es él quien me deleita a mí; en los dolores, en cambio, soy yo quien le deleito a él. Por tanto, desear la salud sería ir a buscar alegrías para mí y no buscar alivio para Jesús. Sí, yo amo la cruz, la cruz sola; la amo porque la veo siempre en los hombros de Jesús. Ahora bien, Jesús ve muy bien que toda mi vida y todo mi corazón están consagrados totalmente a él y a sus sufrimientos. ¡Oh!, padre mío, perdóneme si uso este lenguaje; sólo Jesús puede comprender cuán grande es mi pena cuando se despliega ante mí la escena dolorosa del Calvario. Es igualmente incomprensible el alivio que se da a Jesús, no sólo al compartir sus dolores, sino cuando encuentra un alma que, por su amor, no le pide consuelos, sino más bien tomar parte en sus mismos sufrimientos. Cuando Jesús quiere darme a conocer que me ama, me da a gustar, de su dolorosa pasión, las llagas, las espinas, las angustias… Cuando quiere alegrarme, me llena el coraz

Dios Es Amor. "Él nos ha amado primero"

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14 de febrero Imitad a Jesús en la caridad, porque él reconoce como suyos sólo a los que conservan celosamente esta preciosa margarita; y recordad siempre que, cuando nos presentemos ante su divina presencia, todo su juicio girará sobre la caridad. Haced vuestro el dicho del gran obispo de Hipona: «Mi peso es mi amor». Sí, pesad todas vuestras acciones con la balanza del amor, e iréis tejiendo una corona de méritos para el cielo. El hastío que experimentáis al practicar la virtud y la oración, ni os debe asustar ni os debe llevar a retroceder en la práctica de una y de otra. Continuad en ello; y no os tiene que parecer una pérdida de tiempo, ya que ese tiempo está empleado y gastado en practicar la obediencia. Las tentaciones no os asusten: son la prueba a la que Dios quiere someter al alma, cuando la ve con las fuerzas necesarias para sostener el combate de obtener con sus propias manos la corona de la gloria. La gracia divina os sirva de defensa y de apoyo

Piensa sólo en hacer el bien hoy

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12 de febrero Contentémonos con caminar a ras de tierra, pues estar en alta mar nos marea y nos produce vómitos. Mantengámonos a los pies del divino Maestro con la Magdalena. Practica las pequeñas virtudes propias de tu pequeñez: la paciencia, la tolerancia con nuestro prójimo, la humildad, la dulzura, la afabilidad, el sufrimiento de nuestras imperfecciones, y otras muchas virtudes. Te aconsejo la santa simplicidad, como virtud que estimo mucho. Fíjate en lo que tienes ante ti, sin romperte mucho la cabeza pensando en los peligros que ves a lo lejos. Te parecen poderosas unidades militares, y no son otra cosa que sauces con muchas ramas. No les prestes atención, pues, de otro modo, podrías dar pasos equivocados. Ten siempre el firme y general propósito de querer servir a Dios con todo el corazón y durante todo el tiempo de la vida. No te preocupes por el mañana; piensa sólo en hacer el bien hoy; y, cuando llegue el mañana, se llamará hoy; y entonces se pensará en él.

"No posemos alcanzar nada sin tierra"

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11 de febrero ¿Queremos caminar bien? Dediquémonos a recorrer con empeño el camino que queda más cerca de nosotros. Grabad bien en la mente lo que voy a decir: con frecuencia deseamos ser buenos ángeles y descuidamos ser buenos hombres. Nuestra limitación nos ha de acompañar hasta el féretro; no podemos alcanzar nada sin tierra. No hay que relajarse ni distraerse, ya que somos como pequeños polluelos, pero sin alas. En la vida física, morimos poco a poco, y ésta es una ley ordinaria querida por la providencia; y, de la misma manera, hay que morir a nuestras imperfecciones, también día a día. Felices imperfecciones, podríamos exclamar, que nos hacen conocer nuestra gran miseria y que nos ejercitan con humildad en el desprecio de nosotros mismos, en la paciencia y en la diligencia. Pero a pesar de esas imperfecciones, Dios observa la preparación de nuestro corazón, que es perfecta. (3 de marzo de 1917, a Herminia Gargani – Ep. III, 678)

¡Ama y déjate Amar!

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7 de febrero Proponte, por tanto, corresponder generosamente [al amor de predilección de Dios para contigo], haciéndote digno de él; es decir, semejante a él en las perfecciones adorables ya indicadas en las Escrituras y en el Evangelio, y que tú ya las has aprendido. Pero, hermano mío: para que se dé esta imitación, es necesaria la continua reflexión y meditación sobre su vida; de la reflexión y meditación nace la estima de sus actos; y de la estima, el deseo y el empeño de la imitación. Todo esto nos viene proporcionado por nuestras leyes. Mantengámonos constantes en la exacta observancia de las mismas y seremos perfectos. Sobre todo tienes que insistir en lo que es la base de la santidad cristiana y el fundamento de la bondad: en la virtud de la que nuestro divino Maestro y nuestro seráfico Padre se nos proponen como modelos: me refiero a la humildad. Humildad interna y externa; más interna que externa; más vivida que mostrada; más profunda que visible. (19 de ag