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Mostrando entradas de marzo, 2015

SEMANA SANTA – TRIDUO PASCUAL

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    SEMANA SANTA – TRIDUO PASCUAL   “Cantaré eternamente la misericordia del Señor” (Cf.   Sal 88)   Lo que a continuación presentamos son las reflexiones personales que se han venido fraguando en el pensamiento de alguien que a la Luz de la Palabra y bajo la acción del Espíritu Santo ha querido hacer llegar de manera sencilla y accesible todo el sentido de la Semana Santa y sobre todo el Triduo Pascual que es el corazón de la liturgia a la comunidad desde la perspectiva evangelizadora. El objetivo es logar llegar verdaderamente preparados y renovados para celebrar dichos misterios.   No estamos presentando un estudio científico de carácter estrictamente exegético, litúrgico o histórico, sino simple y sencillamente presentamos los aspectos de la Semana Santa desde la perspectiva del Amor. Recordemos que “Dios nos ha amado primero”   (Cf. 1 Jn 4,10) y “Porque tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único, no para condenar al mundo sino para que e

Guía nuestros pasos por el camino de la paz.

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  13 de marzo Déjate guiar amorosamente por la divina providencia, lo mismo quiera hacerte caminar a ras de tierra y por desiertos, que por las aguas de los consuelos sensibles y espirituales. Ten en la mano tu perfume; pero, si se presenta algún otro aroma delicioso, no dejes de olerlo, dando gracias, porque el perfume se usa para no quedarse por mucho tiempo sin algún consuelo y gozo espiritual. Mantente firme en cualquier estado en que Jesús quiera ponerte para que tu corazón sea totalmente para él, pues no hay cosa mejor que ésa. Despójate, pues, a base de continuas renuncias, de tus afectos terrenos, de todas las cosas que te tienen prisionera; y ten por cierto que el rey del cielo te dará sus regalos para atraerte a su santo amor. Veo en tu corazón una profunda resolución de querer servir a Dios; y esto me garantiza que serás fiel en los ejercicios de piedad y en la práctica constante de lo que lleva a la adquisición de las virtudes. Pero te advierto una

No hay Gloria sin Cruz

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6 de marzo Siento el vivísimo deseo, sin que casi nunca piense yo en procurarlo, de pasar todos los instantes de mi vida amando al Señor; quisiera estar estrechamente unido a él por una de sus manos y recorrer con alegría aquella vía dolorosa, en la que me ha puesto; pero lo digo también con tristeza en el corazón, con confusión en el ánimo y con rubor en el rostro, que mis deseos no se corresponden precisamente con la realidad. Basta cualquier cosa para agitarme; basta que me olvide de las aseveraciones que usted me hace para arrojarme en la más densa noche del espíritu, que me hace sufrir día y noche. ¡Dios mío!, ¡padre mío!, ¡qué gran castigo me ha traído mi infidelidad del pasado! Querría que mi mente no pensara más que en Jesús, que el corazón no palpitara más que por él solo y siempre, y todo esto se lo prometo repetidamente a Jesús. Pero, ¡ay de mí!, me doy perfecta cuenta de que la mente se olvida o, mejor dicho, se queda en la durísima prueba, bajo la cua

Ardiendo de Amor

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  3 de marzo A veces me pregunto si habrá almas que no sientan arder el pecho con el fuego divino, especialmente cuando se encuentran ante él, en el sacramento. Esto me parece imposible, sobre todo si se trata de un sacerdote, de un religioso. Quizás las almas que afirman que no sienten este fuego, no lo sienten porque tal vez su corazón es más grande. Sólo con esta benigna interpretación me es posible no aplicarles el vergonzoso calificativo de mentirosos. Hay momentos en que se me presenta a la mente la severidad de Jesús, y es entonces cuando sufro amargamente; me pongo a considerar sus bromas y esto me llena de gozo. No puedo no abandonarme a esta dulzura, a esta felicidad… ¿Qué es, padre mío, lo que siento? Tengo tanta confianza en Jesús que, incluso si viera el infierno abierto ante mí y me encontrara a la orilla del abismo, no desconfiaría, no me desesperaría, confiaría en él. Tal es la confianza que me inspira su mansedumbre. Cuando me pongo a consider