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Mostrando entradas de abril, 2014

Cristo ha resucitado, resucitemos con Él

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30 de abril   El camino trazado por el apóstol al cristiano es el de despojarse de los vicios del hombre viejo, o sea del hombre terreno, y de revestirse con las virtudes enseñadas por Jesucristo. En cuanto a despojarse de los vicios, él dice: « Mortificad vuestros miembros terrenos ». El cristiano santificado por el bautismo no queda libre de las rebeliones de los sentidos y de las pasiones; de aquí surge la necesidad imperiosa de mortificar nuestras pasiones, mientras se está en esta vida. El mismo santo apóstol experimentó en sí mismo bastante duramente la rebelión de los sentidos y de las pasiones, por lo que emitió este lamento: « Y o mismo con la mente sirvo a Dios y con la carne sirvo a la ley del pecado (es decir a la ley de la concupiscencia)». Como si hubiera querido decir: yo mismo soy siervo de la ley de Dios con la mente, pero con la carne estoy sometido a la ley del pecado. Todo lo cual va dicho para consuelo espiritual de tantas pobres almas que, asalt

Cristo Resucitado te da la fortaleza

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29 de abril Te ruego, pues, que te consueles también tú con este divino pensamiento: que tus penas espirituales y físicas son la prueba del querer divino, que desea por ese camino conformarte más al prototipo divino, a Jesucristo. […]. Para quien espera en el Señor sentirse tranquila de conciencia, no puede provenir más que del mismo Dios. Te sirva esto de respuesta a tu otra pregunta. No sentir atracción alguna por algún lugar de este mundo terrenal, no puede tener como autor a otro fuera de Dios, que quiere separar al alma de todo lo que no sea él. (28 de septiembre de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 500) La experiencia fundante de la Resurrecci ón de Jesucristo, nuestro Dios y Señor es la certeza del amor de Dios. Por ello haz de conformarte siempre y en todo a la voluntad de Dios. Sí, es verdad que no siempre es fácil, más aún que muchas veces es casi imposible, pero el Espíritu de Cristo Resucitado te da la fortaleza, te da la gracia, te da l

Que las humillaciones del Hijo de Dios...

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Deseo que las humillaciones del Hijo de Dios y la gloria que le vino de las mismas sean el objeto de tus meditaciones diarias. Consideremos los anonadamientos del Verbo divino, el «cual – según la expresión de san Pablo –, siendo de condición divina» , «habitando en él corporalmente la plenitud de la divinidad» , no consideró cosa vil abajarse hasta nosotros, para elevarnos al conocimiento de Dios. Este Verbo divino, por su plena y libre voluntad, quiso abajarse hasta hacerse como nosotros, ocultando la naturaleza divina bajo el velo de la carne humana. Dice san Pablo que de tal modo se humilló el Verbo de Dios que llegó como a aniquilarse: «Se aniquiló a sí mismo tomando la condición de siervo» . Sí, hermana mía, él quiso esconder de tal forma su naturaleza divina que asumió en todo las semejanzas del hombre, sometiéndose incluso al hambre, a la sed, al cansancio; y, para usar la misma expresión del apóstol de los gentiles: «Semejante a nosotros, probado en todo igual que