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Mostrando entradas de octubre, 2021

LECTIO DIVINA XXIX SÁBADO DEL TIEMPO ORDINARIO

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LECTIO DIVINA XXIX SÁBADO DEL TIEMPO ORDINARIO Romanos: 8,1-11. Lucas: 13,1-9. La ley del Espíritu vivificador me ha liberado por medio de Cristo Jesús   LECTIO   PRIMERA LECTURA De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8,1-11   Hermanos: Ya no hay condenación que valga contra los que están unidos a Cristo Jesús, porque ellos ya no viven conforme al desorden egoísta del hombre. Pues, si estamos unidos a Cristo Jesús, la ley del Espíritu vivificador nos ha librado del pecado y de la muerte. En efecto, lo que bajo el régimen de la ley de Moisés era imposible por el desorden y egoísmo del hombre, Dios lo ha hecho posible, cuando envió a su propio Hijo, que se hizo hombre y tomó una condición humana semejante a la nuestra, que es pecadora, y para purificarnos de todo pecado, condenó a muerte al pecado en la humanidad de su Hijo. De este modo, la salvación prometida por la ley se realiza cumplidamente en nosotros, puesto que ya no vivimos conforme al desorden y egoísmo humanos, sino

LECTIO DIVINA XXIX VIERNES DEL TIEMPO ORDINARIO

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  LECTIO DIVINA XXIX VIERNES DEL TIEMPO ORDINARIO Romanos: 7,18-25. Lucas: 12, 54-59  «¡Desdichado de mi! ¿Quién me librará de este cuerpo, que es portador de muerte?   LECTIO   PRIMERA LECTURA De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 7,18-25    Hermanos: Bien sé yo que nada bueno hay en mí, es decir, en minaturaleza humana deteriorada por el pecado. En efecto, yo puedo querer hacer el bien, pero no puedo realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero; y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado, que habita en mí.  Descubro, pues, en mí está realidad: cuando quiero hacer el bien, me encuentro con el mal. Y aunque en lo más íntimo de mi ser me agrada la ley de Dios, percibo en mi cuerpo una tendencia contraria a mi razón, que me esclaviza a la ley del pecado, que está en mi cuerpo. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, esclavo de la muerte? ¡La gracia de Dios, por medio de Jesucristo, nuestro Señor!    Palabra de

LECTIO DIVINA XXIX MIERCOLES DEL TIEMPO ORDINARIO

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  LECTIO DIVINA XXIX MIERCOLES DEL TIEMPO ORDINARIO Romanos: 6,12-18. Lucas: 12, 39-48 Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber.   PRIMERA LECTURA De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 6,12-18    Hermanos: No dejen que el pecado domine su cuerpo mortal y los obligue a seguir sus malas inclinaciones; no pongan sus miembros al servicio del pecado, como instrumentos de maldad. Por el contrario, pónganse al servicio de Dios, puesto que habiendo estado muertos, él les ha dado la vida; pongan también sus miembros a su servicio, como instrumentos de santidad. El pecado ya no volverá a dominarlos, pues no viven ustedes bajo el régimen de la ley, sino bajo el régimen de la gracia. ¿Podemos entonces pecar, puesto que ya no vivimos bajo el régimen de la ley, sino bajo el régimen de la gracia? De ningún modo. ¿Acaso no saben ustedes que al someterse a alguien para obedecerlo como esclavos, se hacen sus esclavos? Si ustedes son esclavos del pecado

LECTIO DIVINA XXIX MARTES DEL TIEMPO ORDINARIO

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  LECTIO DIVINA XXIX MARTES DEL TIEMPO ORDINARIO Romanos: 5,12. 15.17-19. 20-21. Lucas 12, 35-38 Cuanto más se multiplicó el pecado, más abundo la gracia   PRIMERA LECTURA De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 5,12. 15.17-19. 20-21   Hermanos: Así como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte llegó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.  Ahora bien, con el don no sucede como con el delito, porque si por el delito de uno solo murieron todos, ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos!  En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte, por un solo hombre, ¡con cuánta más razón los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, Jesucristo! Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura para todo