"Dios quiere desposarse con el alma en la fe"
25 de noviembre Dios quiere desposarse con el alma en fe; y el alma que debe celebrar este celestial matrimonio debe caminar en fe pura, la única que es medio adecuado y único para esta unión de amor. El alma, digo, para elevarse a la divina contemplación, debe estar purificada de todas las imperfecciones, no sólo actuales, lo que se alcanza con la purificación de los sentidos, sino también de todas las imperfecciones habituales, como son ciertos afectos, ciertas actitudes imperfectas que la purificación de los sentidos no ha conseguido extirpar y que quedan en el alma como raíces, y que se consigue con la purificación del espíritu, con la que Dios, con una luz altísima, invade el alma, la traspasa íntimamente y la renueva del todo. Esta luz altísima, que Dios infunde en dichas almas, coloca el espíritu de éstas en una situación de sufrimiento y de desolación, capaz de llevarlas a sufrimientos extremos y a penas interiores de muerte. En esa situación, no son capaces de