"Yo tampoco te condeno"
HOMILÍA PARA EL QUINTO DOMINGO DE CUARESMA “C” Queridos hermanos y hermanas continuamos avanzando en nuestro itinerario hacia la pascua. Nuestra cuaresma también es como un éxodo que nos conduce no solamente a la tierra prometida que es la Iglesia nacida del Costado de Cristo, sino al mismo Cristo crucificado y resucitado. La cuaresma es como el destierro que vivió el pueblo de Israel, pero que a su vuelta a la “Tierra prometida, Tierra que manaba leche y miel” pudo experimentar la gracia de comer los frutos frescos de la tierra. Pudo verdaderamente recobrar su identidad y gozar de la libertad tras los años de la esclavitud. Una esclavitud para nosotros hoy, que no necesariamente puede ser fruto de los demás, sino de nosotros mismos, de nuestras opciones, de nuestras decisiones, de nuestros caprichos y falta de fe en Dios. Por eso hoy la palabra consoladora de Dios está dirigida a un pueblo sin esperanza, a un pueblo “sordo” porque a pesar de que Dios les hablaba y había esc