Cuestión de santidad
10 de mayo
Santidad quiere decir ser superiores a nosotros mismos,
quiere decir victoria perfecta sobre todas nuestras pasiones, quiere decir
despreciarnos verdadera y constantemente a nosotros mismos y a las cosas del mundo,
hasta preferir la pobreza a la riqueza, la humillación a la gloria, el dolor al
placer. La santidad es amar al prójimo como a nosotros mismos y por amor a
Dios. La santidad, en este punto, es amar también a quien nos maldice, nos
odia, nos persigue, incluso hasta hacerle el bien. La santidad es vivir
humildes, desinteresados, prudentes, justos, pacientes, caritativos, castos,
mansos, trabajadores, observantes de los propios deberes, no por otra finalidad
que la de agradar a Dios, y para recibir sólo de él la merecida recompensa.
En síntesis, según el lenguaje de los libros sagrados, la
santidad, oh Raffaelina, posee en sí la virtud de transformar al hombre en
Dios.
(30 de
diciembre de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 541)
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