Tiempo de conversión
"Nuestra conversación continua sea siempre en el cielo o, al menos, en el costado de Jesús. Continúa, pues, gritando con el apóstol: "Yo llevo en mi espíritu y en mi cuerpo la cruz de nuestro Señor Jesucristo"; porque, en este momento, es el suspiro más coherente con lo que vive tu espíritu. O bien: "Estoy con Cristo espiritualmente clavado a la cruz". hasta que llegue el momento en el que tengas que exclamar: "En tus manos encomiendo mi espíritu". Sé, por desgracia, que tú querrías apresurar el momento de repetir esta última frase; pero, hijita mía, ¿puedes decir ya el "Todo está cumplido"? A tí, quizás, te parezca que sí; a mí me parece que no. Tu misión no está cuplida todavía; y más que de ser absorbida en Dios debes tener sed de la salvación de los hermanos: "Tengo sed". Es cierto que también allá arriba puede llevarse a cabo la obra de la mediación; pero, según el modo humano de entendernos, parece que los santos se preocupan más de las miserias de los demás cuando están en la tierra". (Pío de Pietrelcina, 26 de abril de 1919, carta a Margarita Tresca - Ep. III, p. 219)
Nuestro diario vivir ha de estar siempre y en todo momento inspirado por la acción del Espíritu Santo para que viviendo en una conversión continua y constante, podamos cada vez más ir ganando hombres y mujeres para el Reino de Dios. ¡Gran tarea es la que nos ha dejado nuestro Redentor y Salvador Jesucristo! ¿Pero quien después de haberle conocido no es capaz de querer llevar a todas las personas a Dios? Que en este tiempo especial de gracia y conversión seamos capaces de abrirnos al Espíritu de Dios para volvernos a Él y hacer por la gracia de Dios y la acción del Espíritu santo, que también los demás se conviertan a Él.
Fray Pablo Jaramillo, OFMCap.
Paz y Bien
Nuestro diario vivir ha de estar siempre y en todo momento inspirado por la acción del Espíritu Santo para que viviendo en una conversión continua y constante, podamos cada vez más ir ganando hombres y mujeres para el Reino de Dios. ¡Gran tarea es la que nos ha dejado nuestro Redentor y Salvador Jesucristo! ¿Pero quien después de haberle conocido no es capaz de querer llevar a todas las personas a Dios? Que en este tiempo especial de gracia y conversión seamos capaces de abrirnos al Espíritu de Dios para volvernos a Él y hacer por la gracia de Dios y la acción del Espíritu santo, que también los demás se conviertan a Él.
Fray Pablo Jaramillo, OFMCap.
Paz y Bien
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