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Mostrando entradas de noviembre, 2019

Padre Martín Irure Arrasate 1935-2019

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Fray Martín de La Palabra Fray Martin de la Palabra un día te llamaron porque tu boca y corazón sólo a Cristo anunciaron. Hoy lo contemplas glorioso a la derecha del Padre y con la Virgen orante cantas las glorias del Padre. Ya estás hermano nuestro, reunido con tus hermanos Qué fiesta te organizaron algunos para el fandango. Fue Alfonso Andueza quien los vinos preparó y vino el “pobre Lázaro” quien a la mesa te sentó. -¡Pero Alfonso! ¿Tú aquí? ¡Tan radiante y tan glorioso! Como en la tierra lo fuiste ahora vives el perenne gozo- -¡Pero Martín! ¿Qué hacéis aquí? Con tu rostro tan hermoso ¿a caso, chico, has visto al Seráfico Francisco, glorificado gozoso?- -He visto a mi Señor, al que anuncié allá en la tierra propagando su Palabra, la que da la vida eterna. Para que donde yo estoy hoy, estén los que la crean y al practicarla sin tregua vivan el Reino en la tierra. Soy hijo de La Navarra, tierra fe

Dios no es Dios de muertos

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Dios no es Dios de muertos XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 2 Macabeos 7,1-2.9-14; 2 Tesalonicenses 2,16-3,5; Lucas 20,27-38 Queridos hermanos y hermanas: La liturgia de este día pone de relieve la fidelidad a la fe recibida, pero sobre todo el amor a Dios de personas que se han encontrado verdaderamente con Él, no solamente por medio de la experiencia personal, que viene en un segundo momento, tras el anuncio de la fe. Es decir, tras la transmisión de la fe de generación en generación es como se va incrementando el anhelo, el deseo de encontrarse con Dios, y, una vez encontrado se llega al grado de dar la vida. En la actualidad ustedes y yo hemos sido testigos de cómo en los tiempos que nos están tocando vivir el dar testimonio de la fe es para héroes, no solamente para aquellos que viven en lugares anticristianos, antievangélicos, o en lugares abiertamente profesantes de otra religión, de alguna manera, podemos decir que el dar testimonio del a

El ministerio de la dirección espiritual y de la confesión.

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5 de noviembre ¡Qué angustioso resulta pensar que uno deba dar cuenta a Dios de los pecados que otros han cometido por culpa de una dirección espiritual no atenta y también del bien que han dejado de practicar por mi ignorancia y - Dios no lo quiera - por mi negligencia!... Es cierto que siempre me he encomendado a Dios en este importantísimo ministerio; pero ¿quién me garantiza que he hecho todo lo que tenía que hacer? Dios mío, ¡ésta, hija mía, es una espina que, aún estando siempre clavada allí, en el fondo del alma, siento que me punza de continuo! ¡Ah!, hija, ruega mucho por el desempeño fructuoso de mi ministerio y, si el buen Dios te lo permite, dime alguna palabra que me lo garantice.   (9 de abril de 1918, a María Gargani – Ep. III, p. 312) El ministerio de la dirección o acompañamiento espiritual, lo mismo que la administración del Sacramento de la Penitencia, llevan consigo una vital responsabilidad, no solamente en cuanto a la exigencia del a