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Mostrando entradas de mayo, 2014

Saciémonos del Manjar del Cielo

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En estos tiempos tan tristes, en los que tantas almas apostatan de Dios, no consigo persuadirme de que se puede vivir la vida verdadera sin el alimento de los fuertes. En estos tiempos en que estamos rodeados continuamente por gente que tiene en el corazón el odio a Dios y la blasfemia siempre en los labios, el medio seguro para mantenernos lejos del contagio hediondo que nos rodea, es el de fortalecernos con el alimento eucarístico. Ahora bien, mantenerse sin culpa y progresar en la vida de la perfección no podrá alcanzarlo quien vive por largos meses sin saciarse de las inmaculadas carnes del Cordero divino. Yo no sé qué piensan los demás sobre este punto; para mí, dadas las particulares circunstancias en las que vivimos, es siempre ilusorio querer convencerse de que avanza hacia la perfección el que se limita a comulgar una o dos veces al año.   (9 de mayo de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 87) El cristiano que está convencido que solamente la miseri...

Confía pues en este amor y recuerda...

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22 de mayo Une tu corazón al corazón de Jesús y sé siempre sencilla de corazón, como lo quiere él. Esfuérzate por imitar la sencillez de Jesús, teniendo alejado el corazón de las prudencias terrenales, de los artificios carnales. Procura tener una mente siempre pura en sus pensamientos, siempre recta en sus ideas y siempre santa en sus intenciones; y también una voluntad que no busque otra cosa más que a Dios, su complacencia, su gloria y su honor. Reflejémonos, querida mía, en Jesús, que lleva una vida escondida. Toda su infinita majestad está escondida entre las sombras y el silencio de aquel modesto taller de Nazaret. Por tanto, esforcémonos también nosotros por llevar una vida profundamente interior, escondida en Dios.   (14 de julio de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 126)     El corazón amante no desea otra cosa que el amor en sí mismo. Por eso hemos de unir tan estrechamente nuestro corazón al corazón de Jesús que existenc...

Santidad quiere decir: Dios en nuestras vidas

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10 de mayo Santidad quiere decir ser superiores a nosotros mismos, quiere decir victoria perfecta sobre todas nuestras pasiones, quiere decir despreciarnos verdadera y constantemente a nosotros mismos y a las cosas del mundo, hasta preferir la pobreza a la riqueza, la humillación a la gloria, el dolor al placer. La santidad es amar al prójimo como a nosotros mismos y por amor a Dios. La santidad, en este punto, es amar también a quien nos maldice, nos odia, nos persigue, incluso hasta hacerle el bien. La santidad es vivir humildes, desinteresados, prudentes, justos, pacientes, caritativos, castos, mansos, trabajadores, observantes de los propios deberes, no por otra finalidad que la de agradar a Dios, y para recibir sólo de él la merecida recompensa. En síntesis, según el lenguaje de los libros sagrados, la santidad, oh Raffaelina, posee en sí la virtud de transformar al hombre en Dios. (30 de diciembre de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 541)   ...

Recibe oh Madre con agrado mi ramo de rosas

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5 de mayo La Virgen Inmaculada ya se ha complacido en la flor espiritual que le has ofrecido por medio de mis manos. Nuestra buena Madre la ha encontrado, sí, en verdad un poco marchita, a causa del rocío bastante frío que le cayó encima; pero es un defecto muy leve, y tú debes hacer que recobre toda su frescura con el calor de la caridad. Sí, querida mía, nunca nada te debe parecer demasiado en esta virtud, y, aunque yo te veo bastante adelante en ella, sin embargo no ceso nunca de añadir mis exhortaciones para que abundes cada día más en la caridad, ya que es la virtud preferida y muy recomendada por el divino Maestro. De esta virtud él quiso hacer un precepto para todos sus seguidores, un precepto suyo propio y del todo nuevo, desconocido para la mayor parte de nuestros antiguos padres de la antigua alianza.   (12 de diciembre de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 261)   Un día antes de la Su Pasión, nuestro Señor Jesucristo quiso darnos...