Santidad quiere decir: Dios en nuestras vidas
10
de mayo
Santidad quiere decir ser superiores a nosotros mismos,
quiere decir victoria perfecta sobre todas nuestras pasiones, quiere decir
despreciarnos verdadera y constantemente a nosotros mismos y a las cosas del
mundo, hasta preferir la pobreza a la riqueza, la humillación a la gloria, el
dolor al placer. La santidad es amar al prójimo como a nosotros mismos y por
amor a Dios. La santidad, en este punto, es amar también a quien nos maldice,
nos odia, nos persigue, incluso hasta hacerle el bien. La santidad es vivir
humildes, desinteresados, prudentes, justos, pacientes, caritativos, castos,
mansos, trabajadores, observantes de los propios deberes, no por otra finalidad
que la de agradar a Dios, y para recibir sólo de él la merecida recompensa.
En síntesis, según el lenguaje de los libros sagrados, la
santidad, oh Raffaelina, posee en sí la virtud de transformar al hombre en
Dios.
(30
de diciembre de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 541)
Dentro del marco de la Pascua de Resurrección del
Señor Jesús, nuestro Dios y Salvador, constatamos una vez más su fidelidad, su
santidad y su oferta de gloria y bendición para todos aquellos hombres y
mujeres que verdaderamente creen en Él. No cabe duda que la santidad consiste
simple y sencillamente en morir a nosotros mismos. Morir a nosotros mismos para
que resplandezca el amor de Dios en nuestras vidas. Suena fácil pero es muy
difícil sobre todo cuando se está anclado a los placeres de este mundo. Y cuando
digo placeres no me refiero precisamente, o solamente a aquellos que en sí
mismos son malos porque nos apartan de Dios, no, sino que me refiero también a
aquellos que no apartándonos de Dios, se convierten en dulzura para nosotros. Por
ejemplo, ante un reconocimiento de parte de alguien. Cuando Tú te consideras
merecedor, merecedora de ese reconocimiento, y no sólo eso, sino que hasta lo
buscas o lo reclamas, entonces ya no estás siendo libre para amar a Dios. Morir
a tu propio “Yo” significa dejar que el Espíritu de Jesús Resucitado vaya
guiando tu vida. Significa que puedas ver con los ojos de Jesucristo. Significa
que puedes vivir con su Espíritu Santo no como héroe sino como testigo del amor
de Dios en medio del mundo, amando y sirviendo a todos como Él nos ha enseñado.
Por lo tanto, la santidad es la posibilidad de convertirse en Aquel que todo lo
ha compartido Contigo.
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