Ten cuidad al momento de practicar tus obrad de piedad.


Primer Viernes de cuaresma 2011.

La liturgia para la Eucaristía de hoy es un tremendo reproche de parte de Dios a través del Profeta Isaías de cara a las prácticas externa, vacías es hipócritas de la cuaresma. Tanto en tiempo del Profeta como en la actualidad es necesaria la coherencia. El testimonio. La predicación más que de palabras, de obras y de obras fuertes para qua el mundo crea y nosotros verdaderamente descubramos el tiempo de gracia que el Señor nos regala. No podemos conformarnos con un ayuno externo. Sería muy lamentable y frustrante que Tú o yo que escribo estas líneas nos quedáramos en los ritos vacíos, sin espíritu. El ayuno debería llevarte a una apertura mayor ante los que viven contigo. Debería llevarte al encuentro con los pobres y darles tu tiempo y compartir tus bienes materiales. Donar tu tiempo a quienes realmente no te pueden retribuir nada es de cristianos. Si faltas a la caridad, la injusticia se hace presente en tu forma de actuar y de vivir. Y si esto es una realidad en tu vida ¿Cómo le va a gustar a Dios que ayunes si no practicas el amor?

Todas las características, o mejor dicho la lista de “obras de misericordia” que nos enumera el Profeta Isaías tienen plena actualidad para nosotros hoy: el ayuno cuaresmal ha de ir necesariamente unido a la caridad, a la justicia, a salir al encuentro para ayudar al hermano solo y necesitado. Buscar siempre una vida más digna ante los más olvidados y marginados de la sociedad. Me refiero no solamente a los marginados y olvidados materialmente, sino a los marginado y olvidados también espiritualmente. Aquél hombre, aquella mujer que sufren la ausencia de Dios en su vida. Aquella persona que es indiferente ante Dios, ante la profesión de su fe. Aquel ser humano que simplemente no le encuentra sentido a su vida porque está alejado de Dios. ¿No serán estos los verdaderamente necesitados? Otra cosa que a mi consideración es importante. No busques a las personas con las características anteriores lejos de ti. No salgas a la calle a buscarlas. No vayas al supermercado a ver si las encuentras. No te des cita en las plazas para encontrarte con ellas. ¡No!. Búscalas ahí en tu familia, en tu casa, en tu hogar. Tal vez también en tu comunidad eclesial. Ahí están. Tal vez la tengas que buscar dentro de ti mismo, de ti misma. Ahí es donde más nos cuesta porque están más cerca y todos los días conviven con nosotros, pero ahí está verdaderamente la misión que Dios te encomienda.

Nuestro ayuno nunca nos ha de conducir a la tristeza ni ha de ser vivido en la tristeza. El Novio está con-nosotros: el Señor Resucitado, en quien creemos, a quien seguimos, en quien nos movemos y somos, a quien recibimos en la Eucaristía diaria. Nuestra vida cristiana ha de estar tremendamente inundada de alegría. Una alegría transformadora y transformante que brote del encuentro diario y vivo con Jesucristo. El cristiano no tiene derecho a estar triste, es un antitestimonio.

Sin embargo nos damos cuenta con tristeza que nuestro pecado, nuestra falta de fe y nuestra condición de creaturas temporales opacan de alguna manera la presencia de Jesucristo en medio de nosotros. Ciertamente a Cristo Jesús no le podemos ver sino con los ojos de la fe. Sabes perfectamente que está presente en medio de nosotros. Lo podemos constatar en el Sacramento de la Penitencia. Lo podemos constatar en el Sacramento de la Eucaristía. Es como esa aparente contradicción de que está pero no está, Él mismo nos dice: “Miren que yo estaré todos los días con ustedes hasta el fin del mundo”. Su presencia se hace palpable en la oración, en la lectura orante de su Palabra, en los sacramentos y en su Iglesia.

Así pues. Vive intensamente esta cuaresma. Muere de verdad todos los signos que te alejan de Dios. No te dejes llevar ni permitas que tus prácticas cuaresmales sean simples ritos vacíos, ni mucho menos que te conviertan en una persona hipócrita, sino todo lo contrario: que te permitan conducirte por el camino del Calvario cargando con tu Cruz para que puedas morir y finalmente resucitar con Cristo el día de la Pascua.

Paz y Bien

Fort Worth, Texas

Marzo 11 de 2011.

Fray Pablo Capuchino misionero.

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