VIRTUDES CARACTERÍSTICAS DEL CRISTIANO


 
13 de noviembre

Ten siempre ante los ojos de la mente, como prototipo y modelo, la modestia del divino Maestro; modestia de Jesucristo que el apóstol, en palabras a los Corintios, coloca al mismo nivel que la mansedumbre, que fue una de sus virtudes más queridas y casi su virtud característica: «Yo, Pablo, os exhorto por la mansedumbre y por la modestia de Cristo»; y, a la luz de un modelo tan perfecto, reforma todas tus actuaciones externas, que son el espejo fiel que manifiesta las inclinaciones de tu interior.

No olvides nunca, oh Anita, a este divino modelo; imagínate que contemplas cierta amable majestad en su presencia; cierta grata autoridad en su hablar; cierta agradable compostura en su andar, en su mirar, en su hablar, en su dialogar; cierta dulce serenidad en el rostro; imagínate el semblante de aquel rostro tan sereno y tan dulce con el que atraía hacia sí las multitudes, las sacaba de las ciudades y de los poblados, llevándolas a los montes, a los bosques, a lugares solitarios, y a las playas desiertas del mar, olvidándose incluso de comer, de beber y de sus obligaciones domésticas.

Sí, procuremos copiar en nosotros, en cuanto nos es posible, acciones tan modestas, tan decorosas; y esforcémonos, en cuanto es posible, por asemejarnos a él en el tiempo, para ser después más perfectos y más semejantes a él por toda la eternidad en la Jerusalén celestial.

 (25 de julio de 1915, a Anita Rodote – Ep. III, p. 86)

 

VIRTUDES CARACTERÍSTICAS DEL CRISTIANO

 

Muchas veces la vida y la sociedad nos van llevando por caminos que tenemos que recorrer aún en contra de nuestra propia voluntad. Las normas o los patrones de conducta aprendidos nos hacen irnos forjando una personalidad que al menos al exterior, nos hacer aparecer de determinada manera ante los demás. La persona al ser un ser mimético por esencia se vuelca al aprendizaje y al registro de datos de todo lo aprendido para posterior mente ponerlo en práctica, a esto se deben las reglas de conducta. De la misma manera una persona que se descubre verdaderamente cristiana, es decir identificada con Cristo Jesús y seguidora de Jesucristo es aquella que no olvida nunca jamás y bajo ninguna circunstancia que es el reflejo del Amor de Dios. Es decir, la proyección de mismo Cristo Jesús. Esto sólo se logra aprendiendo las virtudes del Divino Maestro. Es decir, conociéndole, contemplándole, escuchándole, obedeciéndole y sirviéndole siempre a sus pies. Esto hará que el verdadero discípulo se vaya transformando, se vaya cristificando, es decir, se vaya saturando de la presencia de Dios en la propia vida, se vaya llenando de la gracia de Dios siempre actual y actuante para que de esta manera en cualquier lugar donde un cristiano se encuentre se manifiesten las actitudes de Cristo Jesús.

Es necesario, por lo tanto, reparar en la altísima dignidad que cada uno de los cristianos poseemos. Dicha dignidad se ha de caracterizar por la discreción, la forma de comportamiento, la generosidad y el modo de hablar a los demás, y ante todo y sobre todo en la manera de amar y servir a nuestros hermanos.

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