Es dulce el purgatorio, cuando se sufre por amor a Dios.




2 de febrero

El cuadro de la vida, si está formado por representaciones de las culpas cometidas, es equivocado y, como consecuencia, viene del demonio. Tú eres amada por Jesús; y [y da una acción de gracias a Jesús porque] ya ha perdonado tus culpas; y, por tanto, ya no puede haber lugar para el abatimiento del espíritu. El querer persuadirte de lo contrario, es una verdadera pérdida de tiempo, es una ofensa que se hace al Corazón de nuestro tiernísimo Amante. Si, por el contrario, el cuadro de la vida es la representación de lo que podrías o pudiste ser, entonces viene de Dios.

El deseo de estar en la paz del claustro es santo, pero es necesario moderarlo. Es mejor hacer la voluntad de Dios, esperando todavía un poco más fuera del sagrado recinto para no faltar a la caridad, que gozar de la fresca sombra del sagrado claustro. Sufrir y no morir era el dicho de santa Teresa; y el de san Francisco de Sales: «Vivir para sufrir siempre». Es dulce el purgatorio, cuando se sufre por amor a Dios.

(26 de agosto de 1916, a María Gargani – Ep. II, p. 236)

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