No tamas nada Dios está Contigo.
18 de febrero
Hijita mía, no
temas nada en relación a tu espíritu. Todo es obra del Señor; y, por tanto, ¿de
qué puedes tener miedo? Como consecuencia, déjale actuar, incluso cuando no
sientas que debes dejarle actuar; es decir, acepta con resignación la voluntad
de Dios, también cuando él no te permita una dulce resignación. Hijita mía, tú
sufres y tienes motivos para quejarte. Laméntate, pues, y a gritos; pero no
temas. La víctima de amor que busca la voluntad de Dios, debe gritar que no
puede más y que le es imposible resistir los caprichos del amado, que la quiere
y la deja, y la deja mientras la quiere.
Pide al Señor
que me conceda lo que desde hace tiempo le estoy pidiendo con insistencia;
pídele que me haga comprender con luz íntima y con claridad lo que la autoridad
me dice; y, en premio, tú obtendrás la misma gracia. De tus sufrimientos deduce
los míos, que son muy superiores a los tuyos; y aprende a ayudarme. Tú dices
que me basta con que me lo aseguren; y a ti ¿por qué no te es suficiente?
(26 de abril de 1919, a Margarita Tresca – Ep. III, p. 219)
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