Por el Bautismo somos templo de Dios
26
de julio
Vigilemos para no dar lugar al enemigo a que se abra
un camino por el que entrar en nuestro espíritu y contaminar el templo del
Espíritu Santo. ¡Oh!, por caridad, no olvidemos ni un instante esta gran
verdad; tengamos siempre presente que nosotros por el bautismo llegamos a ser
templo del Dios vivo, y que cada vez que dirigimos nuestro espíritu al mundo,
al demonio y a la carne, a los que por el bautismo hemos renunciado, profanamos
este templo santo de Dios.
Huya tu alma de toda sombra de imperfección que pueda
permitir a estos tres enemigos capitales penetrar en tu corazón: resiste
siempre sus asaltos, manteniendo siempre una fe viva, que esté animada por una
caridad viva y generosa.
(13 de mayo de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep.
II, p. 417).La meditación y la contemplación diaria como mociones del Espíritu de Dios nos va haciendo cada vez más capaces de estar atentos a no faltar a Dios de manera solapada, a tal grado que cuando el alma advierte cualquier desviación del camino que no sea el que nos conduzca al encuentro con el Dios de Jesucristo en el Espíritu Santo, se sobrecoge y exalta, al verse sorprendida en tan terrible peligro. ¡Oh Dios mío! cuánto sufre mi alma a descubrirse atormentada con tan grandes inclinaciones al pecado. Cuánto sufre mi alma al darse cuenta que en este mundo hay muchos hombres y mujeres, que lejos de estar atentos a las inspiraciones de tu Espíritu Santo, viven una vida mundana, pecadora, alejada de Ti. Hoy son tantos los que olvidan que por el bautismo hemos sido constituidos hijos de de Dios, templos vivos de su Divinidad, de su santidad, ante tan semejante olvido se va profanando no solamente el propio cuerpo, sino el de los demás también. Que la gracia del bautismo nos mantenga fieles y firmes en la fe y en la santidad que de Ti oh Augusta Trinidad hemos recibido. Dios mío yo deseo aliviar este dolor y este sufrimiento que causa a tu santísimo corazón la forma solapada de pecar. Dame la gracia de poder consolar a tu amante corazón y de poder conducir a las almas según tu Espíritu para que con un corazón contrito y humillado se vuelvan a Ti Dios mío que eres rico en misericordia.
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