Lectio Divina viernes XXI del Tiempo Ordinario. Santa Rosa de Lima
Lectio Divina viernes XXI del Tiempo Ordinario.
Santa Rosa de Lima
2 Cor 5,14-17 Juan 15,4-11
23 de agosto
(30 de agosto en América)
Santa Rosa de Lima nació en la capital de Perú en 1586. Su nombre de pila es Isabel. Cuando el obispo Toribio de Mogro-vejo la contirmó, le impuso el nombre de Rosa. Sus padres, ade-
Rosa o er pobren um des, sufizas un reide for de la
familia. Cuando sus padres le instaron a que se casase, ella se
risio. Qando conocion sa historia de sonta Coro ot de Siena,
ingresó en la tercera orden de Santo Domingo como ella. Esto le causó no pocas incomprensiones y burlas de sus parientes y co-nocidos, pero ella todo lo soportaba con benevolencia. Su propia salud se vio dañada por la austeridad con la que vivía. El 24 de agosto de 1617, a los 31 años de edad, murió en casa de un dignatario del gobierno, donde servía desde hacía tres años.
LECTIO
Primera lectura: 2 Cor 5,14-17
Hermanos: el amor de Cristo nos apremia, pensando que si uno murió por todos, todos murieron con él; y murió por todos, para que los que viven no vivan para sí, sino para quien murió y resucitó por ellos. Así que en adelante a nadie valoramos con criterios humanos; y si un tiempo conocimos a Cristo a lo humano, ahora ya no lo conocemos así. De modo que el que está en Cristo es una criatura nueva; lo viejo ya pasó y ha aparecido lo nuevo.
Palabra de Dios
R/ Te alabamos Señor
Estos cuatro versículos de la Carta a los Corintios reflejan la fe personal y profunda de Pablo en la muerte y resurrección de Cristo. Es lo que a él le ha llevado a entregarse a los demás y a anunciar el Evangelio. Las críticas y el desprestigio que otros están difundiendo en la comunidad de Corinto ya no le afectan. Hay dos afirmaciones que nos ayudan a comprender el sentido cristiano de esa entrega a los otros. La primera es la que dice «a nadie valoremos con criterios humanos», o sea, según la lógica y los intereses terrenos. Hay que cambiar de mirada a pasar de las relaciones instruméntales, guiadas por la consideración de los otros sólo como medios para nuestros fines, a unas relaciones basadas en el ser, en la acogida a los otros como valores, como personas que tienen una dignidad inalienable.
La otra afirmación impactante habla de «ser una criatura nueva». La fe en Cristo resucitado ha llevado a Pablo a cambiar personalmente y a comprometerse a cambiar el mundo. Pablo ha experimentado en su persona y en su misión lo que Jesús le pedía a Nicodemo. La acogida del Evangelio, que nos hace uno en Cristo, no nos aísla de los otros ni de los problemas cotidianos, sino que nos hace verlos de otra manera y nos da valor para luchar contra el mal que nos acecha.
EVANGELIO
Según san Juan 15,4-11
Seguid unidos a mí, que yo lo seguiré estando con vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid, así tampoco vosotros si no estáis unidos a mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no está unido a mí se lo echa fuera, como a los sarmientos, que se amontonan, se secan y se les prende fuego para que se quemen. Si estáis unidos a mí y mis enseñanzas permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y se os concederá». «Mi Padre es glorificado si dais mucho fruto y sois mis discípulos. Como el Padre me ama a mí, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa».
Palabra del Señor
R/ Gloria a ti, Señor Jesús
Estos versículos del evangelio de Juan que leemos en el día de Santa Rosa son el tema central del discurso de despedida de Jesús. El mensaje gira en torno a la expresión permanecer unidos a Jesús. Se pueden distinguirse dos partes, que subrayan algunas consecuencias de esta relación entre Jesús y sus discípulos: dar fruto, como el sarmiento que está unido a la vid, y vivir según el mandamiento del amor.
La exhortación a permanecer unidos a Jesús se ilustra con la alegoría de la vid. La vid es Jesús, los sarmientos son los discípulos, el viñador es el Padre, los frutos son las obras de amor, etc. La comparación trata de ilustrar una realidad más profunda y la expresa de una forma poética y muy usada en el Antiguo Testamento. Jesús utiliza, pues, una imagen conocida, pero le da un sentido nuevo. Lo importante es estar unidos a él para tener una nueva vida y poder así dar frutos.
La primera consecuencia de permanecer unidos a Jesús son los frutos: las actitudes, las obras, el estilo de vida. Al final de estos versículos se explicitan otras dos consecuencias de la unión con Jesús: sus palabras permanecerán en quienes estén unidos a Él y obtendrán lo que le pidan al Padre.
En la segunda parte (In 15,9-11), el amor no sólo es la savia que el sarmiento-discípulo recibe al estar unido a la vid-Cristo, sino también el fruto que dan los que viven en esta unión.
Tenemos en este pasaje un resumen de lo que significa ser discípulo de Jesús. Podríamos resumirlo en estos cuatro elementos: estar unidos a Jesús, conservar su enseñanza, orar al Padre y dar frutos (Jn 15,8).
MEDITATIO
Los textos bíblicos proclamados en este día de Santa
Rosa de Lima han sido seleccionados porque marcaron para ella la dirección de su vida. Conocido Cristo, no quiso saber nada de otros esposos. Luchó contra el deseo de sus padres de que se casara e hizo voto de virginidad para confirmar su resolución de vivir consagrada al Señor. Viendo lo que Cristo sufrió y el valor de la pasión, ella misma dijo: «Nadie se quejaría de sus cruces y sufrimientos si conociera cuál es la balanza con la que los hombres han de ser medidos». Y ella misma se fijó con un alfiler al cuero cabelludo la corona de rosas que su madre le puso en la cabeza un día de fiesta familiar.
La unión a Jesús, como el sarmiento a la vid, la llevó a vivir en plenitud el mandamiento del amor. Un día en que su madre le reprendió por atender en casa a pobres y enfermos, Rosa le contestó: «Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús».
Amante de la soledad, dedica gran parte del tiempo a la contemplación y desea introducir también a otros en los arcanos de la «oración secreta», divulgando para ello libros espirituales. Anima a los sacerdotes para que atraigan a todos al amor a la oración. Recluida frecuentemente en la pequeña ermita que se hizo en el huerto de sus padres, abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación de los pecadores y de los «indios». Por ellos desea dar su vida, y se entrega a duras penitencias para ganarlos a Cristo. Durante quince anos soportara una gran aridez espiritual como crisol purificador. También destaca por sus obras de misericordia con los necesitados y oprimidos.
ORATIO
Señor, tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor, sin apartarse del mundo, se consagrara a ti en la penitencia; concédenos por su intercesión que, siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida, lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos.
CONTEMPLATIO
«¡Ojalá todos los mortales conocieran el gran valor de la divina gracia, su belleza, su nobleza, su infinito pre-cio, lo inmenso de los tesoros que alberga, cuántas ri-quezas, gozos y deleites! Sin duda alguna, emplearían toda su diligencia, afanes y desvelos en buscar penas y aflicciones; andarían todos por el mundo en busca de molestias, enfermedades y tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro último de la constancia en el sufrimiento. Nadie se quejaría de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte si conociera las balanzas con que los hombres han de ser medidos» (de los escritos de santa Rosa de Lima).
ACTIO
Pide hoy la paz, la justicia y la salud para todos y, con santa Rosa de Lima, repite con frecuencia:
«Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor».
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
El divino Salvador, con inmensa majestad, dijo: «Que todos sepan que la tribulación va seguida de la gracia; que todos se convenzan de que sin el peso de la aflicción no se puede llegar a la cima de la gracia; que todos comprendan que la medida de los carismas aumenta en proporción con el incremento de las fatigas. Guárdense las personas de pecar y de equivocarse. Que nadie se engañe: ésta es la única verdadera escala de paraíso, y fuera de la cruz no hay camino por donde se pueda subir al cielo!».
Oídas estas palabras, me sobrevino un ímpetu poderoso de ponerme en medio de la plaza para gritar con grandes clamores, diciendo a todas las personas de cualquier edad, sexo, estado y condición que fuesen: «Oíd, pueblos, oíd, todo genero de gentes: de parte de Cristo, y con palabras tomadas de su misma boca, yo os aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones hay necesidad de trabajos y más trabajos para conseguir la participación íntima de la divina naturaleza, la gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del alma»
Este mismo estímulo me impulsaba impetuosamente a predicar la hermosura de la divina gracia, me angustiaba y me hacía sudar y anhelar. Me parecía que ya no podía el alma detenerse en la cárcel del cuerpo, sino que se había de romper la prisión y, libre y sola, con más agilidad se había de ir por el mundo, dando voces para anunciar la grandeza, la hermosura y la riqueza de la gracia (de los escritos de santa Rosa de Lima al médico Castillo).
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