"Este es el Sacramento de nuestra Fe"


Así pues, ofrezcamos a Dios sin cesar por medio de él un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.

No se olviden de hacer el bien y de ayudarse mutuamente, porque en tales sacrificios se complace Dios.

Obedezcan a sus dirigentes y pónganse bajo su autoridad, pues tienen que cuidar de ustedes y rendir cuentas a Dios. Procuren que puedan cumplir este deber con alegría y no con lágrimas, pues esto sería perjudicial para ustedes.

El Dios de la paz, que resucitó a aquel que por la sangre de la alianza eterna vino aser el gran pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, los capacite para cumplir su voluntad con toda clase de obras buenas. Que él mismo realice en nosotros lo que le agrada, por medio de Jesucristo, a quien corresponde la gloria por siempre. Amén. (Hb 13,15-17. 20-21)

Querido Hermanos y Hermanas: Paz y Bien

Después de nuestra reflexión anterior, hoy nos encontramos con el final de “la Carta a los Hebreos”. Considero que es necesario recordar que dicho texto en su conjunto no es una carta, pero tradicionalmente así se no ha transmitido. Independientemente de ello, hemos de destacar que este texto en su unidad y en su esencia nos viene a transmitir una bellísima catequesis sobre el señorío y el sacerdocio de Cristo. Único y auténtico sacerdocio que perdura eternamente. En este texto también encontramos que al mismo tiempo Cristo es Sacerdote y Víctima, por eso fue capaz de sellar la Alianza nueva y eterna.

Jesucristo mismo desde su sacerdocio nos recuerda una vez más que el culto auténtico al Padre es sin lugar a dudas la ofrenda de un corazón limpio. De un corazón puro. De un corazón sin doblez. De un corazón honesto y libre de toda ambición y de todo rencor. Por eso al momento de elevar nuestra plegaria de acción de gracias a Dios siempre tiene que ir acompañada de las obras. Recordemos que la boca habla de lo que está lleno el corazón. El alma que se olvida de agradecer a Dios todos sus beneficios no sólo materiales, sino también espirituales es un alma, un alma injusta. Un hijo mal-criado. Un hijo mal educado incapaz de darse cuenta de la obra de Dios en su vida. Todos sabemos que el máximo sacrifico de alabanza que podemos ofrecer a nuestro Padre que está en los cielos y en medio de nosotros es la Eucaristía. Acción de gracias por excelencia y sacrificio agradable al Padre. Por eso es necesario que todos la celebremos dignamente. Siendo conscientes de lo que estamos celebrando, de lo que estamos ofreciendo y de los frutos que podemos recoger en cada eucaristía. Esta ofrenda de acción de gracias es recogida por el presbítero que hace las veces de Jesucristo y las ofrece al Padre en Jesucristo a través de la Eucaristía. Por eso es necesaria la obediencia a nuestros pastores es agradable a Dios y nos ayuda a santificarnos. Que toda tu vida sea una obra buena agradable al Padre para que puedas ofrecer tus acciones, tus sentimientos y tus obras como ofrenda agradable al Padre. Ofrécele tu vida como holocausto agradable al Padre en Jesucristo por la salvación de la humanidad.

Paz y Bien

Fort Worth Tx. 5 de febrero de 2011

Fray Pablo Capuchino Misionero.

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