La humildad es la proyección...
7
de febrero
Proponte, por tanto, corresponder generosamente [al
amor de predilección de Dios para contigo], haciéndote digno de él; es decir,
semejante a él en las perfecciones adorables ya indicadas en las Escrituras y en
el Evangelio, y que tú ya las has aprendido. Pero, hermano mío: para que se dé
esta imitación, es necesaria la continua reflexión y meditación sobre su vida;
de la reflexión y meditación nace la estima de sus actos; y de la estima, el
deseo y el empeño de la imitación. Todo esto nos viene proporcionado por
nuestras leyes. Mantengámonos constantes en la exacta observancia de las mismas
y seremos perfectos.
Sobre todo tienes que insistir en lo que es la base de
la santidad cristiana y el fundamento de la bondad: en la virtud de la que
nuestro divino Maestro y nuestro seráfico Padre se nos proponen como modelos:
me refiero a la humildad. Humildad interna y externa; más interna que externa;
más vivida que mostrada; más profunda que visible.
(19
de agosto de 1918, a Fray Gerardo de Deliceto – Ep. IV, p. 25)
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