8 NUEVE DÍAS ACOMPAÑADOS CON SANTA CLARA DE ASÍS


OCTAVO DÍA

CLARA MADRE DULCE Y COMPASIVA 8- 9




Por la  señal de la Santa Cruz +
De nuestros enemigos +
Líbranos Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo + Amén

Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, a mí me pesa Señor, pésame en el alma y en todo mi corazón el haberte ofendido. Yo creo y propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, de apartarme de las ocasiones, de confesarme y de cumplir la penitencia que me fuera impuesta por mis pecados. Te ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Así como te suplico, así confío en tu misericordia infinita que me perdonarás y me darás luz y gracia para enmendarme y perseverar en tu santo servicio hasta el último instante y fin de mi vida amén.
Lectura bíblica: Números 6,24 - 26
“El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te muestre su rostro y te de la paz.”.

REFLEXIÓN
LA  BENDICION  DE  SANTA  CLARA
Nos encontramos ante un documento inédito, seguramente inspirado por San Francisco, pero escrito auténtico de Clara. El  texto  de  su  bendición  es  un  documento  quizá  único  en  la  historia  del cristianismo, escrito por una mujer. Nos referimos a la bendición que Santa Clara escribe y da en el lecho de muerte a sus hermanas, y seguramente que también a nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Señor os bendiga y os guarde.
Os muestre su faz y tenga misericordia de vosotras; vuelva su rostro a vosotras y os conceda la paz, a vosotras, hermanas e hijas mías, y a todas las que han de venir después de vosotras y han de formar parte de esta nuestra hermandad, y a todas las demás de toda la Orden que perseveren hasta el fin en esta santa pobreza. Yo,  Clara,  sierva  de  Cristo,  plantita  del padre nuestro  san  Francisco, hermana  y  madre  vuestra  y  de  las  demás  hermanas  pobres,  aunque  indigna, suplico a nuestro Señor Jesucristo
que, por su misericordia y por la intercesión de  su  santísima  Madre  María,  de  san  Miguel  arcángel,  de  todos  los  ángeles  de Dios y  de todos  los  santos  y  santas,  el  mismo  Padre  celestial  os  conceda  y confirme  esta santísima  bendición  en  el  cielo  y  en  la  tierra:  en  la  tierra multiplicándoos en gracia y en virtudes entre sus siervos y siervas en su Iglesia militante; en  el  cielo,  exaltándoos  y  glorificándoos entre  sus  santos  y  santas en su Iglesia triunfante.
Os bendigo en mi vida y después de mi muerte, en cuanto me es posible y más de lo que me es posible, con todas las bendiciones con que el mismo Padre de  las  misericordias  ha  bendecido y  bendecirá en  el  cielo  y  en  la  tierra a  sus hijos  y  a  sus  hijas  espirituales,  y  con  las  que  cada  padre  o madre espiritual  ha bendecido y bendecirá a sus hijos y a sus hijas espirituales. Amén.
Sed  siempre  amantes  de  Dios  y  de  vuestras  almas  y  de  todos  vuestros  hermanos para que observéis siempre solícitamente lo que al Señor prometisteis. El Señor esté siempre con vosotras y ojalá vosotras estéis siempre con Él. Amén.

Dulce, compasiva, solícita y caritativa, así era Clara se comportaba como una madre con sus hermanas, especialmente con las que sufrían por cualquier motivo. "Virgen prudentísima" la llama su hermana en una de sus cartas a Inés de Praga. Añade la crónica que, una noche, Clara la vio en oración, elevada del suelo y coronada con tres coronas que, de tanto en tanto, le colocaba un ángel. Al día siguiente logró que Inés le explicara cuáles eran los tres objetos de su contemplación: la bondad y paciencia de Dios para con los pecadores, cómo Cristo sufrió la pasión y muerte en cruz por toda la humanidad, y las penas de las almas del Purgatorio. Así pues, la bendición de santa clara nos manifiesta hasta dónde puede llegar su bondad y su generosidad, ya que su anhelo es hacer de sus comunidades una presencia perenne, actual y actuante de la misericordia de Dios, manifestada en la generosidad de ella misma y de sus hermanas. Ésta es la verdadera fraternidad, ésta es la verdadera comunidad, ésta es la verdadera sororidad, la que pone al centro y por encima de todas las cosas a Dios y al mismo tiempo hacer del servicio a las hermanas la suprema expresión del amor de Dios. El testimonio de la entrega generosa da testimonio de la bondad y la dulzura de Clara a tal punto que ella misma se ha convertido en una bendición no solamente para quienes vivieron en su tiempo, sino también para todos nosotros que hoy la recordamos y deseamos vivir el mismo Espíritu de pobreza, generosidad y compasión que caracterizaron a nuestra hermana.


Oración para todos los días:
Oh gloriosa Santa Clara, santa Virgen de Asís, míranos a tus plantas en este día que recurrimos a Ti. Venimos a solicitar tu intercesión por la conversión de los pecadores, y para que todos los cristianos seamos hoy luz del mundo para los que viven en tinieblas y en sombras de muerte. Tú fuiste ilustre y clara de nombre y de vida. Así queremos también nosotros seguir tus pasos. Para que en nosotros no haya oscuridad, ni tinieblas, sino sólo paz, justicia, salud y gozo en el Señor.
Intercede por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo que es la Luz del mundo. Que por Jesucristo, con Jesucristo y en Jesucristo resplandezca nuestra alma con la claridad de la gracia para que pueda brillar nuestra vida con la luz que recibimos el día de nuestro bautismo e iluminemos así a nuestros hermanos, anhelando la claridad de la visón divina. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor, Amen

Para revisar nuestra vida:

¿Cómo vivo la caridad para con quienes me rodean?
¿Cuándo y cómo manifiesto mi generosidad?
¿Cómo ejerzo la compasión para con los demás?
¿En qué momento ejerzo mi compasión con dulzura?
¿Soy consciente y me esfuerzo por ser una bendición para con quienes me rodean?

Aclamaciones

Alabado seas, mi Señor, por  nuestra Hermana Clara, dulce y compasiva.

- Padrenuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra cómo en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y libranos del mal.
- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es Contigo, bendita eres entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
- Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.

- Aquí se hace la petición: Se pide la gracia que se desea, o por la necesidad que se tenga.
Santa Clara de Asís:
Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.

-Alabado seas, mi Señor, nuestra hermana Clara generosa y entregada en la caridad a sus hermanas.

- Padrenuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra cómo en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y libranos del mal.
- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es Contigo, bendita eres entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
- Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.

- Aquí se hace la petición: Se pide la gracia que se desea, o por la necesidad que se tenga.
Santa Clara de Asís:
Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.

-Loados seas, mi Señor, por nuestra hermana Clara y porque a través de ella nos das tu bendición,

- Padrenuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra cómo en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y libranos del mal.
- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es Contigo, bendita eres entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
- Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.

- Aquí se hace la petición: Se pide la gracia que se desea, o por la necesidad que se tenga.
Santa Clara de Asís:
Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.

Oración final
Padre de las misericordias, que infundiste en santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo pobre, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina Contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.


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