Deja que el Espíritu te inunde de la gracia de Dios
21 de mayo
Da, pues, curso libre a las lágrimas, porque ésta es una obra de Dios; y no te amargues por lo que puedan imaginar los presentes. Los sobresaltos que sufres en el corazón son también queridos por Dios, y él los quiere para que su misericordia te haga más grata a él; y quiere que te asemejes a su amado Hijo en las angustias del desierto, del huerto y de la cruz. […].
El único consejo que puedo darte es que te atengas de forma estricta a cuanto te he dicho en el Señor, y que no hagas otra cosa que lo que el Espíritu Santo desea hacer en ti. Abandónate a sus actuaciones y no temas; él es tan discreto, sabio y suave como para no hacer más que el bien.
Los gozos internos, sobre todo si van acompañados del dulce y profundo sentimiento de humildad, no deben despertar sospecha alguna en ti, y hay que ensanchar el corazón y recibirlos.
(15 de abril de 1918, a Jerónima Longo – Ep. III, p. 1021)
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