Lucharás sin ser nunca derribado
17 de agosto
¿Es que es dulce la amargura del amor y suave su peso, pues vas diciendo que, al sentir esa inmensa pasión, no tienes modo de soportarla? Es pequeño tu corazón, pero es capaz de dilatarse; y, cuando ya no pueda contener la grandeza del Amado y resistir su inmensa violencia, no temas; porque él está dentro y fuera; y, al derramarse en el interior, sostendrá las paredes. Como concha abierta en el océano, tú beberás hasta saciarte y estarás rodeada de una abundancia muy superior a tu capacidad.
Dentro de poco ya no serás inexperta en los nuevos arrebatos del Amor, y sus asaltos ya no te resultarán insostenibles. Adiestrada ante sus conocidos dardos, lo llamarás a combate y lucharás, como Jacob con el ángel, sin ser nunca derribada.
(29 de julio 1920, a Jerónima Longo – Ep. III, p. l031)
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