Dios te ama y cuida de Ti!
3
de enero
La segunda máxima que deseo que lleves siempre gravada
en tu espíritu, es que Dios es nuestro padre; ¿y qué tienes que temer cuando se
es hija de tal padre, sin cuya providencia no caerá nunca un cabello de tu
cabeza? ¿No es en verdad muy extraño que, siendo nosotros hijos de tal padre,
tengamos y podamos tener otro pensamiento que no sea el de amarlo y servirlo?
Cuida y gobierna tu alma y tu familia como él quiere, y no te preocupes;
porque, si haces esto, verás cómo Jesús cuida de ti. «Piensa en mí, que yo pensaré en ti», dijo Jesús en
una ocasión a S. Catalina de Siena; y el Sabio dice: «Padre
eterno, vuestra providencia lo gobierna todo».
(15
de noviembre de 1917, a Antonieta Vona – Ep. III, p. 822)
La persona que
reconoce a Dios como su Padre y su Creador, siempre y en todo momento será una
persona que camine amablemente bajo la mirada de Dios. Será una persona siempre
segura de sí misma porque su seguridad y su confianza no dependerán nunca de los
éxitos o de los fracasos, de los aciertos o de los desaciertos de esta vida,
sino de que siempre camina de la mano de dios que le ama eternamente y no
permitirá nunca que tu pie tropiece en la piedra. Así podemos descubrir que
nuestra seguridad y todo el sentido de nuestra vida emanan de la fe en Dios. Podemos
también tener la certeza de que nuestra alegría y nuestro sentido profundo de
la vida no dimanan de los estados de ánimo en los que nos encontremos, ni
tampoco de los días nublados, o agotadores soleados, sino de saberse en las
manos amorosas de nuestro Padre Dios y tener la certeza de que Tú eres
importante para Él. Jesús cuida de Ti, Tú, por tu parte déjate ver por Él,
déjate apapachar, siéntete la persona más querida, más importante y más mimada
de Dios. Vive siempre en su presencia y verás como toda tu vida y la de los que
te rodean será una vida inundada de la paz, de la luz y de la gracia de Dios. Adiós
a las tristezas y a los falsos refugios porque sólo el corazón de Dios nos da
la seguridad de estar en paz con Él y con nosotros mismos, y esto genera una
profunda alegría de corazón.
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