Confía, por lo tanto, y no te desanimes.
31 de agosto Es verdad que las tentaciones a las que me veo sometido son muchísimas; pero confío en la divina providencia que no caeré en los lazos del tentador. Es verdad también que Jesús con mucha frecuencia se esconde, pero ¡qué importa! Yo, ayudado por usted, buscaré seguir siempre cerca de Jesús, pues usted me ha asegurado que no son abandonos sino bromas de amor. ¡Oh!, ¡cómo desearía en esos momentos tener a alguien que me ayudara a moderar las ansias y las llamas que inquietan mi corazón en esos momentos! (4 de septiembre de 1910, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 197) En el transcurso de la vida diaria nos vamos encontrando con diversas circunstancias que poco a poco van iluminando u opacando nuestro ser. Las tentaciones, que vienen y son fruto del influjo del tentador, no siempre se presentan como malas, no siempre son carnales, no siempre atacan directamente nuestra debilidad, sino que, por el contrario, también se nos pue