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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Lectio Divina Primer Domingo de Adviento B. Ojalá, Señor, rasgaras los cielos y bajaras.

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El Señor nos mostrará su misericordia y nuestra tierra producirá su fruto .   Isaías: 63, 16- 17.19; 64,2-7. 1 Corintios 1,3-9. Marcos 13,33-37 PRIMERA LECTURA Del libro del profeta Isaías: 63, 16- 17.19; 64,2-7        Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor; ése es tu nombre desde siempre. ¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte? Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad. Ojalá rasgaras los cielos y bajaras, estremeciendo las montañas con tu presencia.  Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia. Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti, hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él. Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia y no pierde de vista tus mandamientos.  Estabas airado porque nosotros pecábamos y te éramos siempre rebeldes. Todos éramos impuros y nuestra justicia era como trapo asquer

Lectio Divina Jueves XXXIV del Tiempo Ordinario A. Dichosos los invitados al banquete del Señor

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  Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor. Apocalipsis del apóstol san Juan: 18,1-2.21- 23; 19, 1-3. 9. Lucas: 21, 20-28     LECTIO   PRIMERA LECTURA Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 18,1-2.21- 23; 19, 1-3. 9   Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo. Su poder era inmenso y con resplandor iluminó la tierra. Gritó con voz potente y dijo: "Ha caído ya la gran Babilonia y ha quedado convertida en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus impuros, en escondrijo de aves inmundas y repugnantes".  Otro ángel poderoso levantó una piedra del tamaño de una rueda de molino y la arrojó al mar, diciendo: "Con esta misma violencia será arrojada Babilonia, la gran ciudad, y desaparecerá para siempre. Ya no se volverán a escuchar en ti ni cantos, ni cítaras, ni flautas, ni trompetas. Ya no habrá jamás en ti artesanos de ningún oficio, ni se escuchará más el ruido de la piedra de molino; ya no brillará

Lectio Divina Miércoles XXXIV del Tiempo Ordinario A. Todos los odiarán a ustedes por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá.

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    Señor, tus obras son maravillosas. Apocalipsis del apóstol san Juan: 15, 1-4. Lucas: 21, 12-19     LECTIO   PRIMERA LECTURA Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 15, 1-4   Yo, Juan, tuve una visión: Vi en el cielo otra gran señal maravillosa: Eran siete ángeles, portadores de las últimas siete plagas, con las cuales Dios pondrá fin a su cólera. Vi también una especie de mar de cristal, mezclado con fuego; y los vencedores de la bestia, de su estatua y del número simbólico de su nombre, estaban de pie junto al mar de cristal, con las cítaras que Dios les había dado, y cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; justo y verdadero tu proceder, rey de las naciones. ¿Quién no te respetará, Señor? ¿Quién no te alabará? Ya que sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque tus justas sentencias han quedado patentes".    Palabra de Dios.  R/. T

Lectio Divina Martes XXXIV el Tiempo Ordinario A. Sé fiel hasta la muerte y te daré como premio la vida, dice el Señor.

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  El tiempo de la cosecha ha llegado ya; la mies de la tierra está madura. Apocalipsis del apóstol san Juan: 14, 14-19. Lucas: 21, 5-11   LECTIO   PRIMERA LECTURA Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 14, 14-19   Yo, Juan, tuve otra visión: Vi una nube blanca y en ella a alguien que parecía un ser humano, con una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano. Entonces un ángel salió del templo y le gritó con potente voz al que estaba sentado en la nube: "Empuña la hoz y ponte a segar; el tiempo de la cosecha ha llegado ya; la mies de la tierra está madura". El que estaba sentado en la nube pasó su hoz sobre la tierra y recogió la cosecha de la tierra. Salió otro ángel del templo celestial, también él con una afilada hoz en su mano. Y salió del templo otro más, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó con potente voz al que tenía la hoz afilada: "Empuña tu hoz afilada y corta los racimos de la viña de la tierra, porque sus uvas ya están madu