viva Dios en lo más alto de los cielos



11 de noviembre

Es una crisis terrible la que atravieso, e ignoro lo que me está reservado. La crisis que atravieso es más espiritual que corporal, pero no es menos cierto que todo el físico siente y participa de manera extraordinaria de todos los sufrimientos de aquél, y que tanto uno como otro se unen para hacer que me marchite en el dolor.

¡Ay de mí!, ¿quién me salvará de esta cárcel tenebrosa?, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Pero, ¡viva Dios en lo más alto de los cielos! Él es mi fortaleza, él es la salvación de mi alma, él es mi porción de eternidad. En él espero, en él confío y no temeré mal alguno.
 (14 de julio de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 462)

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