"¡Apártate de mí Satanás!"
I Domingo de Cuaresma Génesis 2, 7-9;3.1-7; Romanos 5, 12-19; Mateo 4,1-11 Queridos hermanos y hermanas, el pasado miércoles dábamos inicio al tiempo sagrado, tiempo de gracia de la Cuaresma, un tiempo de careo con Dios. Tiempo de conversión, tiempo de reflexionar, de recordar que somos polvo, tal y como nos lo hace traer a la memoria la primera lectura que acabamos de proclamar. Lo más maravilloso de esta lectura es la imagen que nos manifiesta la ternura de un Dios que se abaja, se arrodilla para darnos su aliento de vida. ¡Qué bello, qué hermoso es este gesto de Dios! Soplar en nuestra nariz su aliento de vida. El Papa Francisco nos decía en su homilía del miércoles de ceniza: "Acuérdate que eres polvo, y al polvo volverás". El polvo en nuestras cabezas nos devuelve a la tierra, nos recuerda que venimos de la tierra y que volveremos a la tierra. Somos débiles, frágiles, mortales. A lo largo de siglos y milenios estamos de paso, fren