El demonio está siempre vigilando
27
de febrero
Las virtudes son como quien tiene un tesoro, que, si
no lo tiene escondido a los ojos de los envidiosos, se lo robarán. El demonio
está siempre vigilando; y él, el peor de todos los envidiosos, busca arrebatar
este tesoro, que son las virtudes, tan pronto como lo descubre; y lo hace
asaltándonos con ese enemigo tan poderoso que es la vanagloria.
Nuestro Señor, siempre atento a nuestro bien, para
preservarnos de este gran enemigo, nos lo advierte en varios lugares del
evangelio. ¿Acaso no nos dice que, si queremos hacer oración, nos retiremos a
nuestro cuarto, cerremos la puerta y oremos de tú a tú con Dios, para que
nuestra oración no sea conocida por los demás?; ¿que, al ayunar, nos lavemos la
cara para que no descubramos nuestro ayuno a los demás en la suciedad y la
palidez del rostro?; ¿que, al dar limosna, no sepa la mano derecha lo que hace
la izquierda?
(2 de agosto de 1913,
al P. Agustín de San Marcos in Lamis – Ep. I, p. 396)
En el mundo existen personas que sin tener la mínima precaución van deliberadamente manifestando lo que según ellos es una virtud, un don, una gracia, un carisma que Dios le ha dado. sin embargo, es necesario que reparemos en que cuando verdaderamente el señor ha tenido a bien regalarnos cualquier virtud que sea, en primer lugar, hemos de agradecerle infinitamente tan magnífico don. En segundo lugar, darnos cuenta que la mejor forma de agradecerle es custodiar dicha virtud y ponerla en práctica de manera humilde y sencilla.
Cuando una persona va presumiendo por ahí su dechado de virtudes, puede ser que sea el mismo demonio, enemigo de la comunión y de la verdad el que está impulsando a dicha persona a presumir lo que Dios le ha dado.
Es necesario, pues, que o que de palabra o de obra realices en esta cuaresma sea para mayor gloria de Dios y bien de la humanidad, es decir, ha de ser con toda la discreción posible y al mismo tiempo con la mayor humildad para que verdaderamente se vea la obra de Dios a través de la persona que es verdaderamente como se han de reconocer las virtudes.
Fray Pablo Jaramillo, OFMCap.
Puebla de Los Ángeles, 27 de febrero de 2020
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