Humildad interna y externa; más interna que externa



7 de febrero
Proponte, por tanto, corresponder generosamente [al amor de predilección de Dios para contigo], haciéndote digno de él; es decir, semejante a él en las perfecciones adorables ya indicadas en las Escrituras y en el Evangelio, y que tú ya las has aprendido. Pero, hermano mío: para que se dé esta imitación, es necesaria la continua reflexión y meditación sobre su vida; de la reflexión y meditación nace la estima de sus actos; y de la estima, el deseo y el empeño de la imitación. Todo esto nos viene proporcionado por nuestras leyes. Mantengámonos constantes en la exacta observancia de las mismas y seremos perfectos.
Sobre todo tienes que insistir en lo que es la base de la santidad cristiana y el fundamento de la bondad: en la virtud de la que nuestro divino Maestro y nuestro seráfico Padre se nos proponen como modelos: me refiero a la humildad. Humildad interna y externa; más interna que externa; más vivida que mostrada; más profunda que visible.
(19 de agosto de 1918, a Fray Gerardo de Deliceto – Ep. IV, p. 25.

Dios siempre nos hace dignos de su Amor y de su Misericordia. Sin embargo, el corazón de la persona es siempre engañoso, y muchas  veces por más que se esfuerce en hacer el bien que desea, termina llevando a cabo el mal que no quiere ni debe hacer. La lucha interior, más que exterior de las almas que tienen puesta su mirada en la Patria Eterna y en la correspondencia al Amor de de Dios, se ven profundamente dolidas cuando experimentan en su alma la traición al Amado. Sin embargo, más que el dolor y el sufrimiento es necesaria la apertura a la acción del Espíritu Santo, para que Él vaya generando en el alma la imitación, para ello es necesaria la reflexión profunda e iluminadora de la Palabra de Dios, que es donde se nos da un proyecto de vida. Al meditar en la vida de Jesús, surge la estima de sus obras, y al dejarse conducir por el Espíritu puedes descubrir humildemente que todo lo que de bueno, de bello y de santo hay en ti, es obra del mismo Espíritu de Dios. Entonces la humildad están en reconocer que Dios va obrando en Ti de manera silenciosa, pero al mismo tiempo, tú estás poniéndote confiadamente en las manos de Dios. 
Paz y Bien.
Puebla de Los Ángeles, 7 de febrero de 2020
Fray Pablo Jaramillo, OFMCap. 

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