NUEVE DÍAS ACOMPAÑADOS POR SANTA VERÓNICA GIULIANI OCTAVO DÍA Verónica: Santificada en la humilde obediencia 8-9
NUEVE DÍAS ACOMPAÑADOS POR SANTA
VERÓNICA GIULIANI
OCTAVO DÍA
Verónica: Santificada en la humilde obediencia 8-9
Por la señal de la Santa Cruz +
De nuestros enemigos +
Líbranos Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo + Amén.
Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, a mí me pesa Señor, pésame en el alma y en todo mi corazón el haberte ofendido. Yo creo y propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, de apartarme de las ocasiones, de confesarme y de cumplir la penitencia que me fuera impuesta por mis pecados. Te ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Así como te suplico, así confío en tu misericordia infinita que me perdonarás y me darás luz y gracia para enmendarme y perseverar en tu santo servicio hasta el último instante y fin de mi vida amén.
Oración preparatoria:
Dios de Amor y Misericordia que en la pasión de tu Hijo Amado nos has manifestado los tesoros del reino por su muerte y resurrección concédenos a ejemplo de Santa Verónica, vivir de tal manera que anhelando los bienes eternos, nos esforcemos en la práctica generosa de la caridad, por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Lectura bíblica: MATEO 20,20-28
"La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos, se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él para pedirle un favor. Jesús le preguntó:
--¿Qué quieres?
Ella le dijo:
--Manda que en tu reino uno de mis hijos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús contestó:
--Ustedes no saben lo que piden. ¿Acaso pueden beber el cáliz que voy a beber yo?
Ellos dijeron:
--Podemos.
Jesús les respondió:
--Ustedes beberán este cáliz, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que se les dará a aquellos para quienes mi Padre lo ha preparado. Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se enojaron con los dos hermanos. Pero Jesús los llamó, y les dijo:
--Como ustedes saben, entre los paganos, los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos.
Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá ser su esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir, y para dar su vida como precio por la salvación de muchos.”
Para orar:
Señor nuestro Jesucristo rostro humano de Dios y rostro divino del hombre,manifestación infinita de la misericordia del Padre, derrama sobre nosotros la Luz de tu Espíritu Santo para que podamos saber lo que te es grato, y cultivar así en nosotros la gracia de la santidad que Tú oh, Augusta Trinidad, has querido compartirnos.
Te pedimos por intercesión de Santa Verónica nos concedas el arrepentimiento de nuestros pecados, y la generosidad para darte a conocer a todos los que están cerca y lejos de Ti. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Del Diario de Santa Verónica Giuliani:
"Esta mañana, durante la comunión espiritual, parece que tuve el éxtasis en el cual el Señor me comunicó íntimamente sobre el anonadamiento de mi misma; y cómo me puede ayudar a superarme del todo en mi obrar. Aquí está la luz de mi impotencia; y, en esta comunicación, Dios me ha hecho conocer que, por medio del anonadamiento y del conocimiento propio, se encuentra la santa humildad, la cual es la raíz de todas las virtudes. Pero para que el árbol florezca y produzca fruto necesita esta clase de ayuda: el anonadamiento, el desprecio, el despojamiento, la mortificación continua y la abnegación total son imprescindibles en las cosas espirituales.
Todas estas cosas nosotros queremos para acompañar la santa humildad; y ella es la guía de todo, pero no se puede practicar, si uno no está totalmente de acuerdo con la divina voluntad. Un poquito de gusto propio tumba a tierra los cimientos y todo el edificio. (VOL. 1, 762 s.)
Me vino una gran luz sobre el punto de la obediencia y, al mismo tiempo, probé algo que no había probado antes. Me parecía sentir romper y levantarse de mí aquella obstinación que para mí era imposible poder vencer. De aquí aprendí cuán gran bien es obedecer; me parecía que todo los males vienen y tienen su origen en hacer nuestra propia voluntad; y que, cuando obedecemos con prontitud, con generosidad y por puro amor de Dios todas las cosas salen bien. ¡Oh, santa obediencia, qué gran bien eres para las almas fieles!" (VOL.
II, 529).
Reflexión:
Cristo Jesús se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz (cf. Flp 2,8ss) de tal manera que el modelo de obediencia es solamente Él. Jesús, el Hijo de Dios nos enseñó la importancia de saber obedecer con prontitud y hacer humildemente la Voluntad de Dios. Pero para ello, es necesario abrir nuestra mente y nuestro corazón al Espíritu de Dios para que vaya haciendo su obra de salvación en nosotros.
En un mundo permeado por el egoísmo, las ínfulas de grandeza y de poder, nuevamente sale a nuestro encuentro el valor de la humildad, de la sencillez y de la obediencia. Aspectos todos que cada cristiano ha practicar no desde las propias fuerzas, sino desde la apertura a la gracia de Dios que viene a nuestro encuentro como un don gratuito de parte del Padre de las misercordias.
Así, renunciando a nuestra voluntad egoísta nos vamos transformado en creaturas nuevas, capaces de morir a nosotros mismos para permitir que sea Cristo Jesús el qe viva en nosotros.
La obediencia humilde y la humildad en la obediencia, hacen del cristiano un alma grata a Dios y al mismo tiempo se convierte en testigo y testimonio de la grandeza de Dios que no radica sólo en su omnipotencia, sino en la capacidad de anonadarse, de empequeñecerse, de hacerse en todo semejante a nosotros, menos en el pecado.
Para revisar nuestra vida:
1ª. ¿Qué significa para mí la humildad?
2ª. ¿Cómo practico la obediencia?
3ª. ¿Soy capaz de obedecer con prontitud?
4ª. ¿Me presento humilde ante los demás?
5ª. ¿Me gusta obedecer o mandar?
Oremos juntos:
Se rezan tres Padre Nuestro y tres Ave María con Gloria al Padre con la siguiente jaculatoria
Santa Verónica Giuliani, Ruega por nosotros que recurrimos a Vos.
Oremos:
Señor Jesús, que has dicho: "y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su siervo." (Mt. 20,27), concédenos reconocer que todo bien procede de Tí, y que en tu Reino de Amor "servir es reinar". Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final:
Señor, Dios nuestro, que hiciste admirable por las señales de la pasión de tu Hijo a tu virgen santa Verónica, haz que, por su intercesión y ejemplo, aceptemos humildemente la cruz de Cristo para llegar a la gloria de su resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que Contigo vive y reina en Unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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