NUEVE DÍAS ACOMPAÑADOS POR SANTA VERÓNICA GIULIANI CUARTO DÍA Verónica: crucificada sin cruz 4-9
NUEVE DÍAS ACOMPAÑADOS POR SANTA
VERÓNICA GIULIANI
CUARTO DÍA
Verónica: crucificada sin cruz 4-9
Por la señal de la Santa Cruz +
De nuestros enemigos +
Líbranos Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo + Amén.
Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, a mí me pesa Señor, pésame en el alma y en todo mi corazón el haberte ofendido. Yo creo y propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, de apartarme de las ocasiones, de confesarme y de cumplir la penitencia que me fuera impuesta por mis pecados. Te ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Así como te suplico, así confío en tu misericordia infinita que me perdonarás y me darás luz y gracia para enmendarme y perseverar en tu santo servicio hasta el último instante y fin de mi vida amén.
Oración preparatoria:
Dios de Amor y Misericordia que en la pasión de tu Hijo Amado nos has manifestado los tesoros del reino por su muerte y resurrección concédenos a ejemplo de Santa Verónica, vivir de tal manera que anhelando los bienes eternos, nos esforcemos en la práctica generosa de la caridad, por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Lectura bíblica: Lucas Mt. 16,21-25
A partir de entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que él tendría que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo harían sufrir mucho. Les dijo que lo iban a matar, pero que al tercer día resucitaría. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo:
--¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Esto no te puede pasar!
Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro:
--¡Apártate de mi, Satanás, pues me pones en peligro de caer! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.
Luego Jesús dijo a sus discípulos:
--Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la
vida por causa mía, la encontrará.
Para orar:
Señor nuestro Jesucristo rostro humano de Dios y rostro divino del hombre,manifestación infinita de la misericordia del Padre, derrama sobre nosotros la Luz de tu Espíritu Santo para que podamos saber lo que te es grato, y cultivar así en nosotros la gracia de la santidad que Tú oh, Augusta Trinidad, has querido compartirnos.
Te pedimos por intercesión de Santa Verónica nos concedas el arrepentimiento de nuestros pecados, y la generosidad para darte a conocer a todos los que están cerca y lejos de Ti. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Del Diario de Santa Verónica Giuliani:
“Tuve un rapto, en el cual vi a Nuestro Señor, quien tenía en la mano una gran cruz. Así me habló: Esta es la cruz con la cual te he dotado: ora para que puedas participar de los frutos de este tesoro. Así consideran la cruz quienes me aman. Mientras esto me decía, me daba un íntimo conocimiento sobre el gran valor del sufrimiento.
Me daba a entender que todos los verdaderos tesoros se encuentran en la cruz, y me hacía comprender que, habiéndome dado Él la cruz por dote en los esponsales, me daba en posesión todo aquello que Él nos mereció por su Pasión y muerte en la cruz, y también vino a hacerme partícipe de los frutos del mérito infinito de su preciosa Sangre, y de todos sus méritos."
Reflexión:
Vivimos en la sociedad de la inmediatez. Queremos todo rápido y bien. La sociedad se desarrolla en una perspectiva de “eficacia” donde pone por encima de la persona el rendimiento y el acierto en el trabajo. Se suele pensar que la verdadera vida depende de lo que se tiene y de lo que se hace. ¿Y la cruz? ¡Ni hablar de ella! Esa es para los masoquistas, para los enfermos, para los que no se quieren y no se valoran.
¡Qué lejos están de obtener los tesoros del Reino quienes piensan así! Inclusive los mismos Apóstoles de Jesús no lo comprendían. Ahí tenemos a Pedro, a la “Roca” tratando de convencer a Jesús para que no haga la Voluntad de Dios, para que no cargue con su cruz. Que, por cierto, dicho sea de paso, no era su cruz, sino la tuya, la mía, la nuestra.
Cuando entendamos que la Cruz es el Libro de la Vida, entonces no solamente la aceptaremos, sino que la enarbolaremos como un trofeo que no ha hecho acreedores al Reino de los cielos.
Esta fue la experiencia de nuestra santa que aceptó la oferta que Jesucristo le hacía de compartirle su cruz. Ojalá y Dios nos conceda la gracia de cargar dignamente nuestra cruz para poder obtener los frutos de este tesoro.
Para revisar nuestra vida:
1ª. ¿Qué significa la Cruz para mí?
2ª. ¿Cuál es mi actitud en el momento del sufrimiento?
3ª. ¿Abrazo con alegría la cruz?
4ª. ¿Ayudo a los demás a llevar su propia cruz?
5ª. ¿Soy consciente de los tesoros del Reino que brotan de la cruz?
Oremos juntos:
Se rezan tres Padre Nuestro y tres Ave María con Gloria al Padre con la siguiente jaculatoria
Santa Verónica Giuliani, Ruega por nosotros que recurrimos a Vos.
Oremos:
Señor Jesús, que por cumplir la Voluntad del Padre te ofreciste en la Cruz y quisiste asociar de manera especial a Sta. Verónica a tus sufrimientos, concédenos contemplarlos, y completarlos en nosotros para el bien de tu Cuerpo, que es la Iglesia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Oración final:
Señor, Dios nuestro, que hiciste admirable por las señales de la pasión de tu Hijo a tu virgen santa Verónica, haz que, por su intercesión y ejemplo, aceptemos humildemente la cruz de Cristo para llegar a la gloria de su resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que Contigo vive y reina en Unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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