Ora y ofrécete por todos, especialmente por los que no quieren convertirse


26 de noviembre

No todos estamos llamados por Dios a salvar almas y a propagar su gloria mediante el elevado apostolado de la predicación; y has de saber que este no es el único y solo medio para alcanzar estos dos grandes ideales. El alma puede propagar la gloria de Dios y trabajar por la salvación de las almas mediante una vida verdaderamente cristiana, orando incesantemente al Señor que «venga su reino», que su santísimo nombre «sea santificado», que «no nos deje caer en la tentación», que «nos libre del mal».

Esto es lo que debes hacer también tú, ofreciéndote plena y continuamente al Señor por este fin. Reza por los malvados, reza por los tibios, reza también por los fervorosos, y reza de modo especial por el sumo Pontífice, por todas las necesidades espirituales y temporales de la santa Iglesia, nuestra muy tierna madre; y eleva una oración especial por todos los que trabajan por la salvación de las almas y por la gloria de Dios en las misiones, entre tanta gente infiel e incrédula.

  (11 de abril de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 68)

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