¡Date la oportunidad de ser feliz HOY!
24
de enero
El apóstol se alegra al pensar que por nada será
confundido y que de ningún modo descuidará su deber de apóstol de Jesucristo.
Se alegra también de que en su cuerpo, incluso en medio de todas las cadenas a las
que está sometido, Jesús siempre será glorificado. Si vive, exaltará a
Jesucristo por medio de su vida y de su predicación, también estando en cárcel,
como ya lo había hecho hasta ahora predicando a Jesucristo a los del pretorio;
si, en cambio, es martirizado, glorificará a Jesucristo ofreciéndole el supremo
testimonio de su amor.
Por tanto, declara abiertamente que su vivir es
Cristo, que es para él como el alma y el centro de toda su vida, el motor de
todas sus acciones, la meta de todas sus aspiraciones. Y después de haber dicho
que su vida es Jesucristo, añade también que su morir es una ganancia para él,
porque con su martirio dará a Jesús testimonio solemne de su amor, conseguirá
que su unión con Jesús sea más irrompible, y aumentará también la gloria que le
espera.
¿Qué dices, Raffaelina, de este modo de hablar? ¡Las
almas mundanas, al no tener ningún conocimiento de gustos sobrenaturales y
celestiales, al oír semejante lenguaje, se ríen y tienen razón!, porque el
hombre animal, dice el Espíritu Santo, no percibe las cosas que son de Dios.
Ellas, pobrecillas, que no tienen otros gustos que no sean de barro y de
tierra, no pueden hacerse una idea de la felicidad que las almas espirituales
dicen experimentar al padecer y morir por Jesucristo.
¡Oh, cuánto mejor para ellas si, en lugar de
maravillarse y de reírse, reconocieran su culpa y admiraran, al menos en
silencioso respeto, la entrega afectuosa de estas almas, que tienen un corazón
tan encendido en amor divino!
(23 de febrero de 1915, a Raffaelina Cerase –
Ep. II, p. 340)
Comentarios
Publicar un comentario