El cuidado de tu cuerpo
27 de enero
Si la
providencia ha alejado de nosotros el motivo de descuidar el alma para poder
preocuparnos de mejorar nuestro cuerpo, ha sido infinita la sabiduría de Dios
al haber puesto en nuestras manos todos los medios para poder hermosear nuestra
alma, también después de haberla deformado con la culpa. Basta que el alma
quiera colaborar con la gracia divina para que su belleza pueda alcanzar tal
esplendor, tal belleza, tal hermosura que logre atraer hacia sí, por amor o por
asombro, no sólo los ojos de los ángeles sino los del mismo Dios, de acuerdo al
testimonio de la misma sagrada escritura: «El
rey, es decir Dios, se prendará de tu
belleza».
(16 de noviembre de 1914, a
Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 226)
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