Escucha la voz del Señor y no endurezcas tu corazón

13 de enero

Procuren, hermanos, que ninguno de ustedes tenga un corazón malo, que se aparte del Dios vivo por no creer en él. Más bien anímense mutuamente cada día, mientras dura este “hoy”, para que ninguno de ustedes, seducido por el pecado, endurezca su corazón; pues si nos ha sido dado el participar de Cristo, es a condición de que mantengamos hasta el fin nuestra firmeza inicial. (Hebreos 3,12-14)

Querido Hijo, Hija. Hermano, Hermana. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. Este Espíritu ha hecho realidad la alianza que Dios ha querido hacer con todos y cada uno de nosotros. El precio fue precisamente el derramamiento de la Sangre del Cordero Inmaculado sin mancha ni arruga. Fue su sacerdocio en el cual Él mismo se ofreció como Cordero y Pastor al mismo tiempo. Tal era el Sacerdote que nos convenía tener y Jesucristo ha sido el único que al ofrecerse a sí mismo como ofrenda agradable al Padre ha sido capaz de sellar esa Alianza nueva y Eterna. ¡Oh maravilloso don!

La respuesta de parte de cada uno de nosotros a este tan hermoso gesto de amor tiene que ser necesariamente el aspirar sobre todas las cosas a poseer el Espíritu del Señor y Santa operación. Hemos de presentarnos ante Dios con un corazón puro, limpio de malicia, de soberbia, de vanidad de pecado. Esta actitud reflejará cada día en nosotros que creemos verdaderamente en Aquel que se ha convertido para nosotros en Camino Verdad y Vida. Sólo la Fe no conduce a la Caridad y por lo tanto a la santidad. Recordemos que es en el corazón donde se gestan todos los malos y buenos deseos y es precisamente en el corazón donde debemos abrigar sentimientos de piedad y amor. De santidad y de entrega. Manteniéndonos fieles e inconmovibles en la fe hasta que sea la manifestación gloriosa de nuestro Señor Salvador Jesucristo.

Que María la madre del Amor nos acompañe en nuestro diario caminar.

Paz y Bien

Con mis oraciones:

Fray Pablo Capuchino Misionero.