Lampara es tu Palabra para mis pasos. Luz en mi sendero.
Hermanos: la palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas. Puesto que Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo, mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las misma pruebas que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con plena confianza, al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno. (Hebreos 4,12-16)
Querido Hijo, Hija. Hermano, Hermana: Paz y Bien
Hoy la Carta a los Hebreos nos pone ante la transparencia de la cercanía y por lo tanto de la realidad de Dios en nuestra vida. La única Verdad objetiva, no hay otra. Sólo la Palabra de Dios nos puede salvar. Sólo la Palabra de Dios nos puede cuestionar. Sólo la Palabra de Dios nos puede interpelar. ¿Por qué? Mis queridos hijos recordemos que Ésta Palabra es Dios mismo. Es la Palabra que existe desde siempre y por siempre. Es la Palabra que estaba con Dios, y es Dios. Y esta Palabra se ha hecho carne en el Seno Purísimo de la Santísima Virgen María. Es la Palabra por la cual fueron creadas todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles.
Por eso mis queridos Hijos esta Palabra tiene la fuerza y la capacidad de penetrar hasta lo más profundo de tu corazón y de tu alma. Porque esta Palabra está dentro de Ti, de la misma manera que estuvo dentro del Seno Purísimo de la Santísima Virgen María. Es a través del Espíritu Santo que esta Palabra habita en ti y renueva día a día tu juventud. Es una Palabra que hace nuevas todas la cosas y que te da la oportunidad de convertirte en una persona libre y amante de Dios, de la humanidad y de la libertad. Dios te conoce hasta médula de los huesos. ¡Déjate amar por Él! No desperdicies la gracia que Dios te da. Acude al Trono de la gracia para que puedas beber de las fuentes de agua viva que brotan del costado santísimo del Cordero Inmaculado, la Palabra hecha Carne. Que María la Madre del Amor te conduza por el camino de la paz y del amor.
Paz y Bien
Fort Worth 15/01/11
Fray Pablo Capuchino Misionero.
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