La tración del Amor


MIÉRCOLES SANTO

LA TRAICIÓN DEL AMOR

EL ENIGMA DE JUDAS

El mismo día en que una mujer en Betania vertía sobre la cabeza de Jesús aceite perfumado, como signo concreto de amor, Judas se reunía con los jefes del Sanedrín para convenir el precio de la entrega del Maestro (Cf. Mt 26,14-16; Mc 14,10; Lc 22,3-6).

La posición de Judas y sus intenciones están entre los enigmas más grandes de la historia.

Judas es llamado por Jesús. Desde el principio es uno de los 12. podía haber llegado a ser alguien importante, un Santo al servicio de Jesús. Pero fue todo lo contrario.

Entre los elegidos por Jesús, Judas ha sido uno de los que el Maestro no pudo formar.

Por qué judas no se ha dejado modelar por Jesús y ha rechazado su colaboración en tal obra?

Judas es un hombre a quien Jesús ha dado un puesto de relieve entre los doce. Lo ha hecho ecónomo, administrado de lo poco que podían tener: guardaba la bolsa.

Durante la semana Santa, la Iglesia, en el curso de los siglos, ha reflexionado sobre este enigma: Misterio de iniquidad!, el de un apóstol que se convirtió en traidor. Durante algún tiempo, el Miércoles Santo estuvo lleno del recuerdo de la traición. Era un día más doloroso que el mismo Viernes Santo. En éste, el recuerdo de la muerte de Jesús está ya iluminado por el resplandor de la resurrección.

El Miércoles Santo, en cambio, está abrumado solamente por la ignominia de la traición del pacto de Judas.

Por este motivo, el Miércoles Santo y los otros miércoles de Cuaresma estuvieron marcados, durante algún tiempo, por el ayuno y las obras de penitencia.

La meditación de la Iglesia se inspiraba en un responsorio que se expresaba así: “Uno de mis discípulos hoy me entregará; ay de aquel por quien yo sea entregado; sería mejor para él si no hubiera nacido.

El que ha mojado conmigo en el plato es el que está por entregarme en las manos de los pecadores”.

EL AMOR TRAICIONADO

Nada sirve para alejar a Judas de su proyecto de traición. Se trataba de hacer arrestar a Jesús sin perturbar el orden público.

Jesús era demasiado popular. Podría haber una sublevación del pueblo en su favor! Judas resolvió su problema recibiendo la compensación de 30 monedas de plata, precio que se pagaba para comprar un esclavo.

Había un jardín, fuera de la ciudad, sobre las faldas del Monte de los Olivos. Debía pertenecer a los amigos de Jesús, pues el Maestro se retiraba regularmente a ese lugar, cuando se encontraba en Jerusalén, para orar por la noche. !No habría nadie!

La captura de Jesús sucedió en una noche de luna llena.

Después de la captura de Jesús, Judas desaparece de la escena. Durante el proceso de Jesús no se habla más de él, aunque durante el mismo desfilan falsos testigos.

TRAIDORES EN COSAS GRANDES Y PEQUEÑAS

Los hechos son estos. Pero qué motivos han llevado a judas a esta traición, la mayor de la historia, que ha convertido su nombre en sinónimo de traidor?

Lucas y Juan llegan a la misma conclusión terrible. Lucas dice: “Satanás entró en Judas”, y él se fue, guiado por Satanás, el ser sin amor, a discutir con los sacerdotes y los jefes sobre el modo de entregar a Jesús en sus manos.

Juan recuerda que mientras Jesús y los Apóstoles estaban cenando “el Demonio había puesto ya en el corazón de Judas Iscariote el pan de traicionarlo.

Como Dios busca instrumentos para llevar a cabo su obra, así hace el Demonio: encuentra en Judas su instrumento.

Ningún hombre resulta más útil a Satanás que un apóstol pervertido.

Judas había sido enviado en misión por Jesús, había salvado a otros echando demonios en nombre de Cristo. Pero, no fue capaz de mantenerse libre del dominio de Satanás.

Judas hubiera podido mantener al demonio fuera de su vida y cerrar su corazón al tentador, pues nadie puede ser usado por Satanás sin darle el propio consentimiento. Satanás sólo puede entrar si le dejamos abierta la ventana de la propia voluntad, siendo así, se mete hasta lo más profundo de nuestro ser.

Judas fue la persona -“Tú o Yo”- cuya tragedia fue el no aceptar a Jesús tal como era y haber querido hacer de su Maestro lo que él hubiera querido que fuera. También nosotros podemos traicionar a todas horas en cosas pequeñas y grandes. Judas fue un hombre como “Tú, como Yo”, no más ni menos pecador. Simplemente un hombre. Aquel hombre que se aleja de la luz y va en busca de la oscuridad, de las tinieblas y dejando la compañía de la Luz que no conoce el ocaso, es el representante del Judas de todos los tiempos, que va reflejando una fisonomía con diferentes rostros que no se pueden identificar o definir porque están envueltos en: la mentira, la soberbia, el rechazo, la injusticia, la lujuria, la ira, el odio, la traición. Sólo envueltos en tinieblas y sobras de muerte.

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