Himno a San Conrado de Parzham Capuchino
La puerta limosnera del convento
con el altar de gracias de María
testigos son de amor y de plegaria,
que han visto a fray Conrado día a día.
Un serafín de amor quisiste ser
viviendo tu silencio y tu armonía,
y a todo el mundo cándido invitabas
a unirse a tu amorosa sinfonía.
La santa comunión cada mañana
tu corazón amante enardecía;
a los pies de la Madre clementísima,
allí junto a la lámpara que ardía.
En tierra de teólogos insignes
tu santidad sencilla florecía,
y fuiste luz, sermón de la montaña,
y en tu candor la Iglesia te escogía.
Conrado, caridad del Evangelio,
de la necesidad un fiel vigía,
contigo caminamos a su encuentro,
que tiene en el dolor feligresía.
Excelsa Trinidad a quien los ángeles
y el orbe entero rinde pleitesía,
tu gloria y santidad glorificamos,
oh bello amor, que toda culpa expía. Amén
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