Me parece que el tiempo pasa velozmente y que no tengo tiempo suficiente para orar



25 de octubre

Las más de las veces me produce gran sufrimiento tratar con los demás, excepto con aquellas personas a las que se habla de Dios y de la preciosidad del alma. Precisamente por esto amo tanto la soledad.

Con mucha frecuencia me supone gran trabajo satisfacer las necesidades de la vida; es decir, comer, beber, dormir; y me someto a ellas, como si fuera un condenado, sólo porque Dios lo quiere.

Me parece que el tiempo pasa velozmente y que no tengo tiempo suficiente para orar. Me siento muy atraído por las buenas lecturas; pero leo bastante poco, porque estoy imposibilitado por la enfermedad y también porque, abierto el libro, después de una breve lectura, me encuentro profundamente recogido, de forma que la lectura se convierte en oración.

Desde que el Señor me va concediendo estas cosas, me siento muy cambiado, como para no reconocerme en lo que yo era antes.
(1 de noviembre de 1913, al P. Benedicto de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 420)

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