Oh Dios, tú eres mi Dios, yo confío en ti


6 de octubre

Vive tranquila, queridísima hija, borra de tu imaginación lo que pueda turbarte, y repite con frecuencia a nuestro Señor: Oh Dios, tú eres mi Dios, yo confío en ti; me asistirás y serás mi refugio y yo nada temeré; porque tú, no sólo estás con él, sino que estás en él y él en ti. ¿Qué puede temer el hijo en los brazos de un tal padre? Sé, mi queridísima Herminia, como los niños; no piensan casi nunca en su futuro, tienen quienes piensan por ellos; son bastante fuertes, solamente están con su padre. Haz tú también lo mismo, queridísima hija, y vivirás en paz.

 (23 de abril de 1918, a Herminia Gargani – Ep. III, p. 724)

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