Segundo día del Triduo en honor a San Francisco de Asís. "Dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta".
Segundo día:
Dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta.
Oración ante el Cristo de San Damián:
“Oh alto y glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta, esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento. ”
Texto para reflexionar: (Mt 7,1-29)
1 No juzguen, para no ser juzgados.
2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
3 ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Deja que te saque la paja de tu ojo», si hay una viga en el tuyo?
5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6 No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
7 Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
10 ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
11 Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
12 Todos los que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
13 Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.
14 Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
15 Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
17 Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos.
18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.
19 Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego.
20 Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
21 No son los que me dicen: «Señor, Señor», los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?».
23 Entonces yo les manifestaré: «Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal».
24 Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
26 Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena».
27 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande».
28 Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza,
29 porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.
El primer paso que nos invita a dar el Pobrecillo de Asís es el de la conversión, de ahí el reconocer la grandeza de Dios y su infinita misericordia y amor. La conversión, de cualquier cristiano inicia por este volverse a Dios, fuente de luz que puede iluminarlo todo y a todos. Dios no es una idea, un concepto abstracto, ni mucho menos un vago fundamento de sentido que nos lleva a huir de la propia realidad, todo lo contrario, Dios es la plenitud de la vida y por ello, desde ahí la vida tiene sentido, lo mismo que la conversión, este volverse a Dios tiene sentido desde el amor que Dios mismo nos tiene. Por lo tanto podemos sostener que Dios es Alguien viviente y absoluto.
Por ello, la experiencia de Dios en la persona realiza simultáneamente, una identidad personal. La identidad de hijos y la identidad de estar hechos a imagen de Ese Dios que nos ha amado hasta dar la vida por nosotros. Se trata de nuestra identidad personal más íntima y genuina que nos conduce al encuentro con el Señor, abriéndonos y haciéndonos disponibles a su gracia y a su voluntad.
No existe conversión sin iluminación. El ser humano por sus propias fuerzas no puede volverse a Dios. La condición humana necesita de esa luz, del Sol que nace de lo alto para poder ser consciente del llamado que Dios le hace a una existencia nueva, la existencia de hijo, de amigo, no de esclavo, sino de hombre libre y liberador. Una existencia basada en los valores evangélicos y en el testimonio profundo de vida que brota de la experiencia de Dios.
Cristiana o evangélicamente hablando, los valores de esta vida o de esta nueva existencia según Dios son teologales. No brotan ni del esfuerzo personal, ni de la terapia psicológica ni del empeño en la persona por ser más virtuosa. Brotan del corazón de Jesús.
Es el Espíritu Santo quien los inspira y quien inyecta en la persona la gracia primero para pedirlos y luego para vivirlos. Porque ¡Claro! Si yo pido una virtud y el Señor me la concede, luego estoy “obligado a vivirla”, a proyectarla con mi testimonio de vida. Esto implica a la persona de manera integral, es decir, el cristiano debe aprender una nueva forma de vivir, de pensar y de sentir para que Dios vaya haciendo su obra en él.
Por eso Inmediatamente Francisco solicita del Señor las tres virtudes más importantes: la fe, la esperanza y la caridad. Es bien sabido que el vivir de manera extraordinaria estas virtudes, conducen al ser humano a la santidad. Vivir de manera heroica en lo ordinario la Fe, la Esperanza y la Caridad es vivir la esencia del Evangelio. En definitiva e vivir en el amor.
Pero estas virtudes, si prestamos atención, Francisco las califica. Les da un color particular. Tanto que podríamos nosotros unir una virtud a un consejo evangélico. Dice Francisco dame fe recta. Cierto. No una fe que vaya detrás de cualquier viento de doctrina como les sucedía a los herejes que eran coetáneos de Francisco. Sino una fe recta católica, hoy que todo lo relativizamos, incluyendo la fe y la religión, es necesario saber que Dios se nos ha revelado en Jesucristo dentro de la Iglesia Católica, en esto consiste la fe recta en aceptar la verdadera religión entendemos pero hay algo más detrás. La fe recta es la que puede movilizar en Francisco y en los Hermanos Menores, más aun en los cristianos la vida sin propio. La vida de auténtica pobreza. Solamente quien tiene una fe recta puede experimentar una pobreza con alegría. Hoy la sociedad nos invita a llenar nuestra vida de cosas y vaciarla de Dios, sin embargo Cristo nos dice: “Donde está tu tesoro ahí está tu corazón”. Para Francisco el Tesoro fue Cristo pobre, humilde y crucificado.
Francisco continúa y dice dame, esperanza cierta. La esperanza cierta, de que mi vida de castidad consagrada no será un fracaso. Pero no sólo de mi vida consagrada, sino de la vida de todo cristiano. De tu vida joven que debe irradiar la pureza de corazón. De tu vida padre y madre de familia que debe irradiar la fidelidad a tu esposa, a tu esposa y a tus hijos. Debes tener una esperanza alegre y consistente, aún a pesar de las múltiples caídas si es que las hay, no te desanimes. Las caídas por pequeñas o más graves que sean mi esperanza no está puesta en mí, en mis posibilidades, en aquello que yo puedo hacer, sino en Sus posibilidades, en las de Dios… El es mi esperanza de fidelidad en la castidad consagrada con mayúsculas. El es mi esperanza, Ellll, no yo. Porque mi fidelidad es la fidelidad de Dios. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Él basta. Todo es posible en Cristo que nos fortalece.
Y finalmente pide: dame caridad perfecta. A lo largo de todos los escritos Francisco cada vez que haga referencia a la obediencia, va a estar hablando de la obediencia en el contexto del amor. Del amor a Dios y del amor a los hermanos. Caridad perfecta para vivir una obediencia verdadera, caritativa y perfecta. Esta obediencia envuelta en el amor y la caridad que brotan del corazón de Jesús se ha de hacer presente en el propio contexto y en el propio estilo de vida, sea cual fuere tu vocación. Porque la única vocación de todo cristiano es la vivencia de la caridad y la apertura a la santidad. Recuerda que no basta con ser bueno, sino que es necesario que te abras a la santidad que no es otra cosa sino la presencia de Dios en tu vida, en tu historia y en tu vocación. Haciendo así de tu vida, de tu historia y de tu vocación un himno de alabanza al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo porque te ha mirado con amor y misericordia infinitos.
Para reflexionar:
1. ¿Pido constantemente a Dios el don de la fe?
2. ¿De qué manera lo hago, con humildad o con exigencia?
3. Sabiendo que la fe es un regalo de Dios, ¿la comparto con los demás?
4. ¿Cuánto me preocupo por cultivar mi fe?
5. ¿En qué o en quién está puesta mi esperanza?
6. Mi esperanza ¿la vivo con alegría, o como una carga, como un determinismo?
7. ¿Soy consciente de que yo debo ser una persona de esperanza para mí y para los demás?
8. Mi caridad ¿Cómo la aplico y la practico?
9. ¿Soy verdaderamente generoso en la vivencia de mi caridad o aún en eso regateo mi generosidad?
10. ¿Cultivo la caridad como un valor primario en la vida?
Reza tres Padres Nuestros, tres aves marías con Gloria al Padre…
ORACIÓN FINAL:
1Salve, reina sabiduría, el Señor te salve
con tu hermana la santa pura simplicidad.
con tu hermana la santa pura simplicidad.
2Señora santa pobreza, el Señor te salve
con tu hermana la santa humildad.
con tu hermana la santa humildad.
3Señora santa caridad, el Señor te salve
con tu hermana la santa obediencia.
con tu hermana la santa obediencia.
4Santísimas virtudes, a todas os salve el Señor, de quien venís y procedéis.
5Ningún hombre hay absolutamente en el mundo entero que pueda poseer una de vosotras si antes no muere.
6El que posee una y no ofende a las otras,
todas las posee.
todas las posee.
7Y el que ofende a una, ninguna posee y a todas ofende (cf. Sant 2,10).
8Y cada una confunde los vicios y pecados.
9La santa sabiduría confunde a Satanás
y todas sus malicias.
y todas sus malicias.
10La pura santa simplicidad confunde toda la sabiduría de este mundo (cf. 1 Cor 2,6)
y la sabiduría del cuerpo.
y la sabiduría del cuerpo.
11La santa pobreza confunde a la codicia
y a la avaricia y a los cuidados de este siglo.
y a la avaricia y a los cuidados de este siglo.
12La santa humildad confunde a la soberbia y a todos los hombres que hay en el mundo, y asimismo a todas las cosas que hay en el mundo.
13La santa caridad confunde
a todas las tentaciones diabólicas y carnales y a todos los temores carnales.
a todas las tentaciones diabólicas y carnales y a todos los temores carnales.
14La santa obediencia confunde
a todas las voluntades corporales y carnales, 15y tiene mortificado su cuerpo
para obedecer al espíritu
y para obedecer a su hermano,
a todas las voluntades corporales y carnales, 15y tiene mortificado su cuerpo
para obedecer al espíritu
y para obedecer a su hermano,
16y está sujeto y sometido a todos los hombres que hay en el mundo,
17y no únicamente a solos los hombres,
sino también a todas las bestias y fieras,
sino también a todas las bestias y fieras,
18para que puedan hacer de él lo que quisieren,
cuanto les fuere dado desde arriba por el Señor (cf. Jn 19,11).
cuanto les fuere dado desde arriba por el Señor (cf. Jn 19,11).
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