Combate como valiente y tendrás el premio de las almas fuertes


7 de diciembre

Recuerda, mi brava hija, que Dios puede rechazar todo en una criatura concebida en pecado y que lleva la impronta indeleble heredada de Adán; pero de ningún modo puede rechazar el deseo sincero de amarlo. Por eso, si por otros motivos no puedes estar segura de la piedad celestial hacia ti, y no quieres creerme a mí que te hablo en el Señor, al menos debes estar segura por ese motivo.

Como conclusión, puedes y debes estar tranquila y contenta. Créeme a mí que te hablo de parte de Dios. Aleja esos temores, aparta esas sombras con las que el demonio está oscureciendo tu alma para atormentarte y alejarte, si fuera posible, de la comunión frecuente y del camino de la perfección.

Sé que el Señor permite al enemigo estos asaltos, porque su misericordia te hace más grata a él y quiere que te asemejes a él en las angustias del desierto, del huerto y de la cruz; pero tú debes defenderte alejándolo y despreciando sus malignas insinuaciones. ¿Me he explicado? Ánimo, pues, y adelante siempre. Combate como valiente y tendrás el premio de las almas fuertes.

 (6 de diciembre de 1916, a Herminia Gargani – Ep. III, p. 659)

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