Dios perfecciona tu vida en la medida en que Tú le dejes
4
de diciembre
Con repetidos golpes de afilado cincel y con trabajo
diligente al pulirlas, suele el artista divino preparar las piedras que deben
entrar en la construcción del edificio eterno. Así canta la Iglesia en el himno
del oficio de la dedicación de una iglesia; y así es en verdad. A la ya larga y
variada prueba por parte de los tuyos al elegir tu estado de vida, el Señor, en
su bondad infinita, añade la del temor y el temblor espiritual, con algún
complemento de desolación.
Agradécele, pues, que te trate como a elegida para seguir
de cerca a Jesús en la subida al Calvario. Yo contemplo con alegría y conmoción
de espíritu este modo de actuar de la gracia en ti, hija queridísima de mi
corazón. Si no te viera tan zarandeada, no estaría tan contento, porque vería
que el Señor te regala menos joyas. Es por esto que yo, que con santa caridad
deseo vivamente tu progreso, gozo y me alegro cada día más al pensar en esta
situación.
(6 de diciembre de 1916, a Herminia Gargani –
Ep. III, p. 659)
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