¡Ha encontrado un amante!
2 de marzo
Mi queridísimo padre, querría por un momento abrirle mi interior para hacerle ver la llaga que el dulcísimo Jesús ha abierto amorosamente en mi corazón. Éste, por fin, ha encontrado un amante que se ha enamorado de él de tal forma que no sabe cómo intensificar ese amor.
A este amante usted ya lo conoce. Es un amante que no se enfada nunca con quien le ofende. Sin número es el número de sus misericordias, que mi corazón lleva consigo. Este corazón reconoce no tener absolutamente nada de que gloriarse ante él. Él me ha amado; ha querido preferirme a muchas criaturas.
Y cuando le pregunto qué he hecho para merecer tantos consuelos, él me sonríe y me va repitiendo que a tan gran intercesor nada se le niega. Como recompensa me pide sólo amor; pero ¿no se lo debo por gratitud?
¡Oh si pudiera, padre mío, alegrarle un poco, de la misma forma que él me alegra a mí! Él de tal forma se ha enamorado de mi corazón que me hace arder de su fuego divino, de su fuego de amor. ¿Qué es este fuego que me invade totalmente? Padre mío, si Jesús nos hace tan felices en la tierra, ¿qué será en el cielo?
(3 de diciembre de 1912, al P. Agustín de San Marco in Lamis – Ep. I, p. 316)
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